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Opinión

Musa Verde | Un Millón / Horacio de la Cueva

Por: Horacio de la Cueva

Nuestro siglo xxi ha sido duro para el planeta y para nosotros, nos ha alejado de cualquier utopía surgida en el siglo xx y nos ha confrontado con la realidad planetaria que creamos; tan es así que hemos llamado Antropoceno a este eón. Es discutible si esta época geológica es otro concepto antropocéntrico cuyo efecto apenas será medible en la historia de la tierra o si somos una contingencia mayor, como lo fue el cometa que causó la transición K-T (Cretácico-Terciario) o K-Pg (Cretácico-Paleogeno) hace 66 millones de años extinguiendo a los tetrápodos — vertebrados de cuatro patas, principalmente dinosaurios— mayores a los 25 kg y un sinnúmero de plantas, creando la oportunidad de la evolución de los mamíferos y las plantas con flores.

En nuestro Antropoceno también hay extinciones más allá de lo esperado —cuando menos 95 % de las especies que habitaron el planeta están extintas, la evolución y extinción de especies son eventos biológicos normales. Podemos calcular una tasa de extinción normal y medir si las extinciones en una época determina están arriba o debajo de esa tasa; la tasa de extinción actual está arriba de lo normal. Si esta tasa de extinción continua, podemos perder un millón (1 000 000) de especies en unos cientos de años.

Es una tarea obligada y necia a la vez preguntar por la(s) causa(s) de la extinción; sabiendo que hay una tasa constante de extinción ¿Qué causa las extinciones extraordinarias (no esperadas)? ¿Qué especies se pueden extinguir? ¿Podemos prevenir o impedir las extinciones? ¿Cómo se verá el mundo con un millón de especies menos? ¿Estamos en la lista?

La mejor explicación que tenemos para explicar la tasa de extinción actual es que nuestra especie ha modificado al planeta lo suficiente como para alterar suficientes hábitats a un grado tal que las especies no pueden sobrevivir en ellos. 

La expansión de la frontera agrícola y ganadera, la explotación forestal en bosques templados y tropicales, la minería a cielo abierto y las pesquerías modifican directamente hábitats y redes tróficas (relaciones entre depredadores y presas que van desde las plantas hasta los grandes carnívoros pasando por los organismos que descomponen la materia orgánica). 

La quema de combustibles fósiles a provocado la liberación de gases de efecto invernadero (GEI) que han aumentado la temperatura planetaria, causando la desaparición y la fragmentación de icebergs y glaciares, la acidificación y aumento de temperatura del océano y la disminución de la velocidad de sus corrientes. Ha aumentado la intensidad de huracanes y tifones y aparecen domos de calor muy poco probables sin la liberación de GEI. 

Todos estos eventos, por separado o en sinergia, ha provocando disminución en los números de muchas especies. Si la población es muy pequeña o de distribución geográfica muy restringida la extinción puede ser instantánea. En Baja California tenemos especies de plantas cuya población total ocupa el área de un campo de fútbol; un trascabo puede extinguir a la especie en un día. 

Otra receta de extinción:  un número de individuos muy pequeño en un área tan grande que no hay encuentros para reproducirse (el efecto Allee) y la especie corre el riesgo de extinguirse. 

En contingencias como la transición K-Pg la probabilidad de extinción es igual para todas las especies. ¿Podemos caracterizar al Antropoceno por ser más discriminatorio que una contingencia? Prefiero prevenir las extinciones que conocer el resultado final, aunque sospecho que el Antropoceno es menos contingencia y extingue más fácilmente especies raras y especialistas que las comunes y más generalistas. Saber si existe esta distinción entre extinciones es un ejercicio académico válido. 

Un millón de especies menos puede ser invisible si se trata de especies que no hemos descrito por ser raras, encontrarse en lugares inhóspitos o difíciles de estudiar con nuestros métodos de investigación y exploración convencionales. Una parte de ese millón no es invisible, al contrario se han vuelto banderas e íconos de la conservación. No lejos de nosotros están la Vaquita Marina, el Cóndor de California, el Borrego Cimarrón, la Ballena Gris, la Mariposa Monarca, el Tiburón Ballena, las biznagas, los bosques de la sierra de San Pedro Mártir… Un millón de especies menos es un planeta empobrecido donde los sistemas que regulan la vida pueden fallar y extinguir toda ser vivo. ¿Podemos disminuir, mejorar y revertir esta extinción? No hay otra opción ya sea por egoísmo o responsabilidad. 

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