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Opinión

Camino al alivio, Igual ha muerto

Por: Rael Salvador | El último lector

Se enmascara la guerra con palabras. Los periódicos, abecedarios de la muerte, hacen el trabajo de enterradores: sofocan, con subterfugios de poder político, los significados razonables para vivir, acomodando en el lugar de los hechos cenizas, humo y sangre… 

Para mantener viva la guerra —ardiente, en ebullición, cordialmente sazonada—, es necesaria la conflagración que justifique la carnicería en beneficio de los involucrados: en la revuelta de intereses, las democracias no han dejado de participar ordenando a la zona de conflicto lo más “bello”, letal y efectivo de sus tecnologías de destrucción (una ciencia que, desde lo políticamente desquiciado y los fondos públicos, se mantiene en combate por la religión hedionda del dinero).

En ese arrastre —ya terror ordinario, en lo que se nos cuenta de Rusia y Ucrania—, este sábado 9 de septiembre la activista catalana Emma Igual, de 34 años, cofundadora de la ONG Road to Relief (“Camino al alivio”), es ya un cadáver más entre un mar de cadáveres: un proyectil sembró de “cenizas, humo y sangre” la zona en la cual pretendía la evacuación de civiles para refugiarlos de los bombardeos de las dos partes en conflicto.

Y el bombardeo, de blanco fácil —que se defendía sólo con la bandera de la dignidad, la generosidad del rescate y la entrega de vida—, dio en el corazón de la encomienda: morir por salvar es siempre vivir para morir.

A primera hora del domingo 10, el Ministerio de Exteriores del Gobierno español declara que el vehículo en el que viajaban Emma Igual y tres voluntarios —entre los que se nombra las muertes del canadiense Anthony Ihnat y dos voluntarios más, el médico alemán Ruben Mawick y el sueco Johan Matias Thyr— fue atacado por un impacto directo —volcó y se incendió— en Chasiv Yar, municipio vecino a Bajmut, en la provincia ucrania de Donetsk.

Bajmut es uno de los frentes de guerra más intensos en el conflicto ruso-ucraniano, lo cual justificaba la presencia de Road to Relief, organización no gubernamental que, hasta el día del bombardeo fatal, se especializó en asistencia y evacuación de civiles en zonas de combate, y que aportaba asistencia médica y material humanitario en aldeas arrasadas por el conflicto bélico.

Ante la presencia de la muerte, Igual ha sido asesinada (con su equipo auxiliar). Igual a muchos vecinos ajenos al conflicto, Emma ha sido saludada por misiles en campaña y reventada con sadismo preciso, con la certeza de los métodos de la aniquilación, con la vergüenza humana de las guerras del siglo XXI (donde la razón es más cínica que los intereses que la motivan).

El asesinato a Emma Igual, como todo crimen, es repugnante. Sí, la guerra es una mierda. En un mundo donde la imbecilidad del hombre busca al otro para hacerlo su enemigo, la tierra se vuelve caldo de cultivo donde relampaguean estas miserias de cenizas, humo y sangre… 

¿Cuánto hay de nosotros en esos misiles? Armamento letal, “moralmente” impulsado desde la apropiación política… ¿Es de nuestra aprobación un mundo en guerra?

raelart@hotmail.com

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