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Cultura

Dejo el protagonismo a las canciones; estoy por detrás de ellas, dice Andrés Calamaro

Por: Juan Ibarra / La Jornada

Calamaro hará gira por México en octubre. La imagen fue captada en junio de 2010 en el teatro Metropólitan. Foto archivo La Jornada

Por: Juan Ibarra / La Jornada

Con más de 50 años de carrera, Andrés Calamaro ya no se inmuta ante la presencia virtual de más de cien periodistas. Recostado en un sillón, el músico argentino sostiene su teléfono sin preocuparse mucho por el encuadre o el ángulo desde el que es captado.

“No aspiro a tanto, disfruto de los mismos placeres que cualquiera de nosotros. Estar un rato tranquilo. En Buenos Aires, me encanta ir a desayunar tarde, leer el periódico, tengo novia. Ahora, en la gira, tengo el síndrome de Saigón. Todos los días me recuerdan a las escenas de Apocalipsis Now, con Martin Sheen, el capitán, aburrido porque lo que era su casa no le resultó. Ya no puede estar en Vietnam, pero tampoco en Estados Unidos”, responde con su particular manera de entonar las palabras.

En agosto, Calamaro llegará a los 62 años; sin embargo, la edad no le despierta ninguna reflexión en particular. “Sinceramente no es mi estilo. No practico la nostalgia ni los balances, no hago muchos planes para el futuro ni para el pasado”, señala. Por eso cuando se le pregunta por la etiqueta de ícono, una que muchos le han puesto, el cantante no la adopta del todo para para sí mismo.

“Escuché esta palabra: ícono, icónico, bastante. Sinceramente no sé qué se entiende por eso, sí me hago una idea. Tiene que ser porque llevo ya bastante tiempo haciendo esto mismo, al principio en un lugar más doméstico, más sencillo, tocando los teclados, esperando sobrevivir y tener experiencias interesantes con la música. Lo que tengo es un puñado de temas conocidos. Diría que tengo 10 o 15 icónicas, para no desperdiciar la palabra. Pero yo, en particular, estoy por detrás, le dejo el protagonismo a las canciones. Soy un individuo, prefiero no contestar que sí sin estar completamente seguro de qué es eso”.

De todas formas tampoco le tiembla la voz para admitir que sus canciones han llegado incluso a nuevas generaciones, a pesar de que él no logra descifrar los motivos de esa preferencia. Esa palabra es un halago que recibe a medias, “tengo mucha música desconocida, porque somos músicos todos los días del año. Entonces la música es como gota de lluvia, y un disco es lo que cabe en una botella, un litro, por así decirlo”, detalla.

Esa es probablemente la razón por la que Calamaro ha vuelto a sus viejas composiciones. “El archivo son unos años particularmente, y es música que no entró en un disco y mucha que nunca voy a encontrar y otra que no volví a escuchar. Me sorprendo. No recuerdo el momento en que grabé eso. Algunas son canciones buenas, rock bueno, pero otras cosas son tan distintas a lo que se supone que están basados los discos. Lo disfruto mucho, sé que es lo menos práctico hoy día, pero me pesaba un poco tener tanta música inédita, me preocupaba, pensé que todavía tengo alguna oportunidad de mostrar un poco eso antes de que se pierda”, explica el argentino.

Recuerdos de Picasso


Esos archivos tienen la forma de casetes, de grabadoras Tascam, algunos ya están digitalizados, y Calamaro procura llevarlos consigo para estudiarlos, elegirlos o contemplar opciones técnicas para mejorar su sonido. De pronto, el músico recuerda a un pintor. “El catálogo oficial de obras de Pablo Picasso comprende 14 mil obras, tuvo tiempo de pintar esa cantidad de cuadros, además de los dibujos, de los prints, de las esculturas, de las cerámicas, y solamente en el catálogo oficial hay ese número. Parece que 14 mil canciones fuera una barbaridad, pero Picasso es un artista absolutamente reconocido y admirado en el mundo al que no se le reprocha nada, más allá de haber pintado demasiadas mujeres”, agrega el cantante.

A pesar de esas vueltas al pasado, Calamaro no pierde de vista lo que está por venir ni duda en seguir experimentando nuevas formas de crear. Hace no mucho preparó un libro de fotografías y exhibió algunas de ellas en una galería en Madrid, también escribió un guion de cine y no abandona su quehacer. “La verdadera música es la siguiente, la próxima. Es verdad que tengo muchos discos grabados en 1971, y son mis preferidos, pero hay algo en la música como evento, concepto, materia, que es próxima, que es la música que todavía no existe y creo que es sagrado para un músico poner foco en, por ejemplo, el sábado que viene”, destaca.

Andrés Calamaro tampoco le da mucha importancia a algunos de los temas que pueblan la actualidad. La inteligencia artificial no le quita el sueño, “no me preocupa en absoluto que a través de esa tecnología yo vaya a cantar menos, hacer menos recitales; no me importa demasiado. Hace cien años apareció la radio, y los músicos habrán pensado ‘es el fin, es el fin’; después salieron los primeros discos, muchos músicos habrán pensado ‘socorro’, y fue lo mismo a principios de siglo con el cedé, que duró muy poco como formato”, asegura.

El argentino también rechaza la exposición derivada de las series biográficas, como fue el caso de la producción que retrata parte de la vida de su compatriota Fito Paez. “Creo que prefiero no tener una serie en Netflix. No pude evitar fantasear cómo hubiera sido la mía, viendo la de Fito Paez, porque durante esos años yo estaba en Buenos Aires y teníamos bastante en común. Hice imaginariamente mi propio paralelo, ver dónde estaba en 78, 79, 80, 81”, admite.

Sin embargo, su labor, reitera, está cantando detrás de un piano. “Me gusta la música como los toros, algo que ocurre, empieza y se termina en hora y media o dos, no existe más. El encanto de lo efímero en la música es fundamental”, sostiene.

Andrés Calamaro ofrecerá una serie de conciertos en México; llegará a la capital del país los días 10 y 11 de octubre; a Puebla, el 14, y a Guadalajara, el 17.

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