Prometí no olvidar y no he olvidado; prometí no añorar, sin embargo añoro su presencia en los cuartos de la casa que hoy ocupan sus retratos.
Aparece Cloe con un platón rebosante de uvas negras y lo pone en el centro de la mesa, los niños, que aplauden entusiasmados.
Cada día Leonor se despierta más temprano, pero no enciende la luz ni se levanta porque sabe que en cuanto lo haga entrará en una dinámica abrumadora
Cuando perdí mi empleo y acepté sustituirte como cuidadora, me dijiste que si en algún momento sentía que mi trabajo me afectaba viniera a hablar contigo
Augusto no sabe cuánto tiempo lleva caminando ni por dónde va. No le importa. Sólo desea alejarse de su casa, de su vida
En esa calle tan estrecha y recóndita parece que la ciudad se ha detenido. Circulan pocos automóviles, en los edificios sólo algunas ventanas se ven iluminadas, en el merendero las mesas permanecen vacías
Rodeada de árboles, aquella laguna era como un secreto, un tesoro escondido, un espejo de azogue para el cielo y las nubes
Por las mañanas me alegraba solo de verlo y por las noches dormía tranquila a sabiendas de que él estaba junto a mi puerta
El vestido de tafeta gris sigue impregnado con el olor de la naftalina. Magda lo carga en sus brazos como si fuera el cuerpo de Jacqueline –¿desmayada, dormida?–; se sienta en la cama, lo extiende sobre sus rodillas y con el índice derecho recorre las arruga marcadas en la tela que aún conserva su brillo: […]
11 AM. Lorenzo extiende sobre una mesa su herramienta de carpintero. Pablo, su hijo, dormita en la habitación contigua. Lorenzo: –Hijo, pasan de las once, ¡ya levántate! Pablo: –Tengo sueño. Lorenzo: –Cómo no, si anoche te quedaste viendo la televisión hasta bien tarde. (Va al otro cuarto.) Acuérdate que ya mero regresas a la escuela […]