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Cultura

El filme El sueño de Sigena reconstruye una joya del arte románico europeo

Por: Alejandra Ortiz Castañares / La Jornada

Roma, 7 de enero.- Los frescos de la sala capitular del monasterio de Sigena (Huesca), en Aragón, realizados en 1200, considerados uno de los mayores monumentos del arte románico europeo realizados por un grupo internacional de artistas, es el tema del nuevo documental de Jesús Garcés Lambert, titulado El sueño de Sigena (2021). Por románico se entiende el estilo que surgió en Europa entre los siglos XI y XIII, cuando se recuperó la grandeza arquitectónica y artística de la antigua Roma.

El filme “trata del viaje de un héroe que alcanza el sueño de devolver al mundo un patrimonio perdido”, comparte el cineasta mexicano en conversación con La Jornada. Ese soñador es Juan Emilio Naya, ejecutivo farmacéutico y ex astrofísico de la NASA, quien es también el protagonista y coproductor del filme junto con Xavier Atance.

Durante 12 años, desde 2007, Juan reconstruyó digital y físicamente la sala capitular, que se incendió en 1936 –apenas iniciada la guerra civil–, quedando reducida a fragmentos y sus espléndidos colores virados. Las 400 fotografías en blanco y negro que el arquitecto Josep Gudiol realizó en la sala como parte de un estudio, tan sólo dos meses antes del incendio, fueron indispensables para su reconstrucción.

Garcés Lambert vive en Roma desde 1996 y goza de fama internacional, que ha forjado al renovar el documental de arte, como en su exitoso filme Caravaggio: el alma y la sangre (2018). El cineasta considera que “la reapropiación de la memoria es una de las mayores aportaciones de la película, a pesar de ser una evocación conflictiva que demuestra que las heridas de la guerra civil española siguen abiertas”.

La investigación incluye la recuperación hipotética de la iconografía y el color original, dominado por azules, verdes y rosas. La película va entretejiendo la historia de los murales con las entrevistas realizadas a algunos de los mayores expertos en el tema, como Manuel Castiñeiras, Jordi Camps, Neil Stratford y Katheleen Doyle, entre otros. Participan también el diseñador Albert Burzon, quien realizó la reconstrucción virtual, así como los artistas que elaboraron la reproducción pictórica y el artesonado mudéjar.

El monasterio fue fundado en 1188 por la reina de Aragón Sancha de Castilla, que al enviudar lo escogió como su lugar de retiro. Era un sitio solitario, ideal para el recogimiento y tan remoto como lo es hoy día, situado a 250 kilómetros al oeste de Barcelona y a 100 de Zaragoza. Los murales, como era habitual entonces, se inspiraron en las ilustraciones de los manuscritos y fueron realizados por un equipo multicultural de artistas, como sucedió en la capilla palatina de Palermo, terminada medio siglo antes y con la cual se han identificado vínculos estilísticos. La hija de Sancha, Constanza, era la reina de Sicilia.

Como en Palermo, en Sigena también se unificaron las tradiciones europea, bizantina y musulmana. Sigena nació en el momento en que cayó el reino de Jerusalén, tras la derrota de la tercera Cruzada (1187), llegando a Europa no sólo obras de arte, sino artistas. Sancha debió haber concebido la sala capitular como una evocación de la Tierra Santa. El profesor Jaroslav Folda, experto en el arte de las Cruzadas, afirma en la película que “la sala capitular de Sigena es quizá la primera gran obra en Occidente influenciada por el arte de las Cruzadas”.

Considera que las escenas del Viejo Testamento, realizadas en las enjutas de los arcos, debieron de haber sido pintadas por un artista inglés. Walter Oakeshott lo identificó en su libro seminal de 1972, entre los artistas de la Biblia de Winchester, el llamado Maestro de la hoja Morgan, conservada en la Biblioteca Morgan de Nueva York. Mientras el ciclo del Nuevo Testamento de las paredes y la genealogía de Cristo con los 70 retratos situados en los intradoses de los cinco arcos debieron ser realizadas por un artista bizantino, identificado con el Salterio de Melisenda (1132–1143), manuscrito de lujo y de calidad excelsa comisionado por la primogénita del rey de Jerusalén, cuyas ilustraciones coinciden no sólo con el estilo, sino con el orden de las escenas en Sigena, lo que permitió completar algunas perdidas. Por último, el artesonado policromado y dorado fue realizado por un artista mudéjar.

Por ahora no se ha definido el espacio donde podrá reconstruirse la réplica de la sala. Según Garcés Lambert, “Juan espera que sea en Sigena, aunque no existe aún la voluntad política del gobierno de Aragón para ello”.

Contencioso de restitución

Castiñeiras explica en la película que los responsables del incendio fueron las milicias anarquistas catalanas, que fueron quemando las iglesias en tierra aragonesa. “Nos puede sorprender, pero hay tantos monumentos en la historia del arte que se han quemado por causas revolucionarias, como los jacobinos en París, que destruyeron la mayoría de las obras góticas”.

Incendiados por dos días, los murales fueron restaurados, desprendidos y llevados al Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), que cuenta con la mayor colección de pintura románica en el mundo. Tal acopio del siglo XII fue formado entre 1920-1923 tras el desprendimiento de los frescos de las iglesias románicas de los Pirineos para salvaguardarlos de los saqueos. Pero los de Sigena, que son una de las mayores joyas del recinto, son muy diferentes no sólo por la región de pertenencia y finura, sino sobre todo porque llegaron en condiciones muy distintas, abriendo uno de los litigios más largos y mediatizados del patrimonio español.

Según el antiguo diario aragonés Heraldo –que ha seguido el contencioso por al menos medio siglo–, “los murales fueron llevados a Barcelona para su restauración momentánea, pero nunca regresaron a Sigena. La diputación de Huesca los reclamó desde 1939”.

El abandono en que cayó el convento después de la guerra civil llevó tiempo después a la expoliación y venta ilegal del resto de su rico y exquisito patrimonio. Su estatus de Monumento Nacional (1923) permitió después de 20 años de litigios declarar nula en 2015 la venta del juzgado número 1 de Huesca del centenar de obras de arte que las monjas sanjuanistas realizaron entre 1983 y 1994 al MNAC y a la Generalitat de Cataluña.

La mitad del centenar de piezas en cuestión fue devuelta en 2016 por el MNAC, mientras el Museo de Lérida en Cataluña no lo hizo, obligando a la Guardia Civil a irrumpir por orden judicial en el museo en diciembre de 2017, recuperándolas por la fuerza.

La resolución de las pinturas murales está pendiente. A principios de 2016, la audiencia provincial de Huesca reiteró la solicitud de devolución en octubre de 2020. El litigio fue suspendido en septiembre pasado en espera del pronunciamiento del Tribunal Supremo. El MNAC ha argumentado a su favor la imposibilidad de transportar las pinturas, porque su fragilidad las dañaría, además de las condiciones inadecuadas de conservación y exposición.

En tales términos se presentó la película en Aragón y Cataluña y, dados los humores crispados, temieron en ambas partes que fuera boicoteada. “Al verla entendieron que no había ninguna finalidad política, sino meramente artística, y se impresionaron de la belleza de las pinturas reconstruidas y de su historia, lo cual generó una actitud conciliatoria. Fue emocionante”.

El filme será parte de las proyecciones internacionales del Instituto Cervantes que incluirá su exhibición en México próximamente.

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