publicidad
Opinión

Voces de El Colef | Sin ton ni son: planeación urbana y calidad ambiental en Nuevo León

Por: María Eugenia González Ávila

Esas caminatas matinales que realizo han resultado ya casi un reto de salud, incluso un riesgo. ¿Por qué? Hay dos razones entre los muchos factores involucrados con la calidad ambiental.

La primera razón es la pésima calidad del aire que hay en la ciudad de Monterrey y municipios que conforman la metrópoli, que se ha ido acrecentado en los últimos años y tiene una explicación lógica por varias razones. 

Por ejemplo, la entidad tiene apenas 2.46% de su superficie de Áreas Naturales Protegidas (n.l.gob.mx.). Para hacer frente al problema se echó a andar el programa “Bosque ciudadano”, con el objetivo de incrementar los beneficios biológicos, sociales y económicos del arbolado urbano nativo a través de reforestación masiva ciudades, entregando mil árboles mensualmente hasta alcanzar  la  plantación de un millón de especies nativas. 

Sin embargo, me inscribí al programa “Bosque ciudadano” mediante un código QR, pero hasta el día de hoy no sé cuándo llegará el árbol que debo sembrar y hacer notar a la autoridad ambiental, pues la tasa de sobrevivencia de los árboles donado en Monterrey es de solo el 20%, en relación al 70% que tienen los sembrados por cuenta propia, esto considerando que fueron cuidados y regados de manera similar. En fin, no hay que perder la fe que quizás en el 2024 llegarán los dichos árboles. 

A la mala calidad del aire también se suman los incendios forestales, los cuales fueron menores este año con respecto a otros, pero aún así se registraron. También está la deforestación en el río Santa Catarina, realizada como una forma de mantenimiento para evitar las inundaciones en época de huracanes, que si bien evita riesgos, también hay que aclarar que este tipo de vegetación cubre una función ecológica, por lo que la tala fue frenada por la inconformidad de la población.

Eso sí, el “puente verde” fue inaugurado para unir al Parque Fundidora y Parque España, que por cierto ya visité y no le auguro sobrevivencia a la vegetación, ya que no son del todo especies nativas, sobre todo considerando que en tan solo en otoño se alcanzan temperaturas de hasta 30 grados, mientras que en el verano el termómetro se dispara aún más.

Así, los programas de vegetación ciudadana como los anteriormente señalados, la falta de Áreas Naturales Protegidas, sumando el desinterés y conocimiento de temas ambientales de la ciudadanía, no hay un panorama alentador en pro a mejorar la calidad del aire. 

Además, los proyectos del nuevo transporte público, la ampliación de los tramos del metro, así como los planes generales de desarrollo urbano municipal, son realizados sin ton ni son, cada uno por su lado, sin ajustarse a un “Plan Desarrollo Metropolitano” que permita abordar los problemas de contaminación, tales como las partículas suspendidas (PM10) que son altas en la mayoría de las estaciones de monitoreo de la Zona Metropolitana de Monterrey.

Una segunda razón que hacen altamente riesgosas las caminatas matinales es la infraestructura urbana, porque no hay calles lo suficientemente anchas ni en buen estados para realizar esta actividad, La mayoría de las calles son muy angostas o han sido  transformadas en rampas para cocheras improvisadas, así como transformadas en algo extraño que es utilizado para albergar autos o camionetas. Incluso más absurdo, las banquetas han sido “adelgazadas” por los grandes restaurantes de comida rápida o plazas comerciales, para usarlas como estacionamientos en Monterrey.  

También te puede interesar: Voces de El Colef | El agua y la economía en Baja California

A lo anterior se suman proyectos como “Revive el Centro “, que en teoría es la reutilización de espacios públicos y la recuperación de viviendas abandonadas en el primer cuadro de la ciudad, así como la ampliación de banquetas, lo cual ha generado un caos en esta zona, pues, desafortunadamente, la obra se ha realizado a diestra y siniestra, sin pensar en que la infraestructura básica de drenaje es vieja, que existen calles angostas y una vialidad se ha ido complejizando. 

Tal es la situación que zonas -como el Obispado- ya se pueden identificar con altos niveles de contaminantes, que paradójicamente se registran en el área de hospitales, mientras que el centro comercial Céntrica y zonas industriales del norte de la ciudad se han convertido en “islas” de calor, afectando la calidad ambiental.

Todo esto nos da una idea del por qué una actividad tan sencilla y saludable se vuelve de alto riesgo en una ciudad en donde la planeación, calidad del aire y en general el tema de la sustentabilidad van sin ton ni son, sin pensar en una mejora de la calidad ambiental para el ciudadano.

Related Posts