Con las manos manchadas de tinta, los borbotones de sangre inocente guardan una calidez cercana. Sobra con ver los 20 mil cadáveres de niños palestinos masacrados para sentir la rabia necesaria y estallar en un elegante panfleto incendiario. Es en esta puta parte del guion cuando más vergüenza
En este escenario de vergüenza no se puede escribir sino desde la impaciencia y el dolor. Tal es la asepsia del condicionamiento, que a veces nos falta talento para la vulgaridad y sólo damos asco
Se necesita ser demasiado estúpido para no reconocer, entre la asfixia inhumana de las llamas y los cadáveres, la rúbrica de “genocidio”; un genocidio que se expande como escabrosa araña impúdica —insomne fruto de los juegos de guerra del deudor Netanyahu y su camarilla de zafios—, con sus emanaciones fútiles centradas en la desaparición de un grupo humano —el palestino—
¿Jaulas para inmigrantes? Por el sólo hecho de ser extraños, ¿encerrarlos, tratarlos como animales, igual a bestias rabiosas? No me sorprende. Como se puede constatar, no hay algo más común en la historia del hombre que las rejas, las empalizadas, las jaulas y las cárceles
En las mesas de “acusación” del TNP —que precisamente abandonó Israel semanas atrás (algo que ya había hecho Trump en 2018)—, Irán fundamentó argumentos donde se describe que su programa nuclear se centra exclusivamente en fines civiles y no en armas nucleares
Inflamarse la lengua hablando de la importancia del trabajo conlleva, sin lugar a duda, su esfuerzo, pero no son esos los músculos que generan la energía para que el mundo continúe girando
La sangre empieza a imprimir su dolor sobre el blanco final: mueren 12 personas más, en su mayoría empleados del restaurante, dejando sesenta y dos heridos de gravedad por los alrededores ya en escombros
Y es ahí, le comento a una entrañable amiga —que también oficia en las letras—, donde el lenguaje se trasmuta en una poética de vida. Dolor y traición alrededor, sí; pero también la belleza entrevista entre velos de la realidad del arte
«No se molestó [Hadi Matar] en informarse sobre el hombre a quien había decidido matar. Según su propia confesión, apenas si leyó dos páginas de mis escritos y vio un par de videos de YouTube donde salía yo; y con eso tuvo suficiente
Bueno o malo, poco importa. El asunto es que sea consciente de que el hombre de la modernidad está “demasiado muerto para vivir y demasiado vivo para morir”.