Opinión

Vox, PAN y PP: de la Agenda para la Libertad a la Carta de Madrid / Marcos Roitman

Por: Marcos Roitman Rosenmann / La Jornada

El neoliberalismo tiene múltiples caras y muchos adeptos. Es una corriente ideológica con ramificaciones en todas las instituciones y órdenes sociales. Partidos políticos, sindicatos, movimientos sociales, universidades, medios de comunicación de masas, ONG y asociaciones culturales reproducen sus principios, actúan como un pool.

Sus representantes declaran ser partidarios de la desigualdad bien entendida, de la superioridad de la raza blanca mejor explicada, de la homofobia sin estridencias, de la propiedad privada sin límites, de la sociedad ordenada, de la identidad patria. De una inmigración controlada y sana. De las leyes aplicadas con criterio. Todo en positivo.

Asimismo, promueven una educación defensora de la familia y la moral católica. Son partidarios de la igualdad de sexos, al margen de ideologías feministas. Un patriarcado sin estridencias. Defienden la vida. Ni aborto, ni eutanasia, pero con excepciones: la pena de muerte y la necropolítica. Su brújula la encuentran en las sagradas escrituras.

En definitiva, se autodefinen como guardianes de la civilización occidental. Y lo tienen claro, América Latina forma parte de la tradición grecolatina, por la herencia del cristianismo, por el humanismo renacentista y el racionalismo científico, por la defensa de las libertades y los derechos fundamentales, por la democracia representativa y la aspiración a su perfeccionamiento, por la separación y equilibrio de poderes, por la primacía de la ley y la igualdad ante ella, por la economía de mercado y la apertura al mundo, por las igualdades entre el hombre y la mujer, América Latina forma parte de Occidente.

Vox denuncia: sus militantes se ven acosados y sufren el embate de comunistas, homosexuales, feministas, el establishment y los partidos políticos de izquierda. Se les desacredita sin razón. Se les acusa de ser portadores de un discurso de odio, negacionistas del cambio climático, la violencia de género y neonazis, cuando sólo defienden las libertades. Son incomprendidos. Pero saben su destino, combatir a los portadores del viejo y falaz discurso del nacionalismo económico, de la retórica antiimperialista, del victimismo histórico, cuando no del racismo inverso que niega la raíz europea de las sociedades americanas.

Los entrecomillados son párrafos del documento América Latina. Una Agenda para la libertad, elaborado en 2007 por FAES bajo la batuta de José María Aznar. Financiado por empresarios, bancos y fundaciones. Su finalidad era fundar una internacional europea-latinoamericana para salvaguardar los valores de Occidente amenazados por el comunismo, el terrorismo yihadista, y los antisistema. El PAN firmó sus conclusiones y se comprometió a luchar por sus objetivos. Fueron Manuel Espino Barrientos, entonces presidente del partido, y Javier Brown César, en tanto director general de Formación y Capacitación del PAN, quienes firmaron en nombre de su partido. Véase: Las enseñanzas de Aznar en México.

Hoy el proyecto se ha redefinido. La derecha española está dividida. En 2013 se funda Vox, un partido hasta hace poco marginal, trasformado en la tercera fuerza política. Sus integrantes son, la mayoría, ex militantes del PP defraudados por el abandono, dicen, que Rajoy hizo de los valores que forjaron una España grande. Así, Vox toma en sus manos recuperar el orgullo patrio y redefinir el papel de España en América Latina. Su referente La Agenda para la Libertad. Serán los nuevos portadores de la fe aznariana, que los acoge y da cobertura.

Imbuidos de las gestas del CID, los reyes católicos, Hernán Cortes y Francisco Franco, emprenderán la cruzada. Así, en octubre de 2020, la fundación de Vox, Disenso, presidida por Santiago Abascal, convoca a redactar un manifiesto en defensa de Occidente y luchar contra el comunismo. El resultado fue la Carta de Madrid. Sus adherentes dicen formar parte de la Iberosfera. Una comunidad de naciones libres y soberanas con más de 700 millones de personas que comparten una cultura y cuentan con un gran potencial económico y geopolítico para abordar el futuro.

Sin embargo, constatan que una parte “está secuestrada por regímenes totalitarios de inspiración comunista apoyados por el narcotráfico y terceros países. Todos ellos bajo el paraguas de Cuba e iniciativas como el Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, que se infiltran en los centros de poder para imponer su agenda (…)”.

Así, el avance del comunismo supone una seria amenaza para la prosperidad y desarrollo de la Iberosfera (…) siendo la defensa de nuestras libertades una tarea que compete no sólo al ámbito político, sino a las instituciones, la sociedad civil etc.” La declaración la signan, entre otros, Arturo Bolsonaro, Antonio Ledezma, María Corina Machado y el pinochetista, José Antonio Kast. Por México, encontramos la firma de Fernando Doval, secretario de Estudios y Análisis Estratégico del PAN, en nombre del partido. No seamos ingenuos, el viaje de Abascal y su comparsa a México no fue a iniciativa propia. Se planteó para dar visibilidad a la Carta de Madrid. Al PAN, no le pilló por sorpresa. La defensa de Hernán Cortés tampoco, comparte el proyecto. ¿Si no por qué participan y firman documentos?

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