Isegoría | Urge mirar los alrededores / Sergio Gómez Montero*
Desde hace ya muchas sombras espero el regreso del sol
cuyo fantasma brilla, amarillento, en todos los espejos
R. Vallarino: “Nocturno de Oaxaca”
¿Qué tanto el peso del pasado reciente –la pandemia– será la causa del desasosiego y la angustia que agobian y que impiden que el otro pasado más remoto –antes de la pandemia– vuelva de nuevo a nosotros? ¿De dónde surgió la realidad que hoy nos pesa y atosiga: la de los crímenes, asaltos, inseguridades y narcotráfico de todos los días y la impasibilidad de todas las policías y militares que nos rodean? No, no hablo de Michoacán o Zacatecas, sino de aquí mismo, de la Ensenada (Baja California) que hoy ya no se puede vivir por el temor que te causa salir a la calle o a los caminos cercanos por los asesinatos y asaltos de todos los días, a cualquier hora, sin que nadie haga nada para evitarlos, ya no se diga para prevenirlos. ¿Y desde cuándo esa situación se ha recrudecido?
Desde que el exgobernador Bonilla Valdés, que entre otras tantas barbaridades, impuso al presidente municipal actual, Armando Ayala Robles (supuestamente de Morena, en donde nunca militó), quien ni pío ha hecho por gobernar mínimamente al municipio y por eso, este domingo, los habitantes de la ciudad vamos a salir a la calle para protestar básicamente por la inseguridad que nos agobia y la inoperancia en el gobierno de la ciudad, que a pesar de que pululan aquí policías y militares, pareciera que nadie hace nada por mantener de nuevo la vida tranquila y calma que era el sello de nuestra vida diaria.
¿Cuáles son, pues, las causas por las cuales los gobiernos periféricos del país –gubernaturas y presidencias municipales– sólo están allí para enriquecerse y desgobernar? ¿Quién, legalmente, puede ponerle límite a ese desmadre (el recién acabado desgobierno de Bonilla Valdés dejó una deuda de 150 millones de pesos mensuales, que tiene atado de manos al gobierno actual, con el sistema de educación básica del estado parado desde hace más de un mes por los adeudos que se tienen con maestros en servicio y jubilados, cuyo margen de maniobra es mínimo y hasta ahora inexistente) que, aquí sí, desde mucho tiempo atrás es una verdadera lacra de nuestro país (desde los ya remotos tiempos de Gonzalo N. Santos en San Luis Potosí)? Hace no mucho Marcos Reyes (del COLEF) publicó un libro que actualizaba los problemas irresolubles que representan para el país centralización y descentralización y que obligan, habría que pensar, en regresar al análisis del 115 constitucional (que le da vida a la descentralización del país desde el municipio) y ver qué de él tiene todavía validez como para darle solución a los hoy complejos problemas que representa gobernar nuestras regiones, teniendo en mente el servicio público y no el interés personal por enriquecerse, que pareciera ser el objetivo de todos los gobernantes (gobernadores, senadores, diputados, presidentes municipales y hasta regidores) de la actualidad, sin tomar en cuenta para nada el que debiera ser su objetivo central: gobernar honesta y responsablemente el pedazo de tierra que tienen bajo su responsabilidad.
No, no es mucho lo que se les pide hoy a quienes están en el centro: es urgente que miren a sus alrededores y que comiencen a hacer algo –en serio– para salvar al país en su conjunto.
Fácil, ¿no?
*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx