Las acciones para detener el cambio climático no pueden seguir aplazándose, pues cada año empeoran los efectos de la explotación de nuestra casa común. Por ello las sociedades necesitan provocar un giro drástico en las perspectivas gubernamentales y empresariales que hoy dominan el escenario.
Las oportunidades que abre la educación son prontamente canceladas ante la necesidad de suspender su trayectoria educativa para contribuir a la economía familiar, a través de trabajos cada vez más flexibilizados, cortoplacistas y precarizados