Baja California

En el IMSS confundir una apendicitis con dolores de parto, ha costado dos vidas

Por: Dianeth Pérez Arreola / La Jornada Baja California

Mexicali. El próximo lunes se llevará a cabo una protesta frente al IMSS para pedir justicia en el caso de Keren Vallejo, pero también por todos los casos de negligencia médica que ocurren y quedan sin castigo. Esta historia es una de ellas.

Ana Bertha Salaices tenía 7 meses de embarazo. Ella estaba casada con el más joven de los hermanos de la familia Arreola Aranda, Eliseo.

Un día empezó a sentir dolores en el abdomen y fueron a la Clínica 31 del IMSS en Mexicali. Le hicieron algunos estudios y los médicos no atinaban a decir cuál era el problema, así que decidieron dejarla internada al sospechar que podía tratarse de un parto prematuro.

Era 1984 y Bertha tenía entonces 26 años. Ella y Eliseo se conocieron en la entonces Escuela -hoy Facultad- de Odontología de la UABC, donde él estudiaba la carrera de Cirujano Dentista y ella formaba parte del personal, cuentan las hermanas de Eliseo, quien falleció por problemas del corazón en 2020.

Después de algún tiempo de noviazgo se casaron por el civil. Bertha soñaba con un matrimonio religioso, pero Eliseo, ateo empedernido, se negaba rotundamente.

Los días pasaban y ella seguía hospitalizada en el IMSS. Ni daba a luz ni se le quitaban los dolores. Las hermanas de Eliseo recuerdan que él les decía a los médicos que si era necesario la sometieran a una operación para que averiguaran qué pasaba con su esposa, y que eligieran la vida de ella sobre la de su hijo si tenían que tomar una decisión drástica.

“¿Usted sabe más que nosotros?”, le contestaban los médicos. La tía de Bertha era enfermera del IMSS, así que creían que se le estaba poniendo una atención y un cuidado especial.

Después de muchos días internada, decidieron finalmente hacerle una cesárea. Era un día por la mañana, pero en eso llegó una emergencia y decidieron aplazar la operación y ceder el uso del quirófano.

Cuando la intervinieron ese mismo día por la noche, su condición había empeorado drásticamente. A toda prisa la abrieron para darse cuenta que el problema era una apendicitis que no detectaron a tiempo, narran las hermanas de Eliseo.

El apéndice había estallado. Cuando esto sucede se dispersa el contenido del intestino en la cavidad abdominal, lo que se conoce como peritonitis y la consecuencia más grave es una infección o sepsis que provoca la muerte.

El bebé nació muerto; la cesárea y el diagnóstico acertado llegó demasiado tarde. Ella permanecía en cuidados intensivos, pero Eliseo tenía suficientes conocimientos de medicina para saber que era cuestión de horas que perdiera también a su esposa.

La madre de Eliseo quiso ir a buscar un pequeño ataúd para el bebé, pero él decidió esperar. Horas más tarde Bertha falleció. La colocaron en el ataúd abrazando al hijo que nunca conoció. Las hermanas de Eliseo me cuentan que ,en la misa de cuerpo presente, Eliseo pidió al sacerdote que los casara, para no despedirse sin cumplir el deseo de ella.

Él nunca quiso denunciar a los médicos que trataron a su esposa. Decía que con eso no le iban a devolver las vidas perdidas. La familia de ella tampoco quiso llevar a cabo ninguna acción legal, por la relación laboral existente.

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