Biden admite que Israel pierde apoyo internacional
Washington y Nueva York, 13 de diciembre.- La Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas votó de manera abrumadora a favor de un alto el fuego en Gaza y aunque Washington se opuso a la resolución, el presidente Joe Biden reconoció por primera vez públicamente que Israel está perdiendo el apoyo internacional y que «tiene que cambiar» su política sobre un Estado palestino para crear las condiciones de una paz duradera a largo plazo.
Pero aunque Biden pareció ofrecer una mesurada crítica a Israel ante la perdida del apoyo internacional, dejó claro ayer, en comentarios ante quienes apoyan su campaña de relección, que el compromiso de su gobierno con Israel «es inquebrantable». Y lo demostró una vez más pocas horas después en la sede mundial de la ONU en Nueva York, donde su gobierno votó en contra de la gran mayoría de la comunidad internacional que respaldó un cese del fuego inmediato.
Más de tres cuartas partes de la Asamblea General (153 países) votaron a favor de una resolución por un alto el fuego humanitario inmediato; Estados Unidos, Israel y otros ocho países (Paraguay y Guatemala entre ellos) votaron en contra, y 23 abstenciones (entre otros Gran Bretaña, Alemania y Argentina en su primer voto sobre el tema del nuevo gobierno de Milei). Fue casi la misma resolución anulada por el veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad hace unos días.
La embajadora estadunidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, declaró poco antes de votar en contra de la resolución que “cualquier cese del fuego ahora mismo sería temporal, en el mejor caso, y peligroso en el peor –peligroso para israelíes, quienes serían sujetos a ataques implacables, y también para palestinos, quienes merecen la oportunidad de construir un mejor futuro para sí mismos, libres de Hamas”.
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El clamor universal se ha intensificado desde la última vez que la Asamblea General aprobó con 121 votos a favor una resolución por una tregua humanitaria el 27 de octubre, después de que cuatro intentos para impulsar tal resolución en el Consejo de Seguridad fracasaron en gran parte por la oposición de Washington.
Las resoluciones de la Asamblea General, a diferencia de las del Consejo de Seguridad, no son vinculantes, pero ofrecen una clara expresión del sentir de la comunidad internacional, la cual deja cada vez más aislado a Washington en torno a este conflicto.
Por su parte, poco antes de los comentarios de Biden, el primer ministro Benjamín Netanyahu difundió un video en el que declaró: «yo aprecio enormemente el apoyo estadunidense para la destrucción de Hamas y el retorno de nuestros rehenes. Después de un intenso diálogo con el presidente Biden y su equipo, recibimos el respaldo pleno a la incursión terrestre y para bloquear la presión internacional que quiere frenar la guerra».
El video de Netanyahu mina el argumento oficial ofrecido por Biden y sus asesores durante los últimos dos meses de que sus diálogos privados con el gobierno israelí han logrado limitar la guerra en Gaza. Tal vez hasta peor para Biden, en otra parte del video el primer ministro, efectivamente, descarta la opción de permitir que la Autoridad Nacional Palestina llegue a gobernar Gaza, reafirmando que el gobierno israelí no permitirá una solución de dos estados con una Palestina independiente que incluya Gaza.
Todo esto también indica que el gobierno de Biden no estaba enfocado en los temas al centro del conflicto de Israel contra Palestina durante los primeros tres años de su gobierno, ya que suponía que los palestinos se quedarían quietos. «Aunque Medio Oriente permanece acosado con desafíos pergeñes, la región está más tranquila de lo que ha estado en décadas», proclamó el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, en un amplio ensayo en la prestigiosa publicación Foreign Affairs en su edición de octubre 2023. Después de los eventos que sacudieron esa región el 7 de octubre y el inicio de la guerra actual, Sullivan se vio obligado a enmendar rápidamente la versión digital de su artículo, pero las ediciones impresas permanecen como testamento del hubris y fracaso de la política estadunidense en promover esa paz duradera que declaran como su objetivo.
Aunque Washington ha vuelto a reiterar su supuesto apoyo histórico a una «solución de dos estados» –con Israel conviviendo con un Estado palestino independiente– durante más de 30 años, el apoyo internacional disminuye, pues Tel Aviv se ha dedicado a anular esa opción con, entre otras cosas, proceder con establecer cada vez más asentamientos en Cisjordania, minar de manera permanente a la Autoridad Palestina y apoyando la canalización de millones de dólares en asistencia a Hamas que ha gobernado Gaza desde 2007 con el propósito de mantener divididos a los territorios palestinos.
Pero la declaración de Netanyahu ayer de descartar esencialmente una vez más una solución de dos estados, aparentemente fue demasiado para Biden, quien comentó poco después en Washington que su amigo Bibi Netanyahu debe cambiar su postura. “Tenemos que asegurar que Bibi entienda que tiene que hacer algunos movidas para fortalecer a la Autoridad Nacional Palestina, fortalecerla, cambiarla, moverla. No puedes decir que no habrá ningún Estado palestino en el futuro”.
El presidente estadunidense no ofreció ninguna indicación de cómo logrará hacer cambiar la política israelí, y rechazó que presionará de manera pública a Tel Aviv para lograrlo. «No vamos a hacer ninguna otra maldita cosa más que proteger a Israel en el proceso. Ni una sola cosa», sostuvo ayer por la mañana en un acto con promotores de su campaña electoral.
Biden reiteró en ese discurso: “somos la nación indispensable. Les guste o no, lo somos… Estados Unidos es la nación esencial. Y esperan que seamos líder”. Pero pocas horas después, por lo menos en torno a la guerra de Israel en Gaza, la gran mayoría del mundo no titubeó en discrepar, dando aún más señales del poco apoyo internacional.