Trump recurre a «distractores» para opacar escándalo Epstein
Nueva York y Washington. El hombre en el puesto de más poder en el mundo, que guía a la máxima superpotencia en guerras, genocidio, disputas comerciales, posibles crisis económicas y sociales por sus propias políticas –por no hablar de la alarmante evidencia del cambio climático, el cual sigue negando–, está concentrado en la receta de la Coca Cola, en recuperar un nombre racista para un equipo de futbol americano, en acusar de traición a ex presidentes y en festejar el despido de un comediante.
Algunos observadores creen que ocuparse en estos asuntos secundarios tiene otra finalidad: distraer del creciente escándalo por su amistad con el difunto Jeffrey Epstein, consorte de ricos y famosos, acusado de tráfico sexual y pederastia. Tan serio es el problema político que este martes el presidente de la Cámara baja, Mike Johnson, anunció que este miércoles adelantará las vacaciones de esa instancia, las cuales durarán cinco semanas, para evitar que el tema de esa relación se discuta en el recinto legislativo, y acusó a los demócratas de usarlo como parte de un juego político.
Epstein, quien aparentemente se suicidó en su celda en Nueva York en 2019 mientras esperaba un eventual juicio por traficar favores sexuales con menores de edad, tenía amistad con varios integrantes de las cúpulas políticas y empresariales, incluidos el príncipe Andrew de Inglaterra, Bill Clinton, y Trump, entre muchos más. Las bases de Trump creen que Epstein fue asesinado justo para que no se revelara una lista de clientes de connotados demócratas, versión que el propio Trump nutrió en el pasado. Sin embargo, hay videos y declaraciones de Epstein y Trump sobre su gran amistad y de su preferencia por mujeres atractivas, incluidas algunas muy jóvenes. Trump prometió hacer pública la lista y otros documentos relacionados con el caso cuando llegó a la Casa Blanca, y su procuradora dijo que estaba evaluando esa lista, la cual se encontraba sobre su escritorio.
Pero de pronto la Casa Blanca y el Departamento de Justicia indicaron este mes que el caso está cerrado y que esa lista no necesariamente existe, lo que provocó una ola de ira y descontento entre las bases más fieles del presidente y algunos de sus aliados más cercanos. Trump declaró que ese asunto ya está descartado y que es algo aburrido y sin importancia.
Buscan autoridades a cómplice de la red de trata
The Wall Street Journal nutrió la controversia el pasado jueves cuando reportó que el titular del Ejecutivo envió en 2003 una carta por el 50 cumpleaños de su entonces cuate Epstein con varias insinuaciones sobre sus mutuos intereses en mujeres. Trump atacó al Journal y a su dueño, su aliado derechista Rupert Murdoch, también propietario de Fox News, y los demandó por 10 mil millones de dólares por difamación. La Casa Blanca también anunció que, como castigo, el corresponsal de The Wall Street Journal será expulsado del grupo de reporteros que viajan con el presidente.
Ese martes, el Departamento de Justicia dio a conocer que el subprocurador general Todd Blanche está buscando una cita con Ghislaine Maxwell, novia de Epstein y cómplice en la organización de servicios y deseos sexuales, y quien cumple una condena federal de 20 años por participar en el tráfico sexual de menores de su novio. Esto ha detonado especulaciones sobre si se le ofrecerá algún indulto a cambio de apoyar versiones que ayuden a proteger al mandatario.
Trump, continuando con sus esfuerzos por distraer la atención del caso Epstein, escribió en su red social que el ex presidente Barack Obama debería ser investigado por traición, sin especificar de qué lo acusa, más allá de que el ex presidente estaba intentando llevar a cabo un golpe de Estado. La oficina del demócrata sólo comentó que el mensaje era un intento débil de distracción.
Mientras, la Casa Blanca inundaba el espacio público con proclamaciones sobre los grandes éxitos de Trump, como siempre, históricos, en sus primeros seis meses de gobierno. Declaró que el republicano heredó un país muerto, al cual logró resucitar milagrosamente y que ahora es la nación más prometedora y respetada del mundo (https://www.jornada.com.mx/2025/07 /21/mundo/028n1mun); sin embargo, la opinión pública no parece estar festejando con su líder.
Cae en las encuestas
La aprobación del presidente se ha desplomado 11 puntos desde febrero, a 42 por ciento, según la encuesta más reciente de CBS News. Con base en sondeos de Gallup, USA Today concluyó que su tasa de aprobación es la más baja que cualquier otro presidente en este punto de su administración. Un promedio de los principales sondeos del país calculado por The New York Times confirma que hoy la mayoría (53 por ciento) desaprueban su gestión.
Pero mientras la presidencia y sus aliados se enredaban en su propia trampa sobre Epstein y rechazaban como fake news toda critica a sus hazañas, el mandatario se anotó otro gran triunfo para su presidencia: obligó a Coca-Cola a usar azúcar de caña en su bebida emblemática. La empresa confirmó ayer que a partir de septiembre ofrecerá una versión de su refresco con azúcar de caña (desde la década de 1980 ha usado jarabe de maíz).
En otro frente, el presidente ha exigido que el equipo de futbol americano profesional Commanders de Washington cambie su nombre de nuevo para recuperar el anterior: Redskins. Campañas de organizaciones de derechos civiles indígenas que han luchado durante años contra los nombres y símbolos racistas de equipos deportivos lograron que ese nombre dejara de usarse. Trump amenazó con intentar frenar la construcción de un nuevo estadio si no le hacen caso.
El mandatario también dedicó tiempo a su disputa con comediantes que han sido sus críticos más efectivos, pero éstos –a diferencia de otros a los que ha atacado– no se han quedado callados. Después de festejar que el conductor del programa nacional nocturno The Late Show, Stephen Colbert, será despedido por CBS cuando concluya su contrato, en mayo de 2026, Trump advirtió que el próximo podría ser Jimmy Kimmel, conductor del programa nocturno que compite con The Late Show en la cadena ABC y otro crítico del presidente. El lunes, Colbert advirtió al inicio de su programa al mandatario: “Ahora sí nos vamos a quitar los guantes –y mirando directamente a la cámara respondió al mensaje triunfal del presidente sobre su despido–: ¡Vete a la chingada!” (go fuck yourself).
En muestra de solidaridad, la cámara captó en el público a los presentadores de los programas nocturnos de NBC (o sea, la otra competencia): Jimmy Fallon y Seth Meyers, a sus famosos compañeros en comedia satírica Jon Stewart y John Oliver, y estrellas como Adam Sandler y Lin-Manuel Miranda y el periodista Anderson Cooper. Otras figuras famosas se han sumado a un torrente de apoyo y crítica (https://www.youtube.com/watch?v= VIZegLAvK8o&t=8s). Stewart, en su programa The Daily Show de ese mismo lunes, presentó a un coro tipo góspel y, al referirse al mandatario e indirectamente a CBS y Paramount –las cuales también son dueños de su canal, Comedy Central–, cantaron juntos: Vete a la chingada (https://www.youtube.com/watch?v= TwOLo_U6bTw).