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Opinión

Musa Verde | Basura Cero

Por: Horacio de la Cueva

Cualquier forma de producción — natural o humana— genera productos secundarios, diferentes al producto principal. En el caso de la fotosíntesis en las plantas los productos principales son azúcares que se convierten en materia vegetal, los productos secundarios incluyen oxígeno, que usamos para respirar y agua. La producción humana ni es tan benéfica ni es inocua. Es un problema que creamos y debemos resolver.

Durante los últimos dos siglos supusimos que estos productos secundarios, como el CO2, los amargos de las desalinizadoras, los relaves de la minería, los residuos químicos o los radiactivos, y también productos primarios como los envases de plástico, podían ser enterrados en la tierra o hundidos en el océano, “desechados” sin ninguna consecuencia; esta no es la realidad. Nuestro planeta es finito y nada queda lejos. Todos estos productos secundarios desechados y acumulados amenazan nuestra salud y la del resto del planeta.

Ejemplo de productos secundarios nocivos son las 1.32 millones de toneladas de agua —500 albercas olímpicas— con excesos de tritio (un isótopo radioactivo del hidrógeno), consecuencia del enfriamiento de los reactores nucleares afectados por el temblor y tsunami de Fukushima. Japón. Esta agua será liberada al Océano Pacífico por Tokyo Electric Power Company (TEPCO); lo prudente es almacenarla en tanques de concreto subterráneos. A pesar de que TEPCO y la Agencia Internacional de Energía Nuclear (IAEA por sus siglas en Inglés) aseguran que el procedimiento de dilución del agua contaminada al océano es seguro, no hay evidencia que soporte sus aseveraciones. Países cercanos, las dos Coreas y China están preocupados por los efectos que está liberación pueda tener en los productos marinos que consumen. Deberíamos preocuparnos y mostrar escepticismo y protestar esta liberación.

¿Qué tienen que ver los productos secundarios con la basura cero? ¿Qué es basura? Los productos secundarios y los desechos de nuestro quehacer diario se convierten en basura en el momento en que los contaminamos mezclándolos , reduciendo o eliminando su valor. Algunos de los productos secundarios y muchos de los desechos son recursos que pueden utilizarse en otra cadena productiva o reciclarse.

Reciclar es una opción, reutilizar siempre es mejor y menos costoso en precio y energía. Reciclar implica la transformación por algún proceso físico, químico, térmico o su combinación, del material original para obtener otro producto. Reciclamos ya vidrio, papel y cartón, metales y el plástico conocido como PET (polietileno tereftalato), del cual una parte, supongo mínima, regresa a nosotros como “tela polar”.

Basura cero no es eliminar todo desecho, basura cero es dejar de ver como desechos a productos secundarios, envases, etc. para convertirlos en productos valorizables y aprovechables en otros procesos productivos. La conversión no es mágica, ni difícil, ni cara. La conversión consta de dos pasos de nuestra parte. Primero hay que clasificar los productos. Esto es fácil para papel, cartón, latas de aluminio u hojalata y composta. Clasificar los plásticos requiere entrenamiento. Las envolturas de papas, dulces y medicinas no son reciclables, acabarán en el relleno sanitario municipal, aunque hay quien convierte estos envoltorios en artesanía.

Una vez clasificados los productos se colocan en los contenedores correspondientes. Hasta ahora no hay una regla que nos indique por color donde va cada tipo de residuo. Esta separación es necesaria para no convertir nuestra separación en basura y facilitar la colecta.

Si la separación está bien hecha, los productos tienen valor comercial. Cuando el volumen colectado es grande el recolector debe pagar al generador.

A clasificar y separar acaba la responsabilidad personal, pero no es mala idea asegurarse que el recolector entrega los desechos valorizados a los donde serán utilizados.

Productos como madera, telas, productos biomédicos, pinturas, solventes, derivados del petróleo y pilas se consideran peligrosos o de manejo especial. Estos productos requieren manejo aparte y nuestras autoridades nos deben proveer con los medios para hacerlo. Algún día, pronto, las pilas —hay de muchos tipos y tienen muchos componentes—serán reciclables y no acabarán confinadas en concreto.

Una comunidad ha llegado a la basura cero es una comunidad que tiene conciencia de su entorno y que puede ser capaz de exigir productos que generen menos desechos.

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