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Región

La Profepa abre proceso por castración de oso en NL

Por: Sanjuana Martínez / La Jornada

Monterrey, NL. 03 de marzo, Ante las denuncias interpuestas por activistas, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha iniciado tres años después de los hechos un proceso administrativo contra los responsables de la castración y muerte biológica del oso 34 del Chipinque.

El llamado oso 34 fue retirado en agosto de 2020 del Parque Ecológico Chipinque, localizado en la Sierra Madre Oriental dentro de los límites del Parque Nacional Cumbres de Monterrey, luego de la publicación de un video que se hizo viral donde el animal se aproximaba a una joven.

En ese momento el oso, una especie en peligro de extinción de acuerdo con la Norma Oficial Mexicana 059-2010, fue capturado y trasladado a las instalaciones de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), en donde el agrónomo Rogelio Carrera Treviño, coordinador del Laboratorio de Fauna Silvestre de esa facultad, tomó la decisión de castrarlo.

Luego de los hechos se presentaron denuncias ante la Profepa y la Fiscalía General de la República (FGR) abrió una carpeta en su Unidad Especializada en Investigación de Delitos contra el Ambiente. A continuación renunció Martín Vargas Prieto, director de Inspección y Vigilancia de Vida Silvestre, Recursos Marinos y Ecosistemas Costeros.

De acuerdo con un documento oficial al que ha tenido acceso La Jornada, más de tres años después la Profepa ha iniciado los procedimientos administrativos contra los responsables en el expediente: PFPA/4/2C.27.3/0001/2020 y ha citado, para la formulación de alegatos, a Rogelio Carrera Treviño, Ricardo Vladimir Barajas Juárez, Martín Vargas Prieto, Jorge Guerrero Salcedo, Daniel Martín López Rico, Lindolfo Gutiérrez Olvera, Adrián Rodríguez Treviño, Carlos Alberto Hernández Cienfuegos, Saúl Sánchez Robles, así como a Parques y Vida Silvestre de Nuevo León a través de quien legalmente lo represente.

Demandan castigo

Luego de la castración, el oso fue trasladado a un rancho privado en el estado de Chihuahua con muy pocas posibilidades de sobrevivir debido a que es una zona habitada por una subespecie de osos de mayor tamaño y, ante las protestas de los activistas, posteriormente el animal fue enviado a un zoológico de Ciudad Aldama, donde ya no se supo más de su existencia.

Patricia Pérez Ramírez, activista ecologista y defensora de los animales, exigió un castigo ejemplar para los responsables: No sabemos dónde quedó el oso. Las autoridades no han atendido ese llamado, ni el gobernador Samuel García, a quien le llevamos una carta y nunca respondió. Añadió: La figura del oso 34 fue el parteaguas de una lucha para la protección de esa especie. No existe un protocolo para la protección.

Para la activista, estos procedimientos administrativos contra los responsables son una simulación, pues la Profepa lo hace para cubrir las formas y dejar el fondo sin resolver. Seguramente existen denuncias sobre el mal manejo que el organismo está dando a los osos que están muriendo porque los mueven de su hábitat y los llevan a otras zonas bajo el argumento de que molestan a los vecinos. Esos osos mueren después en las carreteras porque quieren regresar o bien atacados por otros animales.

Añadió: Lo que le hicieron al oso 34 es un atentado al ecosistema que no debemos olvidar, fue un crimen. No es un delito contra un oso, es un crimen contra la preservación de la vida del ecosistema.

Exigió castigos ejemplares: Los responsables jamás van a poder resarcir el daño que ocasionaron, pero deberían dar la cara para empezar. Y que las autoridades busquen verdaderos mecanismos para proteger la flora y la fauna y en ese sentido tratar de rescatar un poco del equilibrio del ecosistema.

A diferencia de la renuncia del funcionario federal que autorizó la castración, la UANL se niega a revisar el caso y el propio gobierno no ha sancionado a ningún funcionario de Parques y Vida Silvestre. “Urge un castigo ejemplar contra los veterinarios que siguen trabajando en la facultad de la universidad y que fueron los que castraron al animal: ¿Por qué la universidad no ha castigado a los maestros responsables? Estos profesores actúan contra los animales. ¿Qué están haciendo ahí? Es una burla para la universidad, una vergüenza. ¿Exigimos que el Consejo Universitario despida a esas personas, de hecho, ya debería haberse hecho cargo de esos trabajadores, maestros o catedráticos que están actuando de forma incongruente?

Explicó que la constante en este caso ha sido la impunidad: ¿Qué sentido tiene tener leyes y normas de protección a los animales si finalmente los que están cometiendo los abusos y las injusticias están protegidos por las propias autoridades?.

Leyes sin aplicación

Recientemente, Parques y Vida Silvestres de Nuevo León, a cargo de Edgardo Acosta Canales, presentó una ley emergente con un enfoque en materia de basura: Más que para proteger a los osos, ellos se enfocan en generar una norma que ya es letra muerta. Dicen que van a cobrar multas a los vecinos que saquen la basura fuera de los horarios, pero esa norma será muy difícil aplicarla, porque no hay inspectores ni personal asignado para vigilar eso.

La activista exigió la creación de un protocolo que respete la protección de la especie: La lucha no es solamente por preservar una especie en peligro de extinción, la defensa de los osos tiene otras implicaciones, como su presencia en el bosque, algo que ayuda al ecosistema. Las autoridades creen que con llevarse a los osos a otras zonas se soluciona el problema, cuando en realidad lo que están haciendo es afectar completamente al bosque, porque sin la presencia de los osos el bosque desaparecerá.

Y concluyó: Todo lo que tiene que ver con el proceso ambiental se está viendo afectado y nos está trayendo problemas ecológicos. Si no atendemos los problemas de flora y fauna, estamos yendo contra natura. Nuevo León tiene una crisis en materia ambiental con problemas de agua. Tenemos el bosque abandonado y si no hay osos, entonces todos estamos condenados a vivir peor, en un ecosistema colapsado, sin equilibrio.

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