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Cultura

El teatro, la frontera y la resiliencia de la cultura mexicana, según Daniel Giménez Cacho

Por: Juan Pablo Guerra

Tijuana, 11 de marzo. «El teatro no sucede hasta que el público está y esa es la energía que se pone ahí, en circulación, de la sala, del público al escenario; por supuesto que lo modifica, por muy detallado, muy impuesto que lo tengas, se modifica», asegura Daniel Giménez Cacho, quien presentó la semana pasada, como parte de la estancia de la Compañía Nacional de Teatro en Tijuana, una conferencia y la obra ¡Violencia!

Giménez Cacho se volvió recientemente en «miembro de número» de la Compañía Nacional de Teatro, y detalla que «esto me ha hecho muy feliz, yo creo que toda mi carrera la he hecho bastante solo, y de repente ahora sentirme que pertenezco a esta comunidad me ha hecho muy feliz; siempre me interesó mucho el trabajo que hacen, pues es de los pocos lugares donde los actores pueden tener un sueldo fijo y se pueden dedicar a eso, con rigor, entrenarse, ensayar».

¡Violencia! es la primera obra que trabajó con la Compañía Nacional de Teatro, y ya hay más proyectos en puerta, pero parte del interés del primer actor también está en la propuesta de sacar las obras de la Ciudad de México y exhibirlas en distintos puntos del país, como pasó en el Centro Cultural Tijuana (Cecut).

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Para el actor, cada proyecto es diferente y cada uno presenta un acercamiento diferente a su trabajo. En el caso de Bardo (2022) Giménez Cacho comentó que no había un diseño de personaje y tenía mucho que ver con cómo se sentía él durante el rodaje «así se pensó, pero hay otros proyectos, películas y obras de teatro donde sí tienes que construir, luego también sucede muy diferente en el teatro».

Para él, la diferencia del teatro radica en que «todo tu día está encaminado a eso que vas a hacer en la noche, entonces todo lo que tú vives, todo lo que te pasa es muy bonito como todo lo vas encauzando a lo que va a pasar en la noche. Tu vida agarra una especie de sentido particular cuando estás dando función».

Complejidad fronteriza

Aunque nunca hubo una escena en la ciudad, la película Largo camino a Tijuana (1989) fue el primer largometraje en el que participó Giménez Cacho. Desde entonces en distintos puntos de su carrera, incluyendo Bardo, Tijuana ha aparecido en varios de sus proyectos, y la considera «de las fronteras más complejas que hay, no solo por México, sino por la cantidad de migrantes que llegan y todo lo que eso trae de experiencia, de cultura, de cosas duras, trágicas, de destinos, todo eso lo vuelve un lugar muy rico. Tampoco lo quiero romantizar, es una cosa compleja, porque también está el asunto del narcotráfico, pero es un lugar muy rico, muy diverso».

En Tijuana también observa la batalla por la reafirmación de la mexicanidad y recuerda que durante la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte «entre varios compañeros la discusión estaba en si nos iban a, culturalmente sobre todo, si los Estados Unidos nos iban a avasallar y yo creo que ahora con el paso del tiempo lo que se puede ver es que nuestra cultura es muy potente, mucho más resistente, más rica, mucho más diversa (…) también tiene que ver con cierta decadencia del otro lado, que ya no son esa fuerza que había de los 60, 70, 80, culturalmente ya no son la vanguardia que eran, pero también con el paso del tiempo se ha demostrado que nuestra cultura tiene raíces muy sólidas».

Para él, este enfrentamiento «produce tantas cosas culturales donde se reconcentra una idea de lo mexicano, para hacerle frente al avasallamiento económico y a veces también cultural de Estados Unidos, aquí se genera una cosa más álgida (…) aquí hay un intercambio que nos enriquece».

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