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Opinión

¡Es la energía, estúpido!

Por: Alonso Romero

James Carville inventó la frase, eslogan de campaña de Bill Clinton, “Es la economía, estúpido”. Así quería dar a entender que la decisión de los ciudadanos de Estados Unidos, para dar su voto a la presidencia, se basaba únicamente en el desempeño de la economía, y más aún, de la economía personal. Los estadunidenses tienen indicadores para medir el desempeño de la economía. Uno de los más importantes es el precio de la gasolina.

En las elecciones intermedias de 2022 en EU se esperaba, a inicios del año, que los republicanos ganaran las dos cámaras y fuera una derrota total para la administración de Biden; sin embargo, dos eventos lograron revertir la tendencia y, si bien los republicanos lograron ganar la Cámara de Representantes, no fue con la diferencia que se auguraba, y el Senado se mantuvo dividido con el voto decisivo en la vicepresidenta Kamala Harris. Estos hechos fueron el voto de la Suprema Corte de Justicia que echó atrás, tras casi 50 años, el antecedente más importante en pro de los derechos reproductivos de las mujeres, el famoso caso Roe vs Wade. El segundo fue el constante y significativo declive en los precios de la gasolina, antes de la elección.

El primer hecho logró movilizar a la base demócrata y aumentar su participación. El segundo logró convencer a buena parte de los “indecisos” para que votaran por el partido de Biden. Pero recordemos que EU no tiene una empresa estatal con la que pueda influir en los precios de la gasolina. Lo que sí tiene es una reserva estratégica de petróleo (SPR, por sus siglas en inglés). Hace un año, escribí sobre el uso de dicha SPR para ganar las elecciones, que el gobierno de Biden hizo (“El imperio por unas elecciones”, https:// bit.ly/3S7C1AN). El uso que se dio en ese momento a la SPR dejó a EU en una posición muy vulnerable. De acuerdo con la Agencia de Energía estadunidense, la SPR se encuentra a 50 por ciento de la capacidad que tenía al inicio del gobierno de Biden y sólo con 17 días de suministro de la demanda del país.

Con las elecciones presidenciales a poco mas de un año de distancia, Biden quiere volver a usar la SPR con motivos electorales para quitar el arma discursiva de “altos precios de la gasolina”. El problema es que Biden no ha podido rellenar la SPR, pues los precios del petróleo no han estado por debajo de 60 dólares por barril a los que había anunciado que la rellenaría. El conflicto en Ucrania se alargó más de lo que esperaban. La OPEP+, sobre todo los sauditas y Rusia, saben que la SPR dio un respiro a EU, en específico a Biden, y que le da un poder geopolítico que normalmente no tendría, por eso mismo han recortado la producción al punto de llevar los precios por arriba de 90 dólares por barril. Esto, de manera paradójica, es bueno para la industria de esquisto de EU, por eso recientemente alcanzaron un récord de producción diaria de barriles de petróleo, pero la industria prefiere exportar sus excedentes que vender al gobierno para la SPR.

Aquí entran en juego Irán e Israel. Los sauditas, estaban a punto de reconocer a Israel como Estado, justo antes de que sucediera el ataque de Hamas, acercando al reino saudita a la administración Biden y dando entrada a un posible acuerdo para aumentar la producción de la OPEP+. Irán, al que EU se estaba acercando, endureció su postura tras la ofensiva israelí en Gaza y eso ha afectado a los mercados de crudo. Por tanto, EU ahora continuará con las sanciones al petróleo iraní, que, se rumora, ha estado llegando de manera “no muy legal” a Estados Unidos.

Aquí entra en juego el último país, Venezuela. Biden, buscando cómo rellenar la SPR para que en las elecciones del siguiente año los republicanos no tengan el arma discursiva del alto costo de la gasolina, ha recurrido a Maduro. Llegaron a un acuerdo por el cual se celebrarán elecciones en Venezuela bajo la observación de diversos grupos. A cambio, Washington retiró sanciones y le extendió una licencia a PDVSA para comerciar con empresas de EU el 19 de octubre. Al día siguiente, el Departamento de Energía (DOE), anunció que haría compras mensuales para rellenar la SPR a 75 dólares por barril.

Pero PDVSA no podrá recuperar su producción de un día a otro; eso es claro. Hoy produce cerca de 700 mil barriles diarios. Lo que sí puede hacer, de manera inmediata, es ser el intermediario entre EU e Irán-Rusia. Países que, por las sanciones que tienen, actualmente venden su crudo por debajo de 75 dólares que el DOE está dispuesto a pagar. Y gracias a la magia de las reglas de procedencia, el petróleo se “etiqueta” con la bandera del país que aporte 51 por ciento del barril, o a veces, el país que sea el último puerto de salida. Por lo que Biden estaría comprando petróleo de Venezuela, aunque en realidad venga de países no gratos para él. Todo esto, para dar una ventaja a los demócratas el siguiente año. No cabe duda: ¡Es la energía! X: @aloyub

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