Por las mañanas me alegraba solo de verlo y por las noches dormía tranquila a sabiendas de que él estaba junto a mi puerta. Foto: Archivo La Jornada Opinión Mar de Historias / Cristina Pacheco Por las mañanas me alegraba solo de verlo y por las noches dormía tranquila a sabiendas de que él estaba junto a mi puerta