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Cultura

El museo Thyssen reivindica el arte de las mujeres con óptica feminista

Por: Armando G. Tejeda / La Jornada

Madrid, 31 de octubre.- Desde una óptica feminista, pero «sin caer en el sectarismo», el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid inauguró la exposición Maestras, en la que a través de 100 obras hace un recorrido por la historia del arte desde las creaciones de artistas mujeres, muchas de ellas sepultadas por el «patriarcado» que ha imperado en los museos y en las colecciones públicas.

El periodo que abarca la muestra va del siglo XVI hasta las dos primeras décadas del siglo XX, en el que hay importantes artistas, a pesar de que la mayoría son desconocidas para el gran público, como Artemisia Gentileschi, Angelica Kauffmann, Clara Peeters, Mary Cassat, María Blanchard y Maruja Mallo, entre otras. Una de las piezas más celebradas de la exposición es Niña tehuacana: Lucha María, de la pintora mexicana Frida Kahlo, que pertenece a la colección Pérez Simón, para cuya salida del país contó con la colaboración de la Secretaría de Cultura del gobierno de México y del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.

El director artístico del museo, Guillermo Solano, explicó que esta exposición, «quizá la más importante del año», forma parte de un proceso de transformación de la pinacoteca, donde se ha asumido como una «conciencia feminista», que irrumpió hace algo más de 10 años, cuando montaron Heroínas, desde la cual han investigado y reflexionado en torno al «silenciamiento» de las artistas, inercia que se está venciendo en muchos museos y colecciones públicas, que «ya no tienen guardadas auténticas joyas del arte y que no han recibido el reconocimiento que merecen», según Solana.

El periodo histórico que abarca la muestra va desde finales del siglo XVI hasta las primeras décadas del XX, con las mencionadas artistas además de Berthe Morisot, Natalia Goncharova, Sonia Delaunay, Helene Funke, Alice Bailly y Catterina Cantoni, entre otras.

La conjunción de periodos históricos, géneros artísticos y temas es el eje principal sobre el que se vertebra el proyecto, evidenciando cómo estas artistas abordaron cuestiones candentes en su época, tomaron posición y aportaron iconografías y miradas alternativas, como «el cuestionamiento más frontal al patriarcado», explicó la curadora Rocío de la Villa, quien además explicó que se trata de «un correctivo sin paliativos a los juicios derivados del patriarcado», y que «cuando el público vea esta exposición, se preguntará por qué no conocíamos a todas estas mujeres, y cómo fue posible que sus obras estuvieran almacenadas».

Plasmaron hitos de género

El director del museo también se preguntó “cuántas artistas importantes nos han robado, se nos han escapado; cómo hemos podido pasar por alto arte tan completo; cómo desconocimos obras como Las lavanderas, 1892, de Marie Louise Petiet”. Si bien matizó que la muestra tiene una trama detrás absolutamente feminista, pero ni es sectaria ni excluye a nadie. Estoy seguro de que todas las personas amantes del arte que vengan sin prejuicios disfrutarán la exposición, independientemente de su ideología.

De la Villa explicó además que en la exhibición se reúnen ocho relatos, cada uno de los cuales aborda cuestiones cruciales en la historia de las mujeres durante la modernidad, entre ellos algunos hitos en la evolución del pensamiento feminista.

“Las artistas llegaron a plasmar estos hitos con la polisemia característica de las artes plásticas. Sus imágenes no son meras ilustraciones de las cuestiones tratadas, sino demostraciones de cómo se involucraron con estas ideas y causas. Una historia, en conjunto, que acaba bien, pese a los vaivenes de sístole y diástole descritos por las historiadoras feministas, que corresponden a los periodos en que las mujeres consiguen parcelas de autonomía, luego recortadas en otras etapas de ‘retorno al orden’. Finalmente, como resultado de la creciente sororidad, es la inspiración última de esta exposición”, afirmó la curadora.

La muestra se inauguró ayer y permanecerá en Madrid hasta el 4 de febrero, para luego montarse en el Arp Museum Bahnhof Rolandseck de Alemania.

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