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Opinión

Texas recargado

Por: Jorge Durand / La Jornada

El congresista Michael McCaul (R-Texas) presentó la ley creando las obstrucciones necesarias para abordar rápidamente la entrada ilegal y nefasta (Container, Creating Obstructions Necessary to Address Illegal and Nefarious Entry Rapidly).

Un paso más del gobernador de Texas, Greg Abbott, en su protagonismo histriónico y antinmigrante por hacerse notar, especialmente delante de Donald Trump, quien tiene pendiente elegir a su candidato a vicepresidente. Protagonismo que lo puede llevar a ganar o a perder, dado el enorme ego del candidato a la presidencia de Estados Unidos y al antecedente de haber escogido a un personaje tan anodino como Mike Pence en su gestión anterior.

La ley contenedores tiene un objetivo muy preciso, permitir que Texas, o cualquier estado de la Unión, pueda decidir y poner en práctica barreras u otros dispositivos para impedir la migración en terrenos fronterizos que se consideran federales.

Se trata de una vieja disputa entre los estados y la federación para ganar terreno en este campo, donde la Constitución le otorga el diseño de las políticas migratorias al Congreso y no a los estados. En Texas y en Arizona, se pusieron contenedores viejos como muro de contención a la migración, también alambres de rasuradoras, que fueron retirados por la Migra con la oposición de las autoridades estatales que los habían colocado.

El tema llegó a la Suprema Corte, que falló a favor de la administración Biden, pero el conflicto sigue y la respuesta es esta nueva ley estatal, que ha sido detenida por el momento.

El argumento de Texas es que los estados tienen derecho a defenderse de una invasión.

Paradójicamente, la promueven los herederos de un territorio que acogió a migrantes y colonos extranjeros, que finalmente se rebelaron y se independizaron de México. Hablar de invasión de migrantes en Texas no sólo tiene que ver con la poca memoria histórica que tienen, sino también con las anteojeras ante una realidad presente, donde 40 por ciento de la población texana es de origen mexicano y latino en general.

Si la Suprema Corte da el visto bueno a la ley Conteiner tendrá repercusiones en cadena, ya que otros estados podrían legislar en ese sentido. Hasta el momento, varias leyes antinmigrantes, como la proposición 187 en California, la ley SB 1070 de Arizona y otras, han sido consideradas anticonstitucionales, pero en la actualidad, la composición de la Suprema Corte es, por amplia mayoría, conservadora.

La frontera de México con Texas es de 2 mil 18 kilómetros, dos terceras partes, debido a que Texas quería tener frontera hasta el Paso del Norte y controlar ese importante núcleo comercial donde confluirían las vías férreas y la llegada y salida de mercancías. A eso se debe su peculiar forma, con una especie de pico, que llega hasta El Paso.

La balanza comercial de Texas con México le favorece, 122.7 millones de dólares (mdd) en exportaciones en 2021 y a su vez importa productos por un valor de 108.4 mdd, el total asciende a 231.1 mdd. Un intercambio comercial muy relevante y que podríamos considerar como equilibrado. Por su parte, California exporta 30 mil mdd y México importa 85 mil mdd, con un desequilibrio importante favorable a California, pero en cantidades mucho menores que Texas.

Los berrinches de Greg Abbott de cerrar la frontera con México debido a la migración pueden, en el corto y mediano plazo, afectar seriamente a su economía y no sólo al comercio en general.

La política electoral de los republicanos en Estados Unidos está centrada en el tema migratorio y, por lo tanto, en la frontera mexicana y en su política migratoria. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, puso como argumento principal de su campaña la legislación punitiva que había implementado en contra de los migrantes y sus apoyos. Y la demás comparsa electoral también tuvo propuestas muy duras contra la migración.

Por su parte, a Donald Trump ya lo conocemos, pero su retórica antinmigrante ha evolucionado, ya no hay una retahíla verbal en contra de los mexicanos, ahora habla de migrantes en general; ha pasado de la amenaza puntual de traficantes y violadores a la amenaza cultural, de que “envenenan nuestra sangre”; también ha pasado de construir un muro, que lo tendría que pagar México, a una medida mucho más pragmática y económica, la de devolver a los migrantes irregulares extranjeros a México.

La amenaza del “cactch and release” (captura y libera) en México es mucho más peligrosa.

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