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Opinión

Apuntes postsoviéticos | Algo en común

Por: Juan Pablo Duch

Los gobernantes de muchas de las repúblicas que formaron parte de la Unión Soviética tienen algo en común: comparten la convicción de que una vez que toman las riendas de sus respectivos países nunca las soltarán por voluntad propia y no necesitan que sus conciudadanos aprueben sus políticas.

Al mismo tiempo, con cierta periodicidad y una dosis de cinismo, requieren legitimarse en las urnas, aunque, sometidos los inconformes ya sea en la cárcel o el exilio, con una mayoría que prefiere guardar silencio para no sufrir represión, no deja de ser una farsa y los resultados de la votación, siempre favorables, se conocen de antemano.

Esta semana correspondió celebrar su quinta relección a Ilham Aliyev, cuya familia se instaló en la cúspide del poder en Azerbaiyán hace 31 años cuando su padre, Geidar, ex presidente del KGB en esa república caucásica y miembro del Politburó del Partido Comunista de la Unión Soviética, asumió la conducción política del pueblo azerí.

El actual presidente, de 62 años, continuador del dominio del clan de los Aliyev, hace unos días dio un paso más hacia perpetuarse en el poder (por lo menos, hasta 2031) al ganar unos comicios en que no tuvo rivales, sólo simples comparsas que en el único debate entre aspirantes que hubo y que él rehusó participar, no escatimaron elogios a la gestión del mandatario.

Ilham Aliyev –que igual que el nicaragüense Daniel Ortega, delega parte de sus facultades en su esposa, en este caso, Mehriban, con rango de vicepresidenta primera–, logró con el decisivo respaldo de Turquía.

Y ante la pasividad de Rusia formalmente aliada de Armenia, resolver por la fuerza la añeja disputa territorial del enclave de Nagorno-Karabaj, que terminó con el éxodo de más de 100 mil habitantes armenios, lo cual sin duda incrementa su popularidad en un sector de la sociedad azerí, pero no es creíble que haya obtenido más de 92 por ciento de los votos, seis puntos más que en la anterior elección de 2018.

Azerbaiyán no es ninguna excepción. Los gobernantes de Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia, Turkmenistán y Uzbekistán hacen lo mismo que Aliyev. Ya el mes próximo, Vladimir Putin, titular del Kremlin desde hace 24 años, logrará, sin rivales en las urnas, su enésima relección hasta 2030 y, en teoría, puede aspirar a un sexenio más.

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