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Opinión

Puertas a ningún lado

Por: José Blanco

Silvia Ribeiro tituló su artículo del sábado pasado en estas páginas: “COP29: cómo empeorar la crisis climática”. Michael Roberts tituló su última contribución: “COP29: un fracaso frustrante”.

En la COP29 Kristalina Georgieva, jefa del FMI, dijo que 98 por ciento de la financiación del problema proviene de fuentes públicas, lo cual no es sostenible; clamó por la participación del sector privado. Roberts citando a Brett Christophers apunta que la rentabilidad de las inversiones en energías renovables es muy baja comparada con la de la producción de combustibles fósiles; las soluciones de mercado no funcionan.

El secretario general de la ONU convocó en septiembre pasado a una “Cumbre del Futuro” para reformar la “gobernanza mundial” y acordar un “Pacto para el Futuro” con compromisos sobre objetivos políticos y soluciones para alcanzarlos. La ampulosidad de las palabras apenas encubre la creciente inutilidad de los organismos internacionales, su apertura de puertas a ningún lado. La dilatada historia de esa incompetencia muestra que trabajan para nadie, sin que nadie se entere. Costosísimas reuniones en distintos puntos del planeta, en las que se encuentran los conocidos y amigos de siempre, de una gran cantidad de países, hablan en inglés, firman tremendos acuerdos internacionales y hasta la próxima.

Entre cientos, si no miles, de reuniones de la ONU y sus numerosas agencias, en 2015, 193 países miembros de la organización firmaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible con 17 ODS (objetivos de desarrollo sostenible), de los cuales los seis primeros son, nada menos: fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar, educación de calidad, igualdad de género, y agua limpia y saneamiento. Casi una década después, a escala mundial apenas 16 por ciento de las metas de los ODS están en posibilidad de alcanzarse en 2030, y el restante 84 por ciento muestra un progreso limitado o una reversión del mismo, según el Informe sobre el desarrollo sostenible de junio de este año.

La “Cumbre del Futuro” tuvo lugar los días 22 y 23 de septiembre pasado. El “Pacto para el Futuro” firmado inicia con esta fanfarria a todo tren: “Hoy prometemos el inicio de una nueva era para el multilateralismo. Las acciones que figuran en este pacto tienen por objeto garantizar que las Naciones Unidas y otras grandes instituciones multilaterales puedan hacer realidad un futuro mejor para las personas y el planeta” (énfasis de JB). Los compromisos firmados compendian 84 tesis rotundamente afirmativas y 56 acciones que conseguirán los objetivos declarados. Aunque, apenas en la tesis 18 se dice, gulp: “En 2015 resolvimos liberar a la humanidad de la tiranía de la pobreza, el hambre y las privaciones y sanar y proteger nuestro planeta. Prometimos que no dejaríamos a nadie atrás. Aunque hemos avanzado, el logro de los Objetivos Desarrollo Sostenible corre peligro. En la mayoría de los objetivos se avanza con demasiada lentitud o se ha retrocedido por debajo de la base de referencia de 2015. Se están esfumando avances en materia de desarrollo sostenible que costó años conseguir”.

No obstante, sin más, la Acción 1 del pacto dice: “Emprenderemos acciones audaces, ambiciosas, aceleradas, justas y transformativas para implementar la Agenda 2030, alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y no dejar a nadie atrás”. El pacto no dice cuándo será evaluada la consecución de sus objetivos, fecha en que nos propinarán un nuevo gulp.

La Acción 18 es sorprendente: “Consolidaremos y sostendremos la paz”. Mientras, han comenzado a explotar las bombas ATACMS gringas en territorio ruso y los misiles Oreshnik rusos en Ucrania, e Israel tapiza de bombas Gaza y Líbano y más allá; y la ONU está ocupada consolidando la paz. Más aún, la guerra civil en Sudán; el conflicto territorial en la región de Tigray en Etiopía, el conflicto en Myanmar (también conocido como el conflicto de Birmania); el conflicto en la región del Sahel, que involucra a Malí, Níger y Burkina Faso; los conflictos armados en el este de la República Democrática del Congo, destrozan a las poblaciones. Son 56 las guerras vivas en estos días. Y la ONU está consolidando la paz.

Es también del todo llamativo que 1) EU y algunos socios, 2) la Unión Europea y, 3) China y sus aliados, preparan en medio de la incertidumbre un mundo multipolar, o tres, cada grupo el suyo, cuyo resultado global será el que ninguno desea. En tanto, la ONU y sus agencias escriben cientos de páginas y toman acuerdos sin que el mundo real pueda hacerse oír en sus días fastos.

En 1972 el Club de Roma y el Massachusetts Institute of Technology publicaron el estudio Los límites del crecimiento. Dijeron que el capitalismo mundial viviría un colapso originado por el agotamiento de los recursos disponibles.

Ninguna civilización en la historia de la humanidad ha evitado el colapso; la nuestra no será la excepción. Cincuenta años después de ese estudio la economía mundial es cada vez más parecida a la prevista en 1972.

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