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Opinión

Propuesta migratoria del Banco Mundial, sus límites

Por: Ana María Aragonés

El Banco Mundial acaba de publicar el Informe sobre el desarrollo mundial 2023: Migrantes, refugiados y sociedades. Destacamos algunos de los planteamientos que abordan el fenómeno migratorio, uno de los desafíos más importantes y acuciantes del planeta, por lo que se sugiere “gestionar mejor la migración”. En el documento, se considera que uno de los factores detonantes de los flujos migratorios es la rapidez con la que están ocurriendo los cambios demográficos y, con ello, el envejecimiento de la población, no sólo de las naciones ricas, sino también de algunos de las de ingreso medio los que, se señala, “envejecen antes de convertirse en países ricos”, aunque aquéllos de bajos ingresos viven un auge demográfico. En este marco, se plantea la posibilidad de una competencia por los recursos humanos.

Para una correcta gestión de la migración, el informe sugiere tomar en cuenta dos conceptos: correspondencia, cuando las habilidades de los migrantes responden a las necesidades de la demanda en las sociedades de destino, y motivo, que en este caso es económico, modelo al que denominan como “migrantes económicos con alto nivel de correspondencia”, la cual determinará la medida en que los migrantes, las naciones de origen –a través de las remesas y las transferencias de conocimiento– y las de destino se benefician de la migración.

Los refugiados, protegidos por la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951, pueden tener o no correspondencia con el mercado laboral porque el motivo no es la búsqueda de una opción de trabajo, sino la protección de los países que, por el derecho internacional están obligados a otorgar. Las personas que sientan “temor fundado” no pueden ser regresadas a sus lugares de origen, las que corresponderían al modelo “refugiados con alto o bajo nivel de correspondencia”.

Hay un tercer modelo, “migración en situación desfavorable”, cuando los migrantes tienen un bajo nivel de correspondencia, no reúnen los requisitos para ser refugiados y se encuentran en una situación irregular y desfavorable. Estas personas enfrentan una situación en la que, en la medida que la regulación del ingreso es “prerrogativa de los países de destino”, se les puede aplicar la deportación y negar la entrada, lo que puede dar lugar a un trato inhumano.

Es decir que en estos contextos se difuminan los motivos (económicos o temor fundado) y la solución es deportarlos.

Como las políticas restrictivas generan costos para algunos territorios en tránsito, es importante que éstos se coordinen con los países de destino para enfrentar la migración desfavorable. México conoce muy bien la respuesta del país de destino.

El llamado del Banco Mundial es a hacer de la migración laboral una parte explícita de la estrategia de desarrollo de los países receptores.

Los trágicos flujos migratorios vividos en este siglo (“crisis migratoria” o “crisis humana”) corresponderían a este último modelo, para los cuales no hay más que la deportación y el bloqueo, sin plantearse siquiera posibles correspondencias o motivos que ameriten refugio, y que forman la migración desfavorable.

Las conclusiones del informe son que los responsables de formular las políticas en las naciones de origen deben gestionar activamente la migración para contribuir al desarrollo, es decir, hacer de la migración laboral una parte explícita de su estrategia de desarrollo, enseñar habilidades que sean muy demandadas en todo el mundo, mitigar los efectos adversos de la “fuga de cerebros”, proteger a sus ciudadanos mientras estén en el extranjero y brindarles apoyo cuando regresen. Filipinas (cuarto receptor de remesas) es el mayor exportador de enfermeras en el mundo desde hace muchos años; sin embargo, sus índices lo mantienen como país subdesarrollado.

Se trata de una propuesta que busca solucionar el problema estructural del envejecimiento de las naciones ricas incorporando recursos humanos “convenientes”, surtidos por el resto del mundo, y responde a las necesidades de la nueva estrategia proteccionista de los países capitalistas, particularmente Estados Unidos.

Desde mi punto de vista, se trata de una propuesta que profundizaría las asimetrías económicas y la dependencia, al tratarse de un modelo de trabajo exportador cuyos cuadros responderían a necesidades externas y no a exigencias de desarrollo interno. Es claramente una forma de subsidiar a los estados ricos en función de las diferencias del costo unitario laboral de los migrantes y porque sería el país de origen el responsable de la formación y educación de estos cuadros. A cambio recibirían remesas, importantes entradas de divisas que, no obstante, no generan progreso.

El Sur global tiene lo que le falta al Norte global: importantes recursos humanos a partir de los cuales se pueden y deben transformarse las condiciones de esta perversa dominación y dependencia, transitar hacia un nuevo mundo de igualdad, democracia y protección de los recursos naturales, lo que sin duda requiere nuevos alineamientos internacionales que pongan en el centro las decisiones soberanas.

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