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Opinión

“Por la realización plena ¿del hombre?”

Por: Valeria Valencia Zamudio

No podemos negar que el reciente cambio en el lema universitario de UABC obedece a una actualización conceptual acorde con los avances sociales de nuestros tiempos, en materia de igualdad de género.

En el lema original, “Por la realización plena del hombre”, el uso de la palabra hombre, como un término que designaba lo que era considerado como prototípicamente humano, era congruente con lo que en la antigüedad, o no hace mucho tiempo, se consideraba el ejemplar de lo humano: hombre. Así, es común encontrar ediciones de libros en todas las áreas del conocimiento en las que ‘hombre’ se utiliza para designar a la especie humana. Nos encontramos con expresiones como: ‘La historia del hombre’, ‘El pensamiento del hombre’ o ‘La psicología del hombre’,  reflejo de las relaciones y los roles de género presentes en nuestra sociedad hasta entonces. Las mujeres no teníamos un papel oficial en la historia, ni en la política, ni en la literatura; y ni se reconocía que las mujeres pensáramos o pudiéramos tomar decisiones propias sobre nuestro cuerpo, o para estudiar, viajar, tener pareja, o votar. Es decir, no podíamos hacer una vida autónoma, sin tomar en cuenta las opiniones de un hombre, éramos invisibles, al igual que otras identidades y expresiones de género.

Entre quienes se oponen al cambio de lema, hay quienes argumentan que el término hombre designa al género humano, y para ello, citan a la RAE. Yo diría que quienes aún piensan así, no se han actualizado, ni han visto, ni reconocen los cambios sociales en los que estamos inmersos, incluyendo la verdad histórica de que la RAE es solo una institución de la lengua, cuyo fin primario es registrar los significados de las palabras de la lengua española, una tarea rebasada por el uso de sus hablantes; una realidad lingüística inherente a todas las lenguas, las cuales existen al margen de las gramáticas y diccionarios que afanosamente creamos como artificios en su honor.

Pero si el uso de la palabra hombre como denominador de la especie humana, es realmente inofensivo ¿por qué causa tanto ruido el sustituirlo? Pues justamente el que un lema universitario de una institución cuyo objetivo es educar, fomentar el pensamiento crítico, promover la igualdad, la libertad y el respeto, resulta anacrónico el uso de ‘hombre’ para designar ‘humanidad’.

Si partimos de la premisa de que la lengua es acción y de que a través de la lengua reflejamos, compartimos y reproducimos las estructuras y jerarquizaciones sociales presentes en nuestra sociedad, toda desigualdad social, se hace presente a través de nuestro actuar por medio de la lengua. Aún cuando esa desigualdad esté tan normalizada, que no la notemos, se hace presente en la forma en la que nos comunicamos. Y así, en estos momentos en que estamos conscientes de la desigualdad de género en la que hemos vivido durante años, los ajustes lingüísticos, como el ocurrido en el cambio del lema de UABC, obedecen a ello. Ya P. Bourdieu y M. Foucault señalaban el rol de la lengua como acción social, y por ende, su rol en la reproducción de las inequidades sociales y relaciones de poder presentes; al continuar con el uso de términos invisibilizadores y estigmatizantes también condonamos la violencia.

Lo que más impresiona es la resistencia de muchas personas ante esta actualización en el lema universitario, y es así porque justamente forma parte de la batalla por un cambio social y su reflejo de ello en la lengua. Una vez que este se hace presente en la lengua, dicha desigualdad empieza a visibilizarse y llega para quedarse. Es verdad que hay otros asuntos relacionados que es urgente atender y que son indignantes e injustos. La lucha por la igualdad es necesaria en todos los frentes y abarca las esferas sociales implicadas en nuestra convivencia social, incluyendo las desigualdades económicas, políticas, culturales, familiares, relacionales y por supuesto, lingüísticas.

Nos encontramos ante una oportunidad para discutir asuntos que no necesariamente se reflexionan en todos los salones de clases. Y ahora que están sobre la mesa, tras la polémica suscitada por el cambio de lema, es importante que fuera del ámbito universitario sean un pretexto para cuestionar las jerarquías sociales que se han impuesto durante años.

Desde el activismo lingüístico, cuando se proponen cambios que emanan del cuestionamiento a las desigualdades, se busca visibilizar las problemáticas sociales en turno. Por ello se celebra la actualización en el lema, aun cuando falten problemáticas por resolver, ya que las instituciones empiezan a cuestionar las jerarquías sociales que promueven la inequidad. Si la universidad es congruente con los principios que propone,  el cambio en el lema, pone al centro la discusión de la jerarquización social del género.

En la incorporación de ‘ser’, para sustituir ‘hombre’, en el lema de UABC, podemos reconocer que el término no hace distinción de género. El ‘ser’ en su origen verbal latino alude a ‘la esencia’ y al ‘estar presente’; como sustantivo hace referencia a la existencia. Y es más congruente con la noción de realización presente en el lema universitario y al potencial que podemos desarrollar desde un punto de vista filosófico y existencial. Si otras propuestas lingüísticas son válidas, habrán de discutirse a partir de reflexiones críticas sobre el uso de la lengua, las ideologías institucionales que la promueven, así como las relaciones de poder que emanen de dichas propuestas.

La lengua no existe por sí sola. Como instrumento para comunicarnos tiene una función inherentemente social y como tal representa lo que somos. Hay otros contextos en los que se precisan cambios lingüísticos que cuestionen la forma en la que convivimos. Debemos seguir reflexionando sobre otras actualizaciones conceptuales que contribuyan a la eliminación de la desigualdad sistemática que prevalece en nuestra sociedad. 

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