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Opinión

Allende y don Pablo por las grandes alamedas

Por: Raúl Romero*

Pablo González Casanova solía narrar con ironía lo que sus detractores decían de él y sus constantes viajes a Chile durante su etapa como rector (1970 -1972): “viajé tanto, que me decían que estuve más en el Palacio de la Moneda que en la Rectoría, y que por eso me había pasado lo que me había pasado”. Entrevistado por Claudia Rojas, Hugo Miranda, quien fuera director de la Casa de Chile en México, recordará: “el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Pablo González Casanova va a Chile, tiene vinculación con la Universidad de Chile, dicta conferencias, tiene reuniones con el mundo intelectual y todo eso va concitando una amistad y un vínculo muy estrecho entre México y Chile”.

Para aquellos años, don Pablo no sólo ocupaba la Rectoría de la UNAM, en sus obras La Democracia en México y Sociología de la Explotación había manifestado su compromiso contra la desigualdad y la explotación, eligiendo como alternativa las luchas por el socialismo, la democracia y la liberación, a la que años más tarde se referirá como “tres alternativas en una”. Las experiencias del gobierno de Jacobo Arbenz, la revolución cubana y la revuelta mundial de 1968 marcarían profundamente a González Casanova en aquellos años, y desde luego, seguiría con atención el ascenso de la Unidad Popular al gobierno de Chile. Desde distintos espacios, se comprometerá profundamente con la vía chilena al socialismo, y también abrirá espacios para la difusión y fortalecimiento de aquella experiencia. Después del fatídico 11 de septiembre de 1973, don Pablo dedicará sus energías para ayudar a traer a México a intelectuales y dirigentes políticos que en Chile estarán en riesgo de cárcel, tortura y muerte.

Su relación con Pedro Vuskovic, quien fuera ministro de Economía con Salvador Allende, y quien luego del golpe de Estado fuera asilado en México, será testimonio de esta solidaridad.

Con sus grandes amigos Luis Cardoza y Aragón y Lya Kostakowsky, don Pablo se acercará a toda una potente red de intelectuales, artistas y dirigentes populares comprometidos con las luchas de América Latina. Es así que González Casanova forjará amistad con Pablo Neruda, quien también lo mantendrá informado sobre los detalles y particularidades del proceso en Chile.

Si la revolución cubana convocó a González Casanova a estar en la primera línea de la solidaridad en la lucha antimperialista, la Unidad Popular y Salvador Allende lo llevarán a reflexionar sobre la vía pacífica, legal y democrática al socialismo, un socialismo que al mismo tiempo planteaba la lucha contra el imperialismo y por el internacionalismo. Los procesos de nacionalización del cobre, del hierro y del carbón le permitían observar al rector de la UNAM la diferencia del proceso chileno con otros populistas y nacionalistas revolucionarios en la región.

Pero González Casanova no sólo reconocía la hazaña del pueblo chileno, además sentía un profundo respeto por Salvador Allende, a quien veía como un estupendo orador, un gran político y sobre todo a un revolucionario. Apenas unas semanas después de haber renunciado a la UNAM, en noviembre de 1972, a petición directa de Allende, don Pablo participará haciendo contactos y relaciones para el histórico viaje que el presidente chileno realizó en diciembre del mismo año a México.

Don Pablo destacaba de Allende su congruencia, de hacer lo que decía y a lo que se comprometía: “Usó la palabra como anuncio exacto de la acción”. Salvador Allende, reconocía que el autor de La Democracia en México tenía un lugar junto a Fidel Castro como dirigentes de procesos revolucionarios que teorizaban sobre sus procesos y que con sus discursos y escritos contribuían a educar y a armar con teoría a los pueblos.

Seis años después de golpe de Estado en Chile, don Pablo escribirá: “Murió como ningún presidente latinoamericano, investido de los símbolos que le diera el pueblo, las armas en la mano, el palacio incendiado y deshecho, vivo el proyecto de defensa de la ley para elprograma popular, y naciendo una nueva historia que escribirían, según pensaba, América y su pueblo”.

La represión neofascista y neocolonialista que se desataría primero en Chile, y luego en gran parte de América Latina, comprometerán a González Casanova a apoyar el exilio y a colaborar en el resguardo de la memoria heroica del pueblo chileno. Fue así que entre otras iniciativas apoyó al Centro de Estudios Latinoamericanos Salvador Allende, que fomentará el análisis de la vía chilena al socialismo y recuperará escritos del ex presidente chileno.

“Cada pueblo es libre para escoger su propio camino al socialismo”, decía Salvador Allende, y González Casanova ayudó a comprender que la vía escogida por el pueblo chileno era un aporte a las luchas de América Latina y del mundo. Hoy Allende y don Pablo caminan por las grandes alamedas de la historia, y más temprano que tarde los pueblos de nuestra América recorrerán esa senda que ayudaron a trazar ellos y tantos hombres y mujeres más.

*Sociólogo

Twitter: @RaulRomero_mx

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