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Opinión

El último lector | El estilo António Lobo Antunes

Por: Rael Salvador*

“Una prosa de una belleza estremecedora
y de una profundidad insondable”.
María Luisa Blanco

I
EXHORTACIÓN A LA LECTURA

El capítulo tres de “Exhortación a los cocodrilos”, de António Lobo Antunes es inigualable. Cuando el escritor portugués habla de que no hay otro escritor como él, leyendo este mínimo legajo de páginas le doy la razón con la seguridad de no estarnos engañando.

–Durante mucho tiempo –comenta Lobo Antunes– he intentado encontrar un estado próxima a la sensación de la locura, y después de cuatro horas trabajo, en ese extraño estado entre la fatiga y la ensoñación, es cuando me resulta más fácil encontrar soluciones literarias.

II
MANIFESTACIÓN ESTILÍSTICA

António Lobo Antunes (Lisboa, 1942), candidato varias veces al Premio Nobel de Literatura, estudió medicina y ejerció como psiquiatra antes de dedicarse de lleno a la literatura y manifestarse como un gran estilista de la lengua portuguesa.

Su participación en la guerra de Angola fue una experiencia vital, la cual marcó su destino y que a lo largo de sus escritos se verá reflejada de diversas formas. Su testimonio le ha llevado a ser considerado por muchos críticos del mundo como uno de los escritores vivos más importantes. “Tratado de las pasiones del alma”, “Fado alejandrino”, “El orden natural de las cosas”, “La muerte de Carlos Gardel”, “Manual de inquisidores”, “Conocimiento del infierno”, “Esplendor de Portugal”, “Exhortación a los cocodrilos”, “No entres tan deprisa a esa noche oscura”, “Buenas tardes a las cosas de aquí abajo”, “He de amar una piedra”, “Ayer no te vi en Babilonia”, “¿Qué caballos son aquellos que hacen sombra en el mar?, entre muchas otras, son algunas de sus novelas. Además cuenta con tres libros donde reúne sus incomparables crónicas.

–Me encantan las crónicas de Lobo Antunes en Babelia, el suplemento cultural del periódico El País –le comento al escritor Mario Bellatin–. Junto con W. G. Sebald, lo considero el mejor escritor de la actualidad…

–Tienes que leer “El culo del mundo”. Yo diría que Lobo Antunes es, después de Sebald, el mejor escritor de la actualidad.

Mario me recomienda aplicarme al diario de José Saramago, los “Cuadernos de Lanzarote II” (para leer un fragmento de la diatriba entre estos dos grandes escritores lusitanos que no se estiman), y luego me da el nombre de otro autor que, no sé si por fortuna, o desafortunadamente, olvidé en la borrachera.  

III
EL RITUAL DE LOS GITANOS

Presto mucha atención al respeto que muestra Lobo Antunes por la poesía de Federico García Lorca… Me recuerda cuando en mi juventud, tirado en el fresco césped del Parque de la Obrera, leía el “Romancero gitano” con una alegría nostálgica inigualable.
 
Igual a Lobo Antunes, hoy Lorca sigue siendo un poeta al que recurro para cobijar mi moderno frío existencial. Curo el Mate y tomo mi edición especial de “Poeta en Nueva York” (con apuntes al margen del propio García Lorca), lo arrimo tibiamente con los borradores de este artículo y parto a dar clases… Soy consciente de que hago todo este ritual para no sentirme tan mal por la tarde, a la hora del crepúsculo, en la cárcel de la escuela.

IV
MEMORIA DE ELEFANTE

Prefiero las contradicciones de Lobo Antunes a los supuestos aciertos del plagiario Jorge Bucay (que me recomiendan mis malos amigos). Lobo Antunes es un escritor maravilloso, terriblemente contradictorio, diría que a veces su desbordada lucidez peca de ingenuidad o, en el mejor de los casos, de olvido. “Memoria de elefante” (como le decía su mamá, y título de su genial novela primeriza), el escritor portugués olvida la bella descripción sexual que ocurre entre Berta y Venancio en “Tratado de las pasiones del alma”.

En varias ocasiones, reiteradamente, le comenta Lobo Antunes a María Luisa Blanco –exdirectora del suplemento cultural Babelia–: “Por pudor, yo jamás escribo de sexo en mis novelas; en ninguna”. Pero leamos lo siguiente en el “Tratado de las pasiones”…

“Con la falda medio ceñida, con el deseo del banquero pegado a mis nalgas”. Y poco después: “Olvídate de las tortillas, Berta, ¿dónde está el dormitorio?, de modo que dejé el pirex –el plato– sobre el mantel, y corrí la colcha de la cama, guardé los anillos en la concha de nácar de las pulseras y de los collares, cogí del vestidor una almohada con volantes para él, y en el momento en que el hombrecito, desnudo, comenzó a besarme, paseando sus palmas sudadas entre mis muslos y mordiéndome los pendientes, cerré los ojos, rodeé con mis brazos su cuerpo delgadísimo, y cuando él entró en mí, gimiendo, me vinieron a la cabeza”, etc., etc.

Bueno, la narrativa revelada, antes que la autocensura: “No sé si entiende, señor, el banquero que se movía hacia atrás y hacia delante, jadeando y resoplándome en la cueva del cuello y yo, tumbada de espaldas, con los párpados flotando en el techo, no allí, entre espasmos del tipo, sino…” Si esto no corresponde a lo que comúnmente se hace llamar descripción de una relación sexual, plena de cachonderías urgentes y poesía de por medio, no sé lo que ello signifique para Lobo Antunes.

V
EXPERIMENTOS CON EL LENGUAJE

Leo con admiración el reconocimiento que hace Lobo Antunes de la novela “Pedro Páramo” y concluyo, tras pulsarme con la narrativa del portugués, que éste le debe mucho a los experimentos del jalisciense.

“Tratado de las pasiones del alma” no tiene otro eco sino el de ‘Pedro Páramo’. Las mezclas alucinatorias que persiguen las figuras del juez y del hombre son la patente del mundo rulfiano».

Las trampas de la escritura de Lobo Antunes es un reflejo trabajado a partir de una entusiasta lectura de Juan Rulfo. Hay diferencias en la manera pulcra en que el autor de “El llano en llamas” maneja la puntuación y la forma innovadora en que lo hace Lobo Antunes: diálogos sin guiones largos; diálogos incrustados en el flujo narrativo (a la manera de José Saramago), con mayúsculas separativas o indicativas; diálogos entre paréntesis y muchas otras cosas por el estilo… El “estilo” António Lobo Antunes.

*raelart@hotmail.com

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