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Región

Nostalgia y esperanza por el nuevo año en campamentos de la CDMX

Por: Jessica Xantomila y Jared Laureles / La Jornada

Entre la nostalgia, porque no están cerca de sus familiares ni de su país de origen, y la esperanza de que en 2024 logren entrar a Estados Unidos, migrantes venezolanos, haitianos y colombianos que viven en campamentos y albergues en la Ciudad de México recibirán el Año Nuevo.

A unas horas de que concluya 2023, en un recorrido realizado por La Jornada, expresaron que para muchos de ellos es la primera vez que pasan esta fecha con carencias, como dormir en casas de campaña en las calles, las cuales apenas si aminoran el frío que arrecia en las madrugadas. Asimismo, mientras algunos afirmaron que prepararán una modesta cena, como sucederá en algunos refugios, otros esperan que alguna organización les done alimentos, tal como ocurrió en Navidad.

Marycruz Colina, venezolana, no puede contener las lágrimas al hablar sobre lo que representa estar lejos de sus padres en este fin de año. «Es la primera vez que la paso de esta manera, eso lo hace un poco más difícil, son días que nos pegan duro pero hay que seguir adelante«, compartió en entrevista en el campamento de migrantes de la colonia Vallejo, donde vive desde hace 15 días.

Indicó que si bien está acompañada por dos hijos y un nieto, le hace falta estar cerca de su padre y su madre. «Nos comunicamos con ellos hasta Venezuela todos los días y gracias a Dios que aquí tenemos Internet gratis para hacerlo«, agregó.

Mencionó que para hoy en la noche planea preparar una ensalada con pollo o lo que salga y pasarla aquí, a las orillas de las vías del tren, entre cartón, anafres y pocos trastes para cocinar, pidiéndole a Dios que nos siga dando vida y salud, porque no hay de otra.

En el campamento que se encuentra cerca de la terminal de autobuses del oriente de la ciudad (Tapo), Luis, colombiano que lleva tres semanas viviendo ahí, indicó que recibirá el Año Nuevo como un día habitual.

«No sabemos qué haremos, pero todos los días llegan panes, tortas y cosas así que los mexicanos nos dan«, expuso. También, recalcó que su mayor anhelo para 2024 es que nos salga la cita en la aplicación estadunidense CBP One para solicitar refugio en ese país y así viajar en avión, ya que usted sabe el peligro con la migra, los cárteles y todo este tipo de gente.

Junto a las instalaciones del Metro, en otro campamento cercano a la Terminal Central de Autobuses del Norte, Alexis, salvadoreño, expresó que la semana anterior fue particularmente difícil para él y su esposa por la Navidad. «En mi casa el 24 visitábamos a la familia, la pasábamos bien. Ahora fue triste porque no estamos acostumbrados a este tipo de cosas y nunca imaginamos estar afligidos, y las mujeres se pusieron a llorar«, lamentó.

Para Jommar, venezolano, está claro cómo planea celebrar el Año Nuevo. «El 31, si Dios quiere, la vamos a pasar en el tren rumbo a Piedras Negras, Coahuila», expuso. En entrevista, señaló que llegó a la Ciudad de México hace dos días y ayer tenía planeado viajar en autobús a Monterrey, Nuevo León.

Estas fechas, dijo, «estamos acostumbrados a reunirnos en familia, pero ahora lo que nos toca es enviarles un mensaje y ellos nos mandan una foto celebrando«.

En tanto, en el albergue de la parroquia de Santa Cruz y la Soledad, en el barrio de La Merced, donde duermen alrededor de 400 personas migrantes en el interior del templo, mientras otro número similar pernocta en la explanada, el padre Benito Torres aseguró que esta noche cenarán lomo de cerdo, aunque no enchilado porque no les gusta, así que a lo mejor será endulzado, y lo acompañaremos con espagueti y algo de ponche.

Mencionó que entre los migrantes hay nostalgia, porque no están con sus seres queridos, algunos pensaban que para estas fechas ya estarían en Estados Unidos. Sin embargo, al momento festivo y de amistad, se alegran.

En Casa Tochan cenarán pavo. Nos han donado dos y vamos a intentar juntar para comprar otros; veremos la posibilidad de acompañarlos con una pasta, comentó Gabriela Hernández, directora del albergue.

Indicó que en este espacio habitan 80 personas, aunque la capacidad es para 47. A pesar de ello, estamos en la normalidad porque ya muchos se han ido con la esperanza de que los dejen transitar aprovechando estas fechas. Piensan que (las autoridades) se van a conmover y los dejarán pasar.

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