Si el destino, en el que creo profundamente, no me mata, moriré por iniciativa propia, por mi propia mano, por mi propia voluntad.
A su modo, todos mis muertos permanecen en mi interior y cual los vivos, mis cuatro hermanos. Mi existencia cambió de forma radical.
A quién busco, a quién añoro sin cesar, desesperadamente. Todo apunta, específicamente, a quién busco, a quién añoro, y lo cierto es que los últimos días, detenida unos minutos dentro de mi automóvil, en la esquina de J. Prior y Secreto, con el hermoso parque de La Bombilla a mi derecha, bajo un aguacero de […]
Está bien resistir y aprender a enfrentar la vejez en intimidad solitaria. “Aprender a enfrentar”, dije; no dije: “resignarte a la vejez en intimidad solitaria”. Agradezco la cercanía de mis hermanos y mi demás familia, así como contar con mis amistades, pocas pero entrañables. Así, desde hace días empecé a buscar entre mis libros A Writer’s […]
Me recriminé a mí misma por no haber actuado con el adolescente con más arrojo y haberle ofrecido llevarlo en mi coche
En unas cuantas líneas, que electrónicamente dirigí y envié a las 6:30 a Cristina Pacheco, tras la entrada “¡Buen amanecer!”, le comentaba que hacía un par de horas había despertado con la imperiosa necesidad de volver a leer y de volver a ver el Jardín de niños que José Emilio Pacheco y Vicente Rojo publicaron conjuntamente en 1978
Ahora que me falta con quien comentar mi día a día, todas las noches me encuentro escribiendo en mi diario una página tras otra sobre lo que sea que me hubiera envuelto, absolutamente todo, entre las 6:00, al despertar, hasta las 23:00, al dormirme