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Opinión

Astillero | Beso electoral de AMLO a MC

Por: Julio Hernández López

Ante la posibilidad de que dos neoleoneses emecistas llegasen a buscar la candidatura presidencial, el presidente López Obrador prescindió de la artillería sistemática que desde el primer momento enderezó contra la panista sin afiliación Xóchitl Gálvez.

El tono ligero, casi de padrinazgo indirecto, utilizado por López Obrador al referirse a la eventual postulación del gobernador Samuel García o el presidente municipal de Monterrey, Luis Donaldo Colosio Riojas, tiene una explicación táctica: el jefe máximo del morenismo necesita impedir que Movimiento Ciudadano haga alianza con PAN y lo que queda de PRI y PRD, como pretende la facción naranja jalisciense encabezada por Enrique Alfaro y, así, mantener dividido el voto opositor para garantizar el triunfo de Morena y asociados.

Fue en una gira por el poderoso estado norteño cuando volvió a actuar el destapador pluripartidista (destapó a sus corcholatas, adelantó la virtual instalación de Gálvez en el pripanismo y ahora ha otorgado el “visto bueno” al par de jóvenes naranjas). Habló con relativa ambigüedad, pues dijo que García y Colosio podrían competir contra Morena como lo podrían hacer otros, pues “el pueblo decide”.

Pero, a la luz de la intensa campaña desarrollada desde Palacio Nacional contra Xóchitl Gálvez, la amable referencia a las posibilidades electorales de los emecistas mencionados tuvo efectos de consentimiento, si no se le quiere calificar como cordial acogida.

El gobernador García agradeció el “halago”, pero se refugió en el respeto a los tiempos electorales, uso del calendario que también ha hecho Colosio para eludir una temprana definición sobre sus aspiraciones. Sin embargo, el alcalde de Monterrey e hijo del candidato presidencial priísta asesinado en 1994 ha aceptado por primera vez que considera seriamente la posibilidad de su ­aceptación.

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