El Club de frijoles en Napa da impulso a productores mexicanos desde 2008
CDMX/ Nueva York / Napa, 4 de septiembre.-Inicialmente, algunos de los productores mexicanos estaban dudosos del proyecto de exportar frijoles a Estados Unidos a través de la empresa Rancho Gordo-Xoxoc. Si dedican un año para producir más frijoles, ¿cómo podían estar seguros de que el mercado se mantuviera?
El dueño de Rancho Gordo, Steve Sando, entendía esa preocupación. El problema con las exportaciones tradicionales a los proveedores de supermercados u otros canales de distribución en Estados Unidos es que requieren de descuentos sustanciales y que cuando tienen demanda de frijoles uno o dos años, de repente pueden cambiar a otras cosas y, cuando esa demanda desaparece, el pequeño productor se queda con demasiado producto en las manos.
“Empezamos en 2008, ese fue nuestro primer envío y ha crecido lentamente, pero crecemos, crecemos y crecemos”, explica Sando. No ofrece descuentos y no busca ampliar el proyecto de manera demasiado acelerada. Bajo este esquema, los productores participantes pueden crecer junto con él, y en parte es por ello que tiene a miles en la lista de espera. Para satisfacer la demanda, necesitan hoy día un productor que pueda ofrecer unas 45.3 toneladas (100 mil libras) de un tipo de frijol, y “granjas pequeñas, sobre todo los granjeros indígenas en México, no necesariamente pueden hacer eso. Pero sencillamente usamos lo que nos pueden ofrecer, y lo enviamos al club”.
En México
En México, para los agricultores, el proyecto ha representado “un cambio importante”, explica Gabriel Cortés, cofundador de Xoxoc. Ellos ponen el precio del frijol y tienen garantizada su compra. “Hay gente que ha generado arraigo de nuevo a su tierra, jóvenes que han dicho ya no quiero migrar”, explicó Cortés en entrevista en México.
Actualmente, de acuerdo con Cortés, exportan para Rancho Gordo cerca de 19 toneladas cada dos meses. Además del frijol, también comercializan xoconostle (el producto original que vendían, antes de conocer a Steve), chocolate, barro bruñido de Puebla, utensilios de madera de Guerrero, molcajetes, maíz, servilletas para tortillas. En total, trabajan con cerca de 3 mil productores en varios estados.
“Steve dice que es un mexicano disfrazado de gringo, porque su corazón está en México”. De todos modos, admite Cortés, “fue difícil que un extranjero viniera y nos dijera que tenemos tanta variedad”. A la vez, “si no hubiera llegado Steve con ese gusto por los frijoles, hubiéramos seguido consumiendo lo mismo y no hubiéramos tenido este impacto tan importante en las diversas variedades de la semilla”.