publicidad
Opinión

Gobierno sin distingos

Por: Juan Vega Gómez*

Este pasado 2 de junio del 2024, en su discurso triunfante de la elección presidencial, Claudia Sheinbaum afirmó que en los próximos seis años conducirá un gobierno sin distingos para todas y todos los mexicanos, hayan o no votado por ella; además, y no menos importante, reconoció que es presidenta de un México plural, diverso y democrático.

Para una persona, como es mi caso, que no tiene afiliaciones partidistas, el mensaje es alentador para la discusión pública de los problemas más urgentes de la república. Uno que espero se conduzca a través de un diálogo robusto e incluyente es el que tiene que ver con la reforma al Poder Judicial.

Existe una preocupación genuina de que dicha reforma, y el modelo planteado de elección popular de magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia, menoscabe a uno de los tres poderes clave en el sistema de división de poderes propio de nuestro arreglo político constitucional. No estoy convencido de que la vía electoral sea la mejor manera de progresar hacia un funcionamiento adecuado del Poder Judicial, que por cierto pocos negarán que necesita reformarse.

En reiteradas ocasiones, se ha manifestado que el motivo detrás de esta modalidad de elección de ministros y magistrados es un “acercamiento del Poder Judicial al pueblo”. Puede uno coincidir con el objetivo, pero plantear esta vía como la acertada, resulta ser una tesis muy dudosa, simplemente basta alertar sobre las consecuencias que en un futuro esto podría generar cuando los ministros “acerquen” al Poder Judicial a otros intereses totalmente distintos. 

Aún más significativo que el peligro de acercar a la corte a otros intereses distintos de los del pueblo, es ignorar que de hecho la función jurisdiccional de jueces, magistrados y ministros ya realiza o puede realizar este objetivo de una manera indirecta a través del derecho existente. Finalmente, su estructura y funcionamiento no está equipado para hacerlo de otra manera que ignore dicho contenido de material jurídico aprobado y validado, el cual cumple una función sustancial para que las mexicanas y mexicanos puedan guiar su conducta tomándolo como referencia.

Estar prevenidos de ese peligro es crucial por una razón. Veo cosas positivas y negativas, como casi todo en la vida, llevadas a cabo por AMLO en el sexenio que está por concluir, pero una de las acciones dañinas, que espero no se repitan en el próximo, fue la constante alusión a los gobiernos pasados como argumento y fundamentación única de decisiones relevantes, lo cual generó una polarización terrible en el ambiente político mexicano. 

Si bien podemos explicar esto, más no justificar, como un mecanismo electoral, las consecuencias fueron divisivas y poco racionales para las discusiones públicas, donde los tópicos de la agenda política, en varias ocasiones, se concentraban en dimes y diretes y acusaciones personales de actores opositores. Ese es el ecosistema en el que sería discutida y en su caso implementada esa reforma. Si alguien actuó contrario a nuestras leyes, para eso están los mecanismos institucionales que pueden canalizar y en su caso fincar responsabilidades por lo realizado contrario a derecho.

Pero lo más importante es que este tema sea discutido de manera plural, diversa y democráticamente como lo señaló Sheinbaum en su discurso, para eso contamos con muchos actores que pueden ayudar a conducirlo, como, por ejemplo, la academia, sociedad civil, los actores mismos, entre otros. Ojalá las deliberaciones de esta reforma y las que sigan, cumplan con la afirmación expresada la noche del 2 de junio, y que sean el primer ejemplo de la forma en que se tomarán las decisiones futuras y trascendentes para todas y todos los mexicanos.

Celebremos que tenemos una mujer en la presidencia, celebremos que el triunfo fue contundente, espero que en seis años podamos celebrar que el sexenio entrante fue el de una estadista, una persona de diálogo, de decisiones razonadas, y que siempre tomó en consideración el punto de vista razonado del opositor para fortalecer sus decisiones, aunque finalmente algunos no estén de acuerdo con las mismas.

*UNAM Tijuana, IIJ ENID

Related Posts