Alberga Universidad de Texas dos libros sobre origen de los chatinos
Ciudad de México, 16 de septiembre.- Dos libros que relatan el origen e identidad del pueblo chatino de Santos Reyes Nopala, ubicado en la costa de Oaxaca, están disponibles para consulta en la biblioteca digital de la Universidad de Texas en Austin. Son los primeros en su tipo, escritos por el cronista municipal Javier Gerardo Pérez Sánchez.
De acuerdo con el autor, los chatinos de la Costa Chica de Oaxaca se consideran “hijos de los peces”, por la leyenda que cuenta su origen: sus antepasados fueron castigados por el dios sol y vivieron como peces en las profundidades del mar por un tiempo. El astro rey se compadeció de ellos y les dio de comer maná, con lo que volvieron a ser humanos, salieron del agua y llegaron a La Encomienda, actualmente Puerto Escondido, Oaxaca.
El relato asegura que algunos se quedaron cerca del mar, otros se adentraron 54 kilómetros hacia la sierra sur, donde fundaron las cuatro cunas lingüísticas del chatino, que hoy corresponden a los municipios de Tataltepec de Valdés, Santiago Yaitepec, Santa Cruz Zenzontepec y Santos Reyes Nopala.
“Ser chatino es hablar la lengua trabajosa y pertenecer a una etnia muy singular, que habita en el estado desde hace más de 2 mil años. Es ser una persona trabajadora, que ama su tierra y que ha luchado con uñas y dientes para mantener vivas sus tradiciones”, detalló Pérez Sánchez en entrevista con La Jornada.
El investigador nació en Nopala, como se conoce al pueblo originario ubicado en el suroeste de Oaxaca. Según expertos, fue fundado hace 2 mil 800 años, en el periodo Preclásico, que corresponde a la etapa de las aldeas en la historia prehispánica oaxaqueña. Este municipio se encuentra rodeado de cerros por los que descienden dos ríos. Debe su nombre a la gran cantidad de nopales que los mexicas identificaron en la zona cuando la conquistaron. Este es uno de los cuatro lugares donde se originó el chatino, una lengua que sus propios hablantes consideran difícil de pronunciar.
La comunidad se rige por usos y costumbres, es un núcleo agrario y cabecera municipal de 27 agencias y comunidades rurales. Preserva tradiciones prehispánicas: ritos a la naturaleza, y espacios sagrados como el Cerro Iglesia, su centro ceremonial, donde se encontraron estelas funerarias.
Fueron estos monolitos los que motivaron a Javier Gerardo a investigar el origen del pueblo chatino de Nopala por primera vez en su historia y esta es la anécdota: antes de asumir la presidencia en el municipio y ser elegido en una asamblea comunitaria, en la administración anterior a él fueron descubiertas en la década de los 80 unas figuras prehispánicas talladas en piedra en el Cerro Iglesia, las cuales fueron traídas a Nopala y empotradas en las paredes del edificio de gobierno, a las que se les colocó barniz de madera para que brillaran.
Durante el gobierno de Pérez Sánchez llegaron a la comunidad funcionarios del Instituto Nacional de Antropología e Historia, quienes criticaron la decoración a los monolitos y retiraron el barniz con cuidado.
En 1984 un guía del municipio de Bajos De Chila le presentó a dos turistas canadienses, quienes preguntaron del origen e interpretación de las estelas, pero “no sabía nada y nadie sabía absolutamente nada del origen de ellas”, recordó Pérez Sánchez y admitió en entrevista con La Jornada que sintió vergüenza, pero que eso mismo lo motivó a buscar información, para aclarar sus propias dudas.
El objetivo de su investigación “siempre fue exponer a Nopala, presumir las estelas y darle al pueblo luces de sus raíces, darles identidad”, dijo, pues para el profesor jubilado de historia y geografía, “no hay futuro sin memoria”.
Las circunstancias le marcaron la pauta para comenzar. En una ocasión, durante la limpieza de un almacén en el palacio municipal, un trabajador le entregó un tubo en cuyo interior “estaba un tesoro”, agregó, pues se trataba de los títulos primordiales de su comunidad, en los que se reconocía como municipio, fechados el 2 de mayo de 1696, los cuales transcribió en seis meses.
Pero su principal inquietud era averiguar de dónde vienen los chatinos, por lo cual se reunió con el historiador José María Bradomin, quien en su libro Toponimia de Oaxaca escribió un relato sobre Nopala. “Le comenté que mi pueblo aparece en su escrito, me preguntó de dónde venía y resultó que éramos parientes”, agregó Javier Pérez, pues Bradomin y su abuelo fueron familiares.
El investigador ha plasmado en sus libros datos históricos basados en otras fuentes literarias, como el archivo histórico de Oaxaca, así como de hallazgos arqueológicos. Junto a su investigación, reunió historias del pueblo y tradiciones para contar la cosmogonía del chatino: la razón de los nombres de cerros y barrios, los tequios y fiestas que se celebran actualmente, pero sobre todo la relación mística con la tierra en que nacieron.
Así surgió su primer libro: Buscando el origen de los chatinos, que originalmente sería publicado por el Instituto Oaxaqueño de las Culturas, pero debido a situaciones fiscales, retiró su manuscrito. Javier no se desanimó y en una ocasión compartió la situación de su trabajo con su amigo Federico Kotler, de origen alemán, quien tenía un hotel en Puerto Escondido, y junto con su esposa financió la publicación, que salió en 1997.
La pareja, que “amaba a Nopala”, aprovechó algunos títulos para repartirlos a sus clientes, quienes a su vez enviaron cartas e hicieron llamadas de España, Italia y Estados Unidos, para saber más de su autor y la certeza de todo lo que el libro contaba.
La primera versión se convirtió en tres, pues nueva información “salía a la luz y ya no estaba en la oscuridad en la que empecé”, explicó el profesor jubilado, quien tuvo la oportunidad de adaptar la segunda versión para que fuera enseñado en las escuelas.
Las dos primeras publicaciones fueron digitalizadas por la Universidad de Texas en Austin y están disponibles en su biblioteca virtual. Además, estudiantes de las Universidades de Washington y Harvard han citado en diferentes tesis los textos del autor y le agradecieron en persona.
Pérez Sánchez publicó Mirando atrás en 2016 y recibió el título de cronista municipal en 2020 por su contribución a la investigación de la historia del pueblo de Nopala. A partir de entonces se integró la Asociación de Estatal de Cronistas de Oaxaca.
En abril de 2022 publicó Memoria histórica, un contenido de antecedentes y acontecimientos más significativos en la historia del municipio de Santos Reyes Nopala. Ha participado en conferencias e investigaciones en los municipios de Río Grande, Juquila y Oaxaca, durante las que ha reflexionado sobre la necesidad de los pueblos originarios por explicación su origen y guardar sus memorias, al igual que ha instado a los gobiernos locales a que inviertan en la búsqueda del conocimiento de su pasado, para que de manera científica se encuentren respuestas.
Actualmente está trabajando en 20 crónicas para su nuevo libro, que se titulará Añoranzas: crónicas de un pueblo tallado a mano, que reunirá crónicas desde la época antigua de Nopala hasta la actualidad.
Estas publicaciones están integradas en el archivo histórico de Oaxaca y se pueden adquirir en papelerías de la capital oaxaqueña.
Javier Gerardo Pérez Sánchez invitó a escribir a las muchas generaciones a las que enseñó, y destacó su felicidad cuando Juan Triste Vásquez, ex alumno y paisano, publicó ya su primer libro.