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Baja California

Marco Dávila reivindica la bandera comunista; opción para la clase trabajadora, dice

Por: Mireya Cuéllar

Tijuana, 19 de febrero. La última vez que en México hubo un candidato a la Presidencia del Partido Comunista fue en 1976. Cuando todos pensaban que ya nadie reivindicaba esa bandera, surgió Marco Vinicio Dávila Juárez, un veracruzano de 59 años que hace campaña de cara a los comicios del 2 de junio y llama a votar por él en el apartado de candidatos no registrados.

Platica que en noviembre de 1994 empezaron a reagruparse –el viejo Partido Comunista, cuyo candidato presidencial fue el líder ferrocarrilero Valentín Campa en 1976, cuando comenzó en el país un proceso de fusión de las izquierdas– y solicitaron registro ante el Instituto Nacional Electoral, pero no se los otorgó.

–¿Van a contracorriente? Hoy se usa la palabra comunista como una acusación y los comunistas no supieron revertir eso.

–Después del triunfo de la contrarrevolución en Rusia sí hubo un periodo muy difícil para nosotros, porque se hablaba del fracaso del socialismo, pero aquí empezamos a reagruparnos en los años 90, a partir de las ideas de Marx y Engels. A nosotros nos parece vigente el socialismo como alternativa de la humanidad; la clase obrera como el sujeto revolucionario y el partido como instrumento de lucha.

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–Sin embargo, ¿por qué no tienen registro?

–En enero de 2019 hicimos la solicitud en el Instituto Nacional Electoral (INE) y no nos permitieron el registro, nos pedían modificar nuestros documentos fundamentales. El INE nos planteó dos condiciones: que como Partido Comunista reconocíamos todas las formas de lucha, incluida la armada, para tomar el poder por la clase obrera, y reconocer a la democracia como un valor fundamental.

La segunda condición era que, como pertenecemos al movimiento comunista internacional no podíamos estar ahí; según el INE teníamos que renunciar al internacionalismo proletario y también hubo cosas administrativas, quería que nos reconociéramos como trabajadores del partido (los líderes, «que aportamos nuestro tiempo de manera voluntaria») y nos diéramos de alta en el IMSS… y pedía una lista de la gente que aporta al partido. Y no la íbamos a entregar.

«Somos opción de la clase trabajadora»

–Pues mal que bien México tiene ya un sistema de partidos.

–Para nosotros es importante señalar que las dos candidatas representan el mismo proyecto de gobierno y no son opción para la clase trabajadora, su proyecto es de los ricos del país.

–¿Pues votan millones de personas en los procesos electorales?

–Uno de los objetivos de la campaña es dar a conocer el partido, decir aquí está quien representa a los trabajadores.

–¿Cómo sabrán cuántos votos obtendrán?

–En el 76 hubo un millón 200 mil votos para Campa, que participó como candidato no registrado. Lo que le decimos a la gente es que esos votos cuentan, no son nulos. Hay que buscar el recuadro del candidato no registrado, poner el nombre.

–¿No es quijotesco un camino que ya recorrieron otros?

–No. Durante estos últimos años el marxismo-leninismo se ha constituido en una corriente alternativa entre los jóvenes trabajadores. Ellos llegan a nosotros ya con lecturas, reivindicando a Stalin como el triunfador de la II Guerra Mundial. No estamos en el fin del siglo pasado.

–Pero, ¿qué alternativa ofrecen? ¿El stalinismo?

–No. Estamos en un proceso de acumulación de fuerzas, continuaremos organizándonos tras las elecciones. Queremos irrumpir en una jornada de lucha para expresarnos desde que inicie el próximo sexenio.

–Entonces, ¿cómo tomarían el poder?

–Bueno, estamos en una acumulación de fuerzas.

–¿Ustedes cómo gobernarían…?

–La figura presidencial, el Congreso y el Poder Judicial deben desaparecer y en su lugar formar una asamblea nacional popular y ahí elegir un consejo de ministros, estructurar un nuevo país.

–Ustedes hablan de volver 100 años atrás, a un viejo esquema de los partidos comunistas.? China, la Unión Soviética.. ¿todos conocen las purgas…? Es un pasado que no terminó muy bien en algunos casos.

–Cuba sufre un infame bloqueo económico que la ahoga, no reconocemos a Putin como socialista; China es un país de relaciones capitalistas.

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–¿Hay modelos ahorita?

–Tenemos paradigmas. El nuestro sigue siendo la experiencia socialista en la Unión Soviética. Hemos visto lo que pasó, los errores, pero creemos que los trabajadores deben votar y ser votados en sus centros de trabajo… vamos a seguir intentando obtener el registro, no estamos llamando a levantarnos en armas, sino pidiendo a la gente que vote, conjuntar un grupo amplio en defensa de los derechos laborales.

–¿Qué quieren probar?

–Que prevalece un malestar social disperso. Queremos generar un frente, donde los comunistas estamos planteando propuestas, hay demandas que enarbolar, deseos de los sectores de movilizarse, generar un frente. Uno de los dramas del movimiento obrero, sindical popular y de los trabajadores es que con la llegada de (Andrés Manuel) López Obrador, confiando en que él iba a generar transformaciones profundas, se desmovilizaron. Buscamos reagrupar las fuerzas, no todos quieren, un sector sigue confiando en López Obrador y Morena. Pero ellos tienen acuerdos cupulares con los grandes señores del dinero. AMLO y Morena se presentaron como la izquierda, pero no lo son, la izquierda históricamente ha visto por los derechos sociales y este gobierno ha favorecido a los magnates.

La alternativa

“Los trabajadores siguen reclamando derechos laborales fundamentales, democráticos, incluso. Estamos nadando a contracorriente, si usted quiere; decir en 2024 que somos un partido comunista provoca hasta la burla de algunos… queremos decirle a la gente que sí hay otras alternativas.

–Pero, no puede ser Rusia

–Tendremos que relanzar las ideas y revisar los errores e ir para adelante. Ese es el paradigma de los partidos comunistas. No queremos copiar lo que se hizo en el siglo XX, pero hoy los trabajadores pueden tomar el timón. La intención es difundir al partido, plantear que puede haber otra organización de la sociedad. Acercarse a otras ideas, que la gente se exprese si lo que hay no le gusta.

Militante en su juventud del Partido Popular Socialista, Dávila Juárez, biólogo por la Universidad Veracruzana, pide dejar de satanizar la palabra «comunista».

–¿Es como volver a empezar?

–Quizá, pero no nos da miedo. Como la vivimos actualmente, la democracia no es de los trabajadores, sino de los grupos dominantes.

–¿Por qué los trabajadores tendrían que gobernar?

–Porque son la mayoría y la democracia, para serlo, tiene que estar organizada por la mayoría.

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