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Opinión

Por qué el gobierno de Israel es criminal de guerra y genocida

Por: Raúl Ramírez Baena*

I. Los convenios de Ginebra

Al término de la Segunda Guerra Mundial, al descubrir con horror los crímenes perpetrados por la Alemania Nazi contra el pueblo judío, la comunidad internacional, ya agrupada en torno a la naciente ONU, en 1949 decidió aprobar las Convenios de Ginebra, cuyo propósito consiste en proteger a las víctimas de los conflictos armados: población civil, prisioneros de guerra y personas heridas y enfermas en las conflagraciones entre dos o más ejércitos, grupos o movimientos (conflictos en un solo país, en dos o más), reconocidos formalmente como “fuerzas beligerantes”, reconocimiento que permite la intervención de la ONU y de sus órganos, así como de otros Estados-nación y grupos no gubernamentales para la consecución de la paz.

A los Convenios de Ginebra y sus protocolos facultativos, más el “Estatuto de los Refugiados”, aprobado este último por la ONU en 1951, se les conoce como el DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO, creado para evitar la barbarie de la guerra y el sufrimiento humano.

El Estado de Israel firmó dichos Convenios en el año de 1951 y la Autoridad Nacional Palestina (no existe el “Estado Palestino”) los firmó en 2014; Hamás, grupo que gobierna en la Franja de Gaza, que no es la Autoridad Nacional Palestina, es reconocido como “fuerza beligerante”.

Es evidente que en este conflicto, el Estado de Israel, a pesar de haberse adherido a los Convenios de Ginebra, con sus bombardeos a la población civil, a casas-habitación, edificios, hospitales e iglesias donde se refugian miles de palestinos, ha violado de manera contundente y sistemática los Convenios de Ginebra, los derechos del pueblo palestino durante 75 años, más ahora en las últimas semanas en la Franja de Gaza, violentado el espíritu y la letra de dichos Convenios, creados para la protección de la población civil y los prisioneros de guerra, así como de hombres, mujeres, niñas y niños heridos, enfermos y en busca de refugio.

La situación de los palestinos en la Franja de Gaza se agudiza hoy porque, prácticamente, todas y todos quienes ahí viven son prisioneros, cercados con una barda por Israel en un pequeño territorio, despojados de sus tierras asignadas por acuerdo de la ONU en 1947 a ambos pueblos; aun así, el gobierno Israelí, además, viola sistemáticamente los más elementales derechos del pueblo palestino, comenzando con el derecho a la vida.

En resumen, en situación de guerra hay reglas; si Israel fue atacado tiene derecho a defenderse y a responder a la agresión, pero de manera proporcionada. Contrario a esta regla, el gobierno israelí se ha excedido extraordinariamente, provocando la muerte de miles de civiles palestinos inermes, no combatientes, y obstaculizando la ayuda humanitaria internacional, en una actitud de venganza y de odio contra todo un pueblo, al que piensa borrar del mapa para invadir y terminar de ocupar ilegalmente sus tierras, como así lo ha hecho progresivamente desde hace más de 70 años ante la pasividad de la comunidad internacional.

II. El estatuto de Roma

Ante el sistemático incumplimiento de los tratados internacionales en materia de derechos humanos asumidos por los Estados miembros de la ONU, en 1998 se adopta el Estatuto de Roma que crea la Corte Penal Internacional de La Haya (CPI), con sede en los Países Bajos, entrando en vigor en 2002, creado como un mecanismo vinculatorio que sanciona los Crímenes de Guerra, el Genocidio y los Crímenes de Lesa Humanidad. Hablamos del DERECHO PENAL INTERNACIONAL.

Los Crímenes de Lesa Humanidad deben tener un carácter “sistemático” y “generalizado”, y son: la tortura, la desaparición forzada, la ejecución extrajudicial, el homicidio, la esclavización, la deportación, actos de violencia sexual y de género, incluida la violación, y el apartheid (“actos inhumanos cometidos con el propósito de establecer y mantener la dominación de un grupo racial de personas sobre cualquier otro grupo racial de personas y de oprimirlo sistemáticamente”), casi todos estos delitos se comente hoy por Israel en Gaza. En torno a ellos, la CPI debe investigar y juzgar a los perpetradores, sean agentes del Estado (civiles o militares) o particulares (grupos criminales, guerrilleros, separatistas, autodefensas u otros), no al Estado donde se cometen estos crímenes y, comprobarse los delitos, la CPI captura y sanciona a los responsables, como así sucedió con los Tribunales ad hoc de Núremberg y de la ex Yugoslavia.

En el caso que nos ocupa, el Estado de Israel no ha ratificado el Estatuto de Roma, al igual que los Estados Unidos, Rusia y China, entre otros, por lo que Israel pretende quedar impune ante los atroces Crímenes de Guerra, Genocidio y de Lesa Humanidad cometidos en la Franja de Gaza y en Cisjordania, incluso, negando la entrada a Gaza a los investigadores de la CPI.

Sin embargo, a pesar de que el Estado de Israel y otros no se encuentren adheridos al Estatuto de Roma, esto no obsta para que la CPI actúe contra los perpetradores, como así ocurrió en este 2023 cuando el Fiscal de la CPI giró la orden internacional de captura al presidente de Rusia, Vladimir Putin, a pesar de que Rusia no reconoce la competencia de la CPI, por la presunta deportación y «traslado ilegal» a Rusia de niños del territorio de Ucrania ocupada.

Siguiendo este criterio, entonces, por delitos mayores y más graves, la CPI debería girar orden internacional de captura al Primer Ministro de Israel Benjamín Netanyahu por los bombardeos indiscriminados que han cobrado miles de víctimas civiles, y de su Ministro de Defensa, Yoav Gallant, aquél que dijo que «luchamos contra animales humanos y actuaremos en consecuencia», prometiendo borrar para siempre a los combatientes de Hamás y a los palestinos. Agregando que «he ordenado un asedio completo de la Franja de Gaza. No habrá electricidad, ni comida, ni combustible, todo está cerrado y actuaremos en consecuencia”.

Es la deshumanización total y la reducción a “cosa” de seres humanos, combatientes o no, por el sólo hecho de pertenecer a un grupo humano distinto a los ciudadanos israelíes; la ONU, sin mucho éxito, se limita a gestionar “ayuda humanitaria”. Son crímenes perpetrados ante la complicidad de “Occidente”: los EE.UU. y la Unión Europea, a pesar del repudio mundial.

*Director Ejecutivo de la Comisión Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste, A.C.

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