CTM y maquila de Coahuila acuerdan afiliar personal; lo impugnan dentro del T-MEC
El pasado viernes 29 de julio, la Secretaría de Economía (SE) informó que México admitió la solicitud de revisión, presentada por Estados Unidos en el marco del acuerdo comercial, por la presunta denegación de la libertad de asociación y contratación colectiva en la empresa VU Manufacturing, que fabrica piezas para asientos de automóviles en Piedras Negras, Coahuila.
La historia de la quinta queja interpuesta vía el Mecanismo de Respuesta Rápida del T-MEC había comenzado un mes y medio antes, cuando trabajadoras y trabajadores de la planta, donde no hay sindicato, fueron llamados en grupos al comedor.
Ahí se encontraron a una decena de delegados de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) que –en resumen– les dijeron que habían sido invitados por la empresa y que pronto firmarían el contrato colectivo de trabajo.
Con una presentación en diapositivas, los cetemistas mostraron los futuros beneficios: descuentos en un salón de fiesta, pases para albercas, lentes a bajo costo y descuentos en multas del servicio de agua (gracias a gestiones del regidor cetemista). También hicieron su principal oferta: somos los únicos que no cobramos cuotas sindicales.
«Claro que no hablaron nada de aumento salarial ni de la importancia del contrato colectivo», cuenta Julia Quiñónez, dirigente del Comité Fronterizo de Obreras (CFO), una ex trabajadora de maquila que lleva décadas en el trabajo de organización sindical en la frontera.
Por qué la empresa se metía en asuntos sindicales«Pensaron que estaba fácil, pero ya había muchos trabajadores que estaban capacitados y empezaron a cuestionar por qué la empresa se metía en asuntos sindicales«.
Las y los trabajadores habían comenzado a organizarse de manera discreta más de un año antes, sabedores de la usual táctica de despido de los líderes.
La aparición de la CTM aceleró el proceso.
«Se juntaron muy rápido 150 firmas (en la planta laboran poco más de 400) y se pidió la constancia de representatividad. Seguramente la CTM va a hacer lo mismo, porque están buscando a los nuevos, y a las personas de calidad, las que tienen más compromiso con la empresa«.
Para estos efectos, el CFO tiene alianza con la Liga Sindical Obrera Mexicana, que Quiñónez describe como «una confederación nueva», como principio «que nadie externo venga a hacer las cosas por las y los trabajadores».
«Por andar de alborotados»
Tras la presentación de la solicitud, relata Quiñónez, la planta fue visitada por un grupo de funcionarios estadunidenses, encabezados por el agregado laboral Luis Pablo Solorio. «La queja estaba sustentada, pero hicieron como 39 entrevistas presenciales y virtuales con trabajadoras y trabajadores. La queja procedió porque había evidencia suficiente de la violación de derechos«.
Previamente, las personas trabajadoras y el CFO habían documentado las «represalias» de la CTM y la empresa. La activista dice que un trabajador fue despedido por haber cuestionado a los cetemistas y que una trabajadora fue retenida durante dos horas en una oficina: “Le dijeron ‘está bien, si no quieres a la CTM no firmes, pero no hagas escándalo’”.
La federación de la CTM es dirigida por Tereso Medina, quien encabeza entre otros al sindicato derrotado en la planta de General Motors en Silao. El líder local es Leocadio Hernández Torres, cuyo hijo, del mismo nombre, es regidor por el PRI en el ayuntamiento de Piedras Negras.
El pasado viernes 29 de julio, tras la aceptación por México de la solicitud de investigación, la empresa recibió la visita de funcionarios de la Secretaría del Trabajo federal.
Paralelamente al conflicto, y con el argumento de la lentitud de las cadenas productivas causada por la pandemia, la empresa había entrado en «paros técnicos» parciales, y la mayor parte de las personas trabajadoras fue enviada a sus casas con la mitad del salario. «Esto es por andar de alborotados«, deslizaron los gerentes.
«Paz laboral» coahuilense
Hasta hoy, Quiñónez tiene problemas con su número del Seguro Social porque se registró con un año más para poder emplearse en una maquila, cuando era quinceañera.
Su familia llegó desde Durango cuando ella era niña. Sus padres querían cruzar la frontera. «Afortunadamente no se pudieron ir y aquí nos quedamos». Ella, sus padres y sus hermanos fueron todos trabajadores de la maquila.
–¿Qué recuerda de esa época?
–Viví la violencia en todos los sentidos. En una empresa donde trabajé todavía en la solicitud se tenía que anotar la fecha de la última menstruación, y había un examen humillante a cargo de un médico hombre.
Cuando le preguntan de su trayectoria, Quiñónez suele decir que su lucha ha sido contra «un monstruo de tres cabezas: el mismo gobierno, que por muchos años permitió violaciones a los derechos de las y los trabajadores; los sindicatos charros y las empresas».
–¿Qué ha cambiado con la reforma laboral?
Es como unir todas las fuerzas para aplastarnos
–Hay muchos retos. Acá en Coahuila el gobierno es del PRI y siguen apostándole a la «paz laboral» que no significa más que mantener sometida a la gente.
El caso de VU Manufacturing ha unido a las fuerzas vivas de la región en contra de las y los trabajadores que quieren un sindicato independiente. La activista señala que los medios locales buscan minimizar el conflicto y que la presidencia municipal apoya a la CTM. «La empresa se jacta de que tiene todo el apoyo de la CTM, del gobierno estatal y de la junta de conciliación; es como unir todas las fuerzas para aplastarnos«.
El CFO mantiene una campaña de recaudación de fondos para los trabajadores de VU Manufacturing –empresa con sede en Michigan– que han visto reducidos sus ingresos.
Un grupo de trabajadoras fue a ver a la presidenta municipal, Norma Treviño (PRI), quien les prometió despensas. Al día siguiente, los que llegaron con las despensas fueron los delegados de la CTM que, naturalmente, presumieron que las había gestionado el regidor cetemista.
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Las piedras preciosas
Quiñónez valora el «quiebre» propiciado por la nueva legislación laboral, particularmente en lo que hace a la participación de las mujeres.
El punto de partida no es sencillo: «Acá las compañeras son las que están siempre más activas, siempre organizando, pero cuando se trata ya de escoger a alguien para la mesa directiva, generalmente escogen a los compañeros, porque dicen eso, que tienen más tiempo, que tienen menos ocupaciones en la casa».
Para enfrentar esa realidad, el CFO desarrolla estrategias como la que lleva, a propósito, las letras de una piedra preciosa, GEMA (Género y Empoderamiento de la Mujer para la Acción), que se plantea que «las compañeras estén realmente concientizadas, capacitadas sobre sus derechos, para que sean protagonistas y no nada más se les utilice para cubrir cuotas».
En esos espacios, refiere Quiñónez, se pregunta a las trabajadoras cuáles son sus sueños, qué les gustaría que cambiara y para todas las mujeres en México. Las respuestas son generalmente: «Mi sueño es que mis hijos saquen una carrera o que mi familia esté bien».
Es decir, «vemos que las mujeres siempre están pensando en otros, en la familia, no en sí mismas. Pero nosotros hemos comprobado que si una mujer está bien, todo su entorno está bien. Las mismas empresas se verían beneficiadas si ellas tuvieran cierta tranquilidad física y emocional».
Ante la idea de que entre las personas trabajadoras hay una «pasividad» resultado de largos años de control corporativo, Quiñónez apuesta por «los pequeños logros»: «Una mujer que no permite que le grite el supervisor tampoco va a permitir que el esposo le grite. No vamos a lograr el cambio en todo un sindicato si no empezamos por los cambios en la casa«.