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Opinión

Vivo en Cuba / Aleida Guevara March*

Por: *Pediatra cubana, activista social, hija de Ernesto Che Guevara.

Vivo en Cuba, amo a mi pueblo y defiendo nuestra revolución. Soy médico internacionalista, estoy orgullosa de serlo, por tanto veo la realidad, soy crítica, porque comprendo que hay muchas cosas que tenemos que mejorar y otras tantas que tendremos que cambiar, pero estoy formada con gran influencia martiana y José Martí decía que el sol tiene manchas, pero da tanta energía y tanta luz que los hombres no vemos sus manchas. Nos enseñó a respetar al ser humano, no todos podemos pensar igual, pero todos tenemos el derecho de ser escuchados y sobre todo que nos tengan en cuenta, claro que para lograr esto debemos ganarnos ese derecho.

Puedes gritar mucho y muy fuerte, pero si los que están a tu lado gritan otra cosa, por muy alto que lo hagas nadie te entenderá, por eso es importante la unidad de criterio y siempre recomiendo que no sólo se critique algo, sino que tenemos que ser capaces de proponer soluciones. Lo que sí tengo muy claro es que no es posible usar la violencia para hacerte escuchar; cuando lo haces, lo único que obtienes es rechazo, sobre todo de un pueblo que tiene muchas personas con gran nivel cultural y con mucha dignidad.

Hace algunos días personas sin escrúpulos cometieron acciones vandálicas en distintas ciudades de mi país. Me refiero a romper vidrieras, robar en tiendas, tirar piedras a hospitales de niños, virar autos en plena calle, en ocasiones con compañeros dentro de éstos, en fin, cosas a las que los cubanos no estamos acostumbrados y con expresiones que mostraban un nivel cultural muy bajo, destilando odio y muchas mentiras y lo que más me molesta es que no tienen pudor alguno a reconocer su vínculo financiero con instituciones gubernamentales de Estados Unidos de Norteamérica.

Como ya dije, la revolución cubana no es perfecta ni mucho menos, pero los únicos que tenemos derecho a resolver estos problemas somos nosotros, ningún otro país del mundo tiene derecho a intervenir en nuestros asuntos internos, y alguna de esas personas pedían la intervención de potencias extranjeras, imagínense ustedes la reacción del pueblo. Lo que todavía no entienden es que Cuba es un pueblo digno y cuando alguien pone en duda esa dignidad, el pueblo se une y defiende con pasión su soberanía.

Tenemos muchos problemas de vivienda, tenemos serias dificultades con el transporte urbano, para colmo con esta pandemia brutal que sufrimos todos, el gobierno de Estados Unidos ha reforzado más las medidas del bloqueo, que mantiene sobre mi país desde hace casi 60 años, por lo que tenemos carencia de medicamentos, por ejemplo antibióticos orales, insumos, como jeringuillas, y por la persecución financiera a que somos sometidos no podemos adquirir todos los alimentos que necesitamos. Además, en los últimos tiempos es toda una odisea lograr que barcos extranjeros lleguen a nuestras costas con las cosas que necesitamos, incluyendo el petróleo necesario para impedir esos molestos apagones que sufrimos.

¿Ahora alguien puede decirme cuál es la preocupación del gobierno de Estados Unidos por el bienestar de mi gente, si sostiene semejante bloqueo contra ­nosotros?

Sinceramente no logro entenderlo.

A pesar de todo esto somos el único país de Latinoamérica con dos vacunas contra el Covid-19, hechas con mucho sacrificio, pero por nosotros, sin la injerencia de ninguna empresa farmacológica internacional, lo que nos permite vacunar gratuitamente a toda nuestra población y lo que nos posibilita ayudar a otros pueblos que lo necesitan. Quiero que sepan que si ustedes como pueblo estadunidense necesitan de nuestra solidaridad, con mucho gusto se la brindaremos. No olviden que la brigada internacionalista de médicos y personal de la salud que ha estado trabajando en más de 50 países del mundo para ayudar a vencer esta pandemia lleva el nombre de un joven estadunidense que luchó junto a mi pueblo contra el dominio español. En honor a ese valiente, Henry Reeve, llevamos la vida y el amor a los más necesitados del mundo, por eso y por mucho más me siento orgullosa de mi pueblo y de mi revolución socialista.

Un abrazo con calor de pueblo.

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