Chocan posturas en EU por la ampliación del muro en Texas
Washington y Nueva York, 10 de octubre.- La decisión del presidente Joe Biden de construir un poco más del muro fronterizo del ex mandatario Donald Trump fue denunciada por varios legisladores y una amplia gama de organizaciones liberales, pero es casi seguro que sea sólo un prefacio de lo que será un aparente concurso entre demócratas y republicanos para proyectarse como los más efectivos en controlar la migración desde ahora y hasta las elecciones presidenciales de noviembre de 2024.
Políticos de ambos partidos nacionales, asociaciones empresariales, defensores de inmigrantes y una extensa serie de expertos en este país entienden que ningún muro ni tecnología o campaña antimigrante puede frenar el flujo de personas que intenta ingresar a Estados Unidos sin documentos, sin adoptar también una estrategia mucho más ambiciosa para abordar el fenómeno migratorio y sus causas de fondo. Al mismo tiempo, muchos están conscientes de que ahora, como en el pasado, este debate político incluye una realidad a veces oculta en la retórica política: Estados Unidos necesita más inmigrantes, algo que incluso republicanos como los gobernadores de Indiana y Utah, así como diversas agrupaciones empresariales, han repetido este año.
Pero los hechos y las soluciones reales de largo plazo no importan hasta que se logre un giro en el juego político, algo que no se ha alcanzado y que no se perfila en medio de un ciclo electoral como éste, sobre todo cuando los republicanos han colocado posiciones antimigrantes al centro de sus campañas y están ganando el apoyo de la opinión pública.
Wayne Cornelius, director emérito del Mexican Migration Field Research Program en la Universidad de California San Diego, comentó a La Jornada que “el politiqueo doméstico en Estados Unidos sobre el tema ha cambiado en maneras que hacen que opciones políticas ‘razonables’ sean casi irrelevantes”. Abunda en que «después de ocho años del trumpismo virulento infectando nuestro cuerpo político, he llegado a la conclusión de que el genio nativista/nacionalista blanco se ha escapado de la lámpara. Es muy peligroso, y las fuerzas potenciales que podrían ayudar a neutralizarlo por ahora están demasiado débiles como para marcar una diferencia».
El resultado es que Biden y sus estrategas aparentemente han concluido que necesitan seguir construyendo el muro de Trump que tanto denunciaron anteriormente, y que los demócratas y republicanos probablemente aprobarán más fondos para más muros y otras barreras más iniciativas para frenar el ingreso de inmigrantes no autorizados en las negociaciones sobre el presupuesto federal este otoño.
«Dado el flujo elevado de gente, y la presión política de la derecha y de los liberales, Biden ha tenido que ser más agresivo en medidas (de control)», explicó Muzaffar Chishti, analista en el Migration Policy Institute, en entrevista con Politico. «Aun su propio partido ha estado solicitando medidas más firmes», comentó.
Al preguntarle su opinión sobre la decisión de Biden de construir un segmento más del muro fronterizo, el diputado demócrata texano Colin Allred, quien está lanzando una campaña en la cual reta al republicano conservador Ted Cruz en la contienda por el Senado, dijo a Politico que «este es un paso necesario para ayudar a las comunidades fronterizas de Texas, abrumadas con la actual oleada de migrantes».
Pero críticos, incluidos demócratas progresistas y agrupaciones de inmigrantes, rechazan estos argumentos y protestan lo que algunos consideran es una traición de promesas de anular las medidas antimigrantes de Trump y sus aliados. «El gobierno de Biden no estaba obligado a ampliar la construcción del muro fronterizo, y ciertamente no estaban obligados a suspender varias leyes ambientales para expeditar esa construcción», afirmó la diputada demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, sólo una de muchos dentro del partido o alineado con los demócratas en condenar la decisión.
Sin embargo, para los demócratas y sus estrategias, sondeos recientes muestran que 75 por ciento de estadunidenses opinan que la «inmigración ilegal» es un problema grande para este país. Mientras una mayoría abrumadora de republicanos ve la migración como un problema mayor, también está creciendo el número de demócratas que comparten esa percepción.
El flujo de la migración también ha cambiado, señala Cornelius, uno de los expertos veteranos sobre este tema y que ha estudiado el fenómeno desde los años 70. «Lo que antes pensábamos era un tema de frontera entre Estados Unidos y México, ahora debe ser percibido como una subserie de un fenómeno mucho más grande; de hecho, global, impulsado por fuerzas como los medios sociales y teléfonos celulares fácilmente adquiridos que no existían hace décadas».
Hasta la fecha, no se vislumbran medidas efectivas para controlar lo que todos los días se califica de flujos «sin precedente» en las noticias, algo que sigue nutriendo el ataque antimigrante de republicanos conservadores y sus aliados. Y eso a pesar de que las condiciones materiales para hacer un giro real en la política estén presentes.
Nadie toma en cuenta el factor demográfico
«Tenemos que recordarnos que todo esto está sucediendo en un momento en el cual hay una tasa de desempleo real históricamente baja en Estados Unidos, existen unos 10 millones de empleos vacantes en todas los sectores de la economía, cientos de miles de nuevos empleos se están generando cada mes, millones están llegando a la tercera edad, hay un déficit creciente de trabajadores para cuidar a todos estos jubilados» entre otros factores, afirma Cornelius. Concluye que «si jamás hubo un momento en el que la política migratoria debería engranarse sistemáticamente con la demografía cambiante del país y sus mercados laborales, este momento es ahora, pero esta forma de abordar el tema está tan lejos de las realidades políticas actuales que nadie lo toma en serio».
Para Cornelius, no se pueden impulsar los cambios necesarios y racionales basados en la evidencia en torno a la migración sin primero cambiar esa realidad política impuesta por el Partido Republicano de Trump; con que una de las cámaras del Congreso esté bajo control de republicanos, estos cambios necesarios no son posibles.
Otros concluyen que ambos partidos comparten la culpa. El historiador Greg Grandin, de la Universidad de Yale, dice que “los demócratas han financiado muros y barreras fronterizas desde la presidencia de Carter, pero sin ruido. La innovación de Trump fue hacerlo como espectáculo… Lo que Biden está haciendo ahora hubiera sido visto en el pasado como de rutina. Trump nos hizo el favor de hacernos ver qué tan brutal era esa rutina”.