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Región

Bajo ataque de la derecha, las universidades élite de EU

Por: David Brooks y Jim Cason / La Jornada

Nueva York y Washington, 6 de enero.- Algunas de las universidades más famosas de Estados Unidos se encuentran ahora en medio de la guerra de Israel, y por lo menos dos rectores han renunciado en la disputa que estalló con un nuevo movimiento de estudiantes y algunos profesores exigiendo un cese el fuego en Gaza, condenando las atrocidades de las fuerzas israelíes y la complicidad de Washington en lo que llaman crímenes de guerra.

La presidenta de la Universidad de Harvard, Claudine Gay, renunció esta semana, siguiendo a su contraparte de la Universidad de Pensilvania, Elizabeth Magill –ambas de la llamada Liga Ivy de universidades de mayor prestigio en la costa este–, quien se vio obligada a dejar su cargo en diciembre.

Las protestas, ocupaciones y marchas que han estallado por todo el país –en las calles, oficinas de gobierno, ante empresas, en plazas y puentes y hasta dentro del propio gobierno en demanda de un fin de las hostilidades en la franja de Gaza– también han sacudido a las casas de estudios superiores del país. Hoy día, hay más protestas en más universidades que en cualquier otro momento en los recientes 35 años, reportó The New York Times.

Musulmanes y judíos unidos

Este activismo estudiantil, el más poderoso encabezado por una alianza entre jóvenes judíos y musulmanes, han provocando alarma entre algunos de los donantes ricos cuyos nombres decoran edificios e instalaciones académicas presionando a las juntas de gobierno de estas instituciones a controlar los estallidos entre el alumnado, junto con el gobierno de Israel y sus aliados sionistas en Estados Unidos empleando la misma arma para suprimir estas expresiones: «Toda crítica contra Israel es antisemitismo«.

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Más aún, ultraconservadores que han formado una ofensiva contra la libertad académica durante años –buscando cómo anular programas de diversidad racial, inclusión y equidad, así como censurar o eliminar disciplinas que abordan una visión crítica de la historia estadunidense, las libertades civiles de las mujeres, de las minorías y la comunidad gay– ahora se han sumado a la campaña sionista para promover su agenda.

Para ellos, la rectora de Harvard –la primera afroestadunidense y sólo la segunda mujer en la historia de 388 años de esta catedral académica de la élite estadunidense– fue un objetivo perfecto para esta alianza de facto entre sionistas y fuerzas derechistas estadunidenses.

Fue en ese fuego cruzado que tres rectores se presentaron a una audiencia de la Cámara baja el 5 de diciembre convocada por la mayoría republicana justo para usar el tema del «antisemitismo» en su continuo ataque contra lo que consideran el control de la academia por administraciones y facultades «liberales».

Ahí, en una sesión que después fue vista por millones, una sola legisladora republicana trumpista logró poner en jaque a los rectores de tres de las universidades más distinguidas del país –Harvard, Pensilvania y MIT– al preguntarles si las declaraciones de estudiantes de amenazas de genocidio contra judíos violaban los códigos de conducta en sus instituciones.

Las tres líderes de algunas de las coronas de la inteligencia académica del país ofrecieron respuestas muy cautelosas y, titubeando, se centraron en defender la libertad de expresión. Pero con ello le dieron a los sionistas y derechistas justo el regalo que deseaban, y el cual usaron de inmediato fabricando un gran escándalo nacional. Cuatro días después, la rectora de la Universidad de Pensilvania, Magill, se vio obligada a renunciar a su puesto. Esta semana, su contraparte de Harvard, que parecía había logrado sobrevivir la tormenta, hizo su anuncio.

Otra rectora, Nemat Shafik de la Universidad de Columbia, evadió presentarse en esa audiencia y por ahora ha sobrevivido, pero no sin controversia. Ante protestas identificadas como propalestinas en el lujoso campus, el gobierno de la universidad anunció que estaba suspendiendo a dos grupos que han encabezado las protestas: Estudiantes por Justicia en Palestina y Voz Judía por la Paz (Jewish Voice for Peace), entre otras medidas que fueron denunciadas por algunos alumnos por suprimir su libertad de expresión.

Una de las medidas impulsadas por Shafik llama a que manifestantes «propalestinos» dejen de corear frases en apoyo a «una intifada» y otras, porque son consideradas «antisemitas».

El profesor Rashid Khalidi, historiador en Columbia y uno de los intelectuales palestino-estadunidenses más destacados, denunció la medida, afirmando que «es una norma prohibir el uso o aprender estos términos y sus historias, en favor a privilegiar la política de sentimientos. Mientras podría ser apropiado para un Finder, es difícil imaginar un manera más contraria a la idea más básica de una universidad».

Bajas terribles

«Este es un momento terrible«, comentó Khalil Gibran Muhammad, profesor de historia en la Escuela Kennedy de Harvard, en entrevista con The New York Times al reaccionar a la noticia de la renuncia de la rectora. “Los líderes legislativos republicanos han declarado la guerra contra la independencia de las universidades, tal como lo ha hecho el gobernador DeSantis en Florida. Sólo estarán envalentonados con la renuncia de Gay. Por cierto, a fines de noviembre en Florida el presidente del Sistema Estatal Universitario exigió que todas las universidades estatales suspendieran agrupaciones afiliadas como «Estudiantes por Justicia en Palestina«, e incluso acusó que estaban brindando apoyo material al grupo «terrorista» Hamas.

«Esto pone en peligro la autonomía de las universidades de Estados Unidos«, declaró Robert Reich en torno a la presión de los donantes multimillonarios sobre las decisiones internas de estas instituciones académicas.

Triunfos de conservadores

Para la derecha, las renuncias fueron triunfos. La legisladora que interrogó a las tres rectoras, Elise Stefanik, escribió un mensaje en la red social X después de la noticia de la renuncia de Gay: «Dos bajas», y añadió que ”es sólo el inicio”, prometiendo más audiencias, mientras donantes multimillonarios reiteraron su intención de acabar con los programas de diversidad, inclusión y que buscan una visión crítica de la historia de este país.

Los estudiantes y sus aliados no han cesado de exigir un cese el fuego y el fin de la complicidad estadunidense con la guerra de Israel, como también rechazar la agenda ultraconservadora en sus escuelas y universidades.

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