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Cultura

El tijuanense ‘Terrible Morales’ resume la épica pugilística del célebre James Ellroy

Por: Juan Manuel Vázquez / La Jornada

James Ellroy, célebre escritor estadunidense autor de clásicos contemporáneos como L. A. Confidential, escribió un ensayo, o quizás una épica, del boxeo mexicano donde el campeón Erik Terrible Morales es el resumen mejor encarnado. El texto es parte del libro Destino la morgue, publicado por Ediciones B en 2004. Con frases cortas y veloces, como si se tratara de un fajador naci-do en estas tierras, describe lo que entiende no sólo como un estilo de pelear, sino como una actitud ante la realidad.

“El boxeo mexicano es esme-rado. El boxeo mexicano es ins-pirado. Es énfasis salvaje. Es el boxeo básico devuelto a la distancia corta”, escribe el también autor de La Dalia Negra.

Pero quien le parece el portador perfecto de esa gesta, y vaya que conoce nombres porque menciona desde Rubén Olivares hasta Julio César Chávez, es el peleador nacido en Tijuana, Erik Morales, de quien dice: “Es un tipo tierno. Financia cenas de Nochebuena. Ganó el título y depositó la bolsa en el banco. Los ‘chicos buenos’ en el boxeo son asesinos que limitan su violencia al cuadrilátero”.

A ese deporte al que no le niega su condición de arte que sublima el machismo, le respeta esa fantástica capacidad de producir atletas con la generosidad de alguien como el Terrible, de quien relata: “regaló computadoras a unas escuelas en Tijuana”.

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En realidad, comentó el propio Erik, fue a la secundaria pública donde estudió. Al encontrar-se a un viejo profesor y notar que le hacía falta equipo a la institución donde enseñaba, le preguntó cuánto dinero costaría instalar un laboratorio de cómputo. En cuanto lo supo se puso a buscar las máquinas necesarias.

Pero si algo emociona hasta el lirismo a Ellroy en ese texto es la descarnada rivalidad entre dos mexicanos como Terrible Mora-les y Marco Antonio Barrera, quienes sostuvieron tres combates elegidos entre lo mejor de la historia en este deporte.

“Morales entra en la pelea de Barrera. Lo embiste. Recibe para dar. Pelea a corta distancia. Lo hace por su propia voluntad. Su trabajo suena a desenfreno”, escribe Ellroy.

Aquello que el tijuanense representa, el autor estadunidense lo define como “guerra en sincronía”. La emoción de ver a aquellos guerreros le aceleraron el corazón y le provocaron dolor de cabeza, lo que se vive en momentos como el de esas peleas, escribió Ellroy, es puro delirio. El pugilismo mexicano, plantea, es menos una forma de combate de una gramática y una narrativa.

“El boxeo mexicano significa que mueres por amor y vives para impresionar y apabullar a tus compañeros”, expresa ese escritor célebre no sólo por su pluma prolífica, sino también por su mal humor.

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