Nearshoring: nombre nuevo para prácticas capitalistas viejas
En fechas recientes, empresarios y gobernantes, especialmente en el norte de México, han mencionado al nearshoring como una estrategia de inversión promisoria en la parte económica, dado las inversiones y empleos que esta actividad crearía en distintas partes del país. El nearshoring refiere al traslado de inversiones de Asia, aunque podría ser de otras regiones, hacia México, en especial la frontera norte para solucionar problemas económicos y logísticos que enfrenta la industria y los servicios a nivel mundial. Es decir, se trata de la movilización de capital, a través del traslado de empresas, de un espacio geográfico, en este caso el asiático, a otro (México), para eficientar costos y aprovechar las ventajas comparativas que ofrece la cercanía entre nuestro país y Estados Unidos. Mediante esta relocalización se pretende contrarrestar efectos como los acontecidos por el COVID 19, que frenó la cadena global de valor, como también eventos como la guerra comercial que mantienen Estados Unidos y China, en donde el incremento de tarifas arancelarias ha afectado la provisión de suministros a distintas industrias.
El nearsohoring también exalta el estar cerca de los centros productores, proveedores y sobre todo la cercanía con el mercado estadounidense. ¿Le suenan conocidos los argumentos? A quien escribe si, en los años cincuenta y sesenta, le llamaron deslocalización productiva, o nueva división del trabajo; para los años ochenta, China, Japón, Corea, abrieron plantas ensambladoras en la frontera, al amparo del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), para utilizar a la frontera como frontera de exportación, dado las tasas arancelarias de Estados Unidos, en los años noventa y hasta la actualidad, los tratados de libre comercio primero el, el Free Trade Agreement (FTA) entre Canadá y Estados Unidos, TLCAN, y ahora el TMEC, entre México, Canadá y Estados Unidos, han favorecido la movilización de empresas a lo largo del territorio de América del Norte sin problemas.
En los años noventa, también se inició, y se acentuaría en la primera década del siglo XXI, lo que fueron la instalación de proveedores cerca de nuevos centros de producción como San Luis Potosí o Querétaro, conformando lo que algunos denominan clusters, aglomeraciones o distritos industriales. La frontera pareció perder importancia. Algunos analistas señalaban que el avance en las actividades logísticas, infraestructura, comunicaciones, digitalización, no hacía necesaria la cercanía geográfica. En la actualidad, parece refutar esta idea y el espacio geográfico parece volver adquirir relevancia. Más bien había que decir que el uso del espacio siempre ha estado presente, la geografía industrial, ha sido más que relevante para entender esta movilización del capital, para el que no existen barreras para su movilización. Por su parte, como lo he expresado anteriormente el capital, especialmente el trasnacional, usa al territorio mundial como un gran campo de ajedrez donde mueve sus piezas para mantener su tasa de ganancia. El texto de David Harvey, Limits to capital, adquiere una relevancia central para entender la práctica del nearshoring.
Si bien la esencia de esta estrategia capitalista del nearshoring, la deslocalización geográfica, la enlaza a otras prácticas capitalistas, ¿Qué es lo nuevo? Un primer elemento, sería la relevancia de la logística, se busca abaratar los costos de las operaciones logísticas para darle rapidez y seguridad de las cadenas de suministro, que a pesar de eventos sociales y controversias internacionales éstas no se paren, además de facilitar una comunicación más directa entre los distintos participantes en esta cadena global en este aspecto la cercanía entre México y los grandes centros de producción y comercialización de Estados Unidos resulta central y por otra parte permitiría el surgimiento de actividades más calificadas que aprovecharan la abundante mano de obra calificada con que cuenta México, especialmente los ingenieros que pueden integrarse a distintas ramas industriales. Es decir, la posibilidad de un avance industrial, que han estudiado algunos analistas, y que actualmente son excepciones, podría generalizarse a un porcentaje mayor. Estas actividades incrementaran el dinamismo productivo, de los servicios y el comercio en las regiones que se instalen.
Sin embargo, el nearshoring nace con una marca de origen que ha acompañado a las otras prácticas de deslocalización, los bajos salarios. De hecho, en un artículo reciente de Mexico Industry (https://www.invest.mexicoindustry.com/en/article/nearshoring-to-mexico-advantages-and-savings-for-foreign-companies-1) se menciona que una parte de importante de las inversiones que están o estarán llegando debido al incremento de salarios en China, los cuáles se duplicaron entre el 2008 y el 2019. Incluso la primera ventaja que se marca para los inversionistas es los salarios más bajos en México que en China (4.45-5.51 dólares la hora respectivamente), además de que actividades de logística son también más baratas. Ciertamente, los salarios ofrecidos por estas nuevas inversiones pueden ser mayores, pero con una brecha importante con sus países de origen o con los países en donde anteriormente se asentaron. Los empresarios nacionales también han comenzado a protestar por esta situación argumentando que la posibilidad de ofrecer salarios más altos está afectando a otras empresas locales, incluso se ha mencionado que se está registrando un canibalismo laboral para obtener trabajadores lo que está afectando la situación económica de algunas ciudades fronterizas, (https://www.forbes.com.mx/nearshoring-trajo-canibalismo-laboral-industria-requiere-1-millon-de-empleados-canacintra). Esta práctica no es novedosa se ha registrado por décadas en ciudades como Ciudad Juárez.
Finalmente, otros analistas también han marcado que el nearshoring conserva otra característica, inherente a la movilidad del capital, es una inversión temporal, no puede considerarse como una estrategia a largo plazo, dado que etapa basada en el ahorro de costos, en cuanto se encuentren otras alternativas, estas inversiones se cerrarán como ha acontecido con cientos de plantas, no solo en México, sino en Estados Unidos y Canadá. Así pues, antes de exaltar y promocionar al nearshoring como una panacea para la atracción de inversión extranjera y la creación de empleos, los gobiernos y empresarios locales y estatales, principalmente los norteños y del centro del país, deberían de hacer un balance objetivo de ventajas y desventajas de esta inversión y sobre todo incluir en esta evaluación los costos laborales y sociales que puede acarrearles en espacios que persisten rezagos urbanos, laborales y sociales fuertes que no se han podido solucionar, y en donde el apartado laboral está siendo evaluado con lupa por instancias comerciales e internacionales.