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Opinión

Transiciones | Estudios electorales

Por: Víctor Alejandro Espinoza

Hace apenas unos años quienes nos dedicábamos al análisis de los procesos políticos y electorales en las entidades federativas, éramos un puñado. Los estudios políticos se hacían en el centro del país, y la mirada era muy homogénea. Prácticamente “fuera de México, todo era Cuautitlán”. Los estudios sobre la “provincia” eran muy escasos y prevalecía la idea de que con la mirada general sobre la vida pública y política todo se explicaba.

Pionero en los estudios políticos locales fue don Pablo González Casanova, quien a mediados de los años ochenta nos convocó a participar en un proyecto sobre la democracia en las entidades federativas. Inicié la investigación sobre el caso de Baja California, todavía terminando los créditos del doctorado en la UNAM y como profesor de la UAM Iztapalapa. Pero por las vueltas que da la vida, regresé al terruño e ingresé como profesor-investigador en El Colegio de la Frontera Norte en marzo de 1986.

Meses después, decidí organizar una mesa de trabajo sobre el tema e invité a don Pablo, quien aceptó acompañarnos. El problema mayor fue poder localizar a académicos que pudieran tener una idea sobre los procesos políticos locales. No los encontré y tuve que convocar a periodistas, que tenían información y algunas opiniones al respecto. Efectivamente, era un páramo la investigación política en el plano local. A duras penas se concretó la mesa. Esa anécdota ejemplifica bien el reto enorme que representó emprender la investigación académica sobre los temas del poder, la democracia y los estudios electorales en el ámbito regional y local.

De ahí la importancia del trabajo que ha venido desarrollando la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales a lo largo de los últimos 26 años. Sus antecedentes fueron la conformación del Grupo Especializado en Estudios Electorales que surgió en 1986 dentro del Consejo Mexicano de Ciencias Sociales (COMECSO); en 1997 gracias a una iniciativa de René Valdiviezo Sandoval, un grupo de investigadores conformado por Juan Reyes del Campillo, Lilia Venegas Aguilera, Javier Santiago Castillo y Luis Miguel Rionda, elaboraron la propuesta de estatutos de la nueva asociación y sus documentos básicos. Así surgio la SOMEE, que desde entonces ha organizado congresos anuales. Este martes 17 de octubre, inauguramos el XXXIV Congreso Internacional de Estudios Electorales, que lleva por título “Representatividad y legitimidad en la construcción democrática”.

Cada año, desde hace 34, cambia la sede del Congreso. Incluso en 2009, tuvo lugar en la ciudad de Salamanca, España. El año pasado se realizó en Colima y desde ayer hasta el viernes 20 la sede será El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), en Tijuana. Es la primera vez que tiene lugar en Baja California.

En esta ocasión somos co-convocantes, aparte de El Colef, la Universidad Autónoma de Baja California y el Instituto Estatal Electoral de Baja California. También contamos con el apoyo del Instituto Nacional Electoral, El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y la Fundación para una Democracia Participativa.

La SOMEE es la asociación que agrupa a la mayor parte de los estudiosos de los fenómenos político-electorales del país. En cada congreso se presentan aproximadamente 150 ponencias. Pero, además, se celebran reuniones de grupos de trabajo, conferencias magistrales, talleres, presentaciones de libros y un largo etc. La convocatoria se agrupa alrededor de 14 temas generales. Sin duda, los referidos a elecciones a nivel sub nacional o procesos electorales comparados, son los que mayor número de solicitudes de ponencias reciben. Eso habla de que la investigación y reflexión sobre las elecciones locales ya son parte de una agenda regular de trabajo en nuestras instituciones y órganos electorales. Muchos jóvenes académicos se han interesado de manera creciente sobre los temas y líneas de trabajo que oferta la SOMEE.

Por fortuna, lejos quedaron los tiempos cuando éramos un puñado de académicos quienes creíamos que era necesario estudiar lo que sucedía en el ámbito regional, estatal y municipal, para poder comprender la complejidad de la vida pública mexicana. Hoy, los estudios electorales gozan de cabal salud. Prueba de ello es nuestro XXXIV Congreso, al cual están todos invitados y que se celebra de manera híbrida por segunda ocasión en su historia.

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