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Cultura

Lou Andreas-Salomé, la filósofa que Nietzsche amó

Por: Guadalupe Calzada Gutiérrez / La Jornada Semanal

Mujer en verdad extraordinaria, muy adelantada a su tiempo, filósofa, escritora y feminista avant la lettre, Lou Andreas-Salomé (1861-1937), rusa de nacimiento, es autora de los libros ‘Nietzsche’, ‘En la lucha por Dios’ y ‘El erotismo’, entre otros. Cautivó grandes mentes de su tiempo, el propio Nietzsche, Rilke y Freud, y en la última etapa de su vida ejerció el psicoanálisis.

“¡Ah!, cuando tenía a Lou en mis brazos podía pensar en la humanidad en un solo bloque, porque al poseer el cuerpo de una mujer, el filósofo tiene el palpitante cuerpo de la humanidad; domina la sustancia de la existencia, no la sombra, la experiencia vivida, no la abstracción filosófica apolillada”. Este pequeño fragmento del libro Mi hermana y yo, que se cree es el último manuscrito de Friedrich Wilhelm Nietzsche, escrito en 1890 cuando estaba recluido en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Jena, refleja el amor y la admiración que el filósofo sentía por Lou Andreas-Salomé, una mujer inteligente, culta, independiente y controvertida pero, sobre todo, una mujer de contrastes, con una personalidad e ideas que cautivaron a los pensadores más importantes de su época.

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Lou Andreas-Salomé (1861-1937) nació en Rusia, en San Petersburgo, bajo un entorno familiar aristocrático pues su padre, el general Gustav von Salomé, estuvo al servicio de los Romanov. Su familia fue practicante de distintas religiones: católica, protestante, islámica y ortodoxa, algo que muy probablemente contribuyó a la cultura de Lou y a su pensamiento. Desde muy joven se inclinó por el estudio de las religiones, la literatura y la filosofía. A Nietzsche lo conoció en Italia, cuando tenía veintiún años, durante una visita a Malwida von Meysenburg, quien era amiga de su madre, así como amiga y protectora de filósofos e intelectuales de la época. En ese tiempo, la casa de Malwida era muy concurrida por dos jóvenes: Paul Rée y Nietzsche, quienes eran amigos y compartían ideas filosóficas. Al conocer a Lou, ambos quedaron impresionados por la personalidad y el pensamiento de esa chica atea que podía sostener diversos temas, entre los cuales destacaban filosofía, música, literatura, religión y poesía. Cada uno le propuso matrimonio; si bien Lou no estaba interesada en relacionarse sentimentalmente con alguno de ellos, en vista de haber creado una convivencia de ideas y conocimientos, les propuso que vivieran juntos, en una especie de comuna célibe intelectual; una vida en común dedicada a compartir temas de filosofía, literatura y arte. Rée y Nietzsche aceptaron de buen agrado, pensando cada uno que con la cotidianidad Lou se decidiría por uno de ellos; Nietzsche bautizó esa convivencia como “una santísima trinidad”. No es difícil imaginar que, para la época, la “santísima trinidad” fuese duramente criticada; sus principales detractores fueron Elisabeth, hermana de Nietzsche y Richard Wagner. Durante el tiempo que duró la vida en común, la “santísima trinidad” viajó por Italia, Suiza y Alemania, período que aprovechó Nietzsche para volver a proponerle matrimonio a Lou; sin embargo, ella dejó muy claro que no se casaría con él nunca, pues su interés era puramente intelectual. Probablemente esto contribuyó a que el grupo se disolviera de manera amistosa y cada uno tomara su camino pero sin distanciarse, ya que Lou volvió a frecuentar a Nietzsche en su viaje a Turingia, lugar donde se encontraba el filósofo. Ese tiempo de convivencia fue fructífero para ambos; pasaban el tiempo en discusiones filosóficas, religiosas y científicas, algo que contribuyó a que Lou escribiera el libro Nietzsche. Posteriormente visitó a Rée y conoció al círculo de intelectuales del filósofo. En ese período publicó su primer libro, En la lucha por Dios, firmándolo con el pseudónimo Henry Lou. Este libro le abrió las puertas a círculos más amplios y la dio a conocer como una mujer culta e inteligente. Este período terminó cuando conoció a Friedrich Carl Andreas, un profesor de estudios orientales con quien se casó bajo la condición de que jamás tendrían relaciones íntimas, cosa que Carl Andreas aceptó. Este matrimonio duró cuarenta y tres años, hasta la muerte del profesor; se dice que durante ese tiempo Lou tuvo varios amantes, destacándose entre ellos el poeta Rainer Maria Rilke, joven de veintiún años; en ese tiempo Lou tenía treinta y seis. Ella le enseñó ruso para que él pudiera leer a Pushkin y Tólstoi.

En 1910 Lou escribió El erotismo, probablemente el libro más conocido de su autoría y en el que sostiene que hay diferencias biológicas entre los hombres y las mujeres, donde menciona que “una mujer no se libera compitiendo con los hombres y volviéndose como ellos, sino feminizando el mundo y logrando que los hombres encuentren y aprovechen su lado femenino”. Un año después es invitada al Congreso de Weimar de la Asociación Psicoanalítica Internacional, donde conoció a Sigmund Freud y el psicoanálisis. Este descubrimiento afirmó y amplió las ideas que Lou había desarrollado en su ensayo “El erotismo”. Interesada en las pulsiones humanas y en otras ideas que ya había intuido, ingresó en el Círculo Psicoanalítico de Viena, estudiando esta disciplina por más de veinte años, durante los cuales tuvo una relación amistosa con Freud.

Lou vivió la última etapa de su vida ejerciendo el psicoanálisis, sin reparar en los ataques de Elisabeth Nietzsche, quien la difamó y la comparaba a la bíblica Salomé, y llegó al extremo de influir en los nazis para que continuamente la molestaran y extorsionaran. Sin embargo, Lou nunca respondió a estos ataques, pese a que Freud le aconsejaba que se defendiera. Lo que Elisabeth nunca entendería es que Lou siempre defendió su libertad, convirtiéndola en la capacidad para definir su propia estructura moral.

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