Las candidatas presidenciales y el Papa
La diplomacia vaticana supo llevar agua a su molino. Certeramente lo sentenció la Rayuela del viernes pasado: “Claro que en el Vaticano saben que en México pronto habrá elecciones”. Allá decidieron los tiempos y modos de las visitas privadas, ciertamente muy publicitadas, que hicieron al papa Francisco por orden de aparición Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum.
Según la candidata de PAN, PRI y PRD, ella logró la cita con el dirigente de la Iglesia católica mediante solicitud que hizo por carta. De las miles (¿decenas, centenas?) de misivas la suya fue seleccionada para tener acceso al pontífice y conversar con él “sobre la encíclica Fratelli tutti, inspirada en la vida de Francisco de Asís; de la migración, del caso de los jóvenes asesinados en Salvatierra y Celaya, de la violencia en el país y hasta de futbol”. Gracias al encuentro Xóchitl, así lo dijo, reafirmó su “fe por Dios y la Iglesia católica” (https://www.jornada.com.mx/2024/02/16/politica/006n1pol).
En su cuenta de X abundó sobre la vivencia que tanto la conmovió: “Para mí y para mi familia fue una experiencia muy emotiva, ya que tenemos profundas convicciones católicas desde hace muchas generaciones”. Esto último, lo de ser católica ancestral, pareciera tener como destinataria a su adversaria por la Presidencia de la República (quien no profesa religión alguna), y así presentarse como más identificada con quienes comparten su misma identidad confesional. Al afirmar su religiosidad seguramente lo hizo sin buscar algún dividendo político (¿o sí?, me disculpo por deslizar la duda sobre la impoluta y pía declaración de Xóchitl Gálvez). Las fotografías del encuentro se hicieron públicas solamente cuando las liberó el Vaticano. Nada de selfis, únicamente imágenes controladas por la o ficina de prensa que sirve a Francisco.
Decidido en Roma conceder a Xóchitl Gálvez encontrarse con Jorge Mario Bergoglio, se hizo espacio en la agenda para darle igual oportunidad a Claudia Sheinbaum. Ella compartió que los facilitadores de la reunión fueron sus “amigos queridos”, los hermanos Sulaimán, Héctor preside el Consejo Asesor de la Fundación Scholas Occurrentes, México, creada por el papa Francisco; Mauricio es presidente del Consejo Mundial de Boxeo, y Adrián Pallarols, un “amigo reciente”.
Pallarols es orfebre de alta escuela. Sus creaciones son exclusivas y tienen demanda para ser usadas en actos especiales. Confeccionó un bastón de mando con una figura de león en la parte superior del mango que se le entregaría a Javier Milei el día que asumió la presidencia de Argentina, pero la pieza finalmente elegida para la ceremonia fue la de otro orfebre. Adrián Pallarols es el autor de la rosa de plata que la candidata presidencial de Morena pidió al Papa que bendijera. Quien aparece al lado de Claudia Sheinbaum en el brevísimo video que muestra la bendición de la pieza es, al parecer, su creador (https://www.youtube.com/watch?v=dxiCmrP3Uq0).
La candidata que las encuestas marcan como clara favorita en la intención de voto de la ciudadanía, a través de su cuenta de X expresó sentirse privilegiada de ser recibida por “el máximo representante de la Iglesia católica, la religión de la gran mayoría de mi pueblo”. Después ya no mantuvo el mismo tono, un tanto equilibrado, y no fue cuidadosa: “pensando en la devoción de las y los mexicanos por la Virgen de Guadalupe, le pedí al papa Francisco que bendijera una rosa de plata para llevarla a México. Se la entregaré al rector de la Basílica. Creo que es el mejor regalo que le puedo llevar al pueblo de México para compartir esta gratificante experiencia de haber podido convivir con un humanista en toda la extensión de la palabra”.
Lo de que el catolicismo es “la religión de la gran mayoría de mi pueblo” puede tomarse como correcto, si se considera que poco más de 70 por ciento de la población se identifica con tal opción religiosa. El Censo de Población y Vivienda de 2020 reportó como católicos a 77.7 por ciento. En otros momentos he argumentado que dicho porcentaje, por errores en el diseño del cuestionario y levantamiento de los datos, era algunos puntos menor (https://acortar.link/yraNmO y https://acortar.link/l1vFzm). Sin embargo, la católica es la religión mayoritaria, aunque censo tras censo disminuye su porcentaje. Los números del catolicismo mexicano son contrastantes. Mientras sólo dos entidades tienen más de 90 por ciento de población católica, Zacatecas (92) y Guanajuato (91), en el otro extremo están Chiapas (54) y Quintana Roo (55).
Con frecuencia en el detalle está el meollo del asunto y Claudia no matizó lo de la rosa bendecida por el Papa. Ella anunció que era un obsequio para “las y los mexicanos” y remató con “es el mejor regalo que le puedo llevar al pueblo de México”. El pueblo mexicano es diverso, y la diversificación será mayor, en términos religiosos. Varios millones no son católicos ni guadalupanos y una candidata presidencial debiera ser consciente de la cuestión y no generalizar ni adscribirlos a una identidad religiosa que no comparten con el personaje que bendijo la pieza de plata. Para muchos mi señalamiento puede parecer una nimiedad, pero, así lo creo, no lo es. Sobre todo en tiempos en que las minorías buscan ser visibilizadas y respetadas en su identidad elegida.