American curios | Mad (Locura)
Joe Biden advirtió el jueves pasado que estamos al borde del «Armagedon», si es que su contrincante Vladimir Putin cumple con su amenaza de usar un arma nuclear táctica en Ucrania. Tanto Biden como Putin han amenazado con consecuencias catastróficas si alguien impide lo que ellos quieren durante los últimos meses. Ahora el mundo está en manos de dos personas que amenazan usar todo para lograr sus supuestos objetivos racionales de poder.
Biden indicó que «no hemos enfrentado la posibilidad de Armagedon desde Kennedy y la crisis de los misiles en Cuba» hace 60 años, culpando a Putin de llegar a este punto por su invasión de Ucrania en comentarios en una cena para recaudar fondos electorales para el Partido Demócrata en Nueva York (¿será recordada como «la ultima cena»?)
Que un presidente se atreva a decir que las cosas han llegado a este punto es nada menos que una confesión de fracaso, ya que el primer deber de un mandatario –según ellos mismos– es garantizar la seguridad de su pueblo. Echarle la culpa al contrincante es, por supuesto, de esperarse. Washington sigue pretendiendo que es inocente en la crisis monumental en torno a Ucrania, pero los propios arquitectos y operadores estadunidenses de la guerra fría –de George Kennan hasta Henry Kissinger, entre otros– advirtieron que brotaría una nueva guerra fría y un conflicto como el de Ucrania si Estados Unidos continuaba violando el acuerdo verbal con Gorbachov de no buscar ampliar su alianza militar europea al desmantelarse la Unión Soviética.
Ambos, Putin y Biden –y aliados de ambos– comparten responsabilidad por lo que debería de ser un delito de lesa humanidad: amenazar a la humanidad proclamando que están dispuestos a contemplar el apocalipsis en sus juegos de poder con todo y sus justificaciones «racionales». Nos están invitando al mismo manicomio.
Aunque palabras apocalípticas sobre una guerra nuclear no son nada nuevo, sí sorprende que después del comentario alarmante de Biden no pasó nada: no cambió el debate político cotidiano aquí, no fue el tema principal en los medios, no hubo reunión de emergencia en la ONU ni tampoco se emitieron alertas a la población sobre bajo cual escritorio uno debe esconderse si estalla «la bomba». Ni los pacifistas y sus ONG, ni centros de análisis, organizaciones civiles dedicadas al bienestar de las mayorías, ni fuerzas de izquierda aquí convocaron a reuniones y movilizaciones inmediatas. ¿Por qué?
¿Nadie les cree? Al día siguiente, el viernes, la encargada de prensa de la Casa Blanca señaló que los comentarios de Biden no estaban basados en ningún tipo de nueva inteligencia y no había información de que Rusia estaba contemplando usar armas nucleares de manera inminente. O sea, ¿fue sólo otro ejemplo más de un político que se salió del guión? Nada más que en este caso, ese político, como su contrincante, tiene su dedo sobre «el botón nuclear».
¿O todos están acostumbrados a vivir bajo la sombra apocalíptica nuclear que, a fin de cuentas, ha acompañado a la humanidad desde 1945, cuando primero se usaron estas armas por nadie menos que Estados Unidos?
Vale repetir que la doctrina del llamado «equilibrio nuclear», que imperó entre ambas superpotencias, giraba sobre el entendido de que usar sus armas nucleares contra el otro era suicidio mutuo y resultaría en la destrucción del mundo (de hecho, aún existen suficientes armas nucleares para hacer justo eso). Esa doctrina se llamaba Destrucción Mutua Asegurada y sus siglas en inglés son MAD, palabra que se traduce como «loco». Sigue vigente… y sigue siendo una locura.
No hay otra respuesta racional mas que exigir que se vayan ambos líderes por atreverse a amenazarnos con el fin de nuestro mundo. Cualquier otra sería sencillamente mad.
Tom Lehrer. We Will All Go Together When We Go. https://open.spotify.com/track/2ILOKStuQTILjVsb1icklE?si=b2da715b82d1437d
Trombone Shorty & Allen Toussaint. On Your Way Down. https://open.spotify.com/track/4rVNF535Hq51io9BmEyyhK?si=7d325d636550439c