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Opinión

Musikfest Berlín 2022

Por: Juan Arturo Brennan.

Se lleva a cabo en estos días el asombroso festival Musikfest Berlín 2022, cuya oferta central (pero no única) es la presencia de numerosas orquestas invitadas en la Philharmonie de Berlín, con directores, solistas y repertorios de primer orden. Entre esos conciertos sinfónicos destacan los que la orquesta de casa, la Filarmónica de Berlín, ha incluido en la programación del festival.

Es probable que la presentación más interesante hasta ahora, por motivos musicales y políticos, haya sido la de la Orquesta Filarmónica de Odessa (OFO). Bajo la dirección del músico de origen venezolano Hobart Earle.

La OFO propuso un programa abundante en música de compositores ucranios. De dos de ellos, Myroslav Skoryk y Mykola Lysenko, se escucharon piezas más relevantes por asuntos extramusicales que por su contenido sonoro. Sin embargo, el punto culminante de este concierto fue la ejecución del Tercer concierto para piano, titulado Ave María, de Alemdar Karamanov. Obra extensa, ambiciosa y de atractiva y rara expresividad, este concierto fue interpretado con convicción y autoridad admirables por la pianista Tamara Stefanovich. Más conocido por sus numerosas sinfonías, muchas de ellas con asociaciones abiertamente religiosas, Karamanov es un compositor al que vale la pena revisitar.

Otro concierto de alto octanaje fue el ofrecido por la Orquesta de la Academia Nacional de Santa Cecilia, dirigida por Antonio Pappano. El conjunto italiano ofreció un inicio fulgurante con una interpretación intensa y abundante en colores instrumentales de esa joya que es la versión para orquesta de cuerdas de la Noche transfigurada, de Arnold Schoenberg. Y en la segunda parte, una obra que uno tiene que mirar y escuchar una vez en la vida (y no más) por disciplina: el monstruoso, complicado e indescifrable Concierto para piano (con coro masculino final) de Ferruccio Busoni. Una hora y cuarto de música enredada, hermética, solemne, que parece estar construida con una sucesión interminable de laberintos sin salida y, sobre todo, con cualidades estéticas poco atractivas. La interpretación del pianista Igor Levit, de muy alto nivel, no logró dar brillo a una música que es densa y opaca de origen.

Mucho más interesante, en cambio, la presentación de Lahav Shani al frente de la Orquesta Filarmónica de Rotterdam. De inicio, el director israelí hizo una versión intensa y concentrada de las formidables Atmósferas de György Ligeti, para ser escuchada una y otra vez. De inmediato, una bienvenida novedad: la Sinfonía no. 2 del neerlandés Willem Pijper (infrecuentemente escuchado fuera de los Países Bajos), obra potente y expansiva escrita para una orquesta enorme, y que ofrece muchas satisfacciones, si se le escucha con atención.

En el Musikfest Berlín se han presentado no solamente agrupaciones europeas. Fue invitada también la Orquesta de Cleveland, conjunto que pertenece a las coloquialmente llamadas Cinco Grandes de Estados Unidos, y que, para su destacado nivel, merece un director más flexible y comunicativo que Franz Welser-Möst. Junto con música de Schubert, la Orquesta de Cleveland armó un programa con la bienvenida presencia de las partituras Verwandlung 3 y Verwandlung 2, del compositor alemán contemporáneo Wolfgang Rihm, una presencia importante, y que dice cosas importantes en el ámbito de la música de hoy. Aunque la ejecución de ambas obras fue muy buena, ni la orquesta ni el director parecieron estar muy cómodos con esta música, a diferencia de otras orquestas del Musikfest, evidentemente más comprometidas con explorar repertorios poco convencionales.

A su vez, Simon Rattle y la Orquesta Sinfónica de Londres presentaron un programa vasto y variado, que incluyó la robusta y muy reciente partitura Sun Poem de Daniel Kidane, y un par de lecturas admirables de la suite de El mandarín milagroso de Bartók y de la Séptima sinfonía de Sibelius.

Y un largo etcétera para el que ya no tengo espacio. Quedan todavía algunas sesiones de este sabroso banquete que es el Musikfest Berlín 2022, pero lo más interesante es que después de ser transmitidos, los conciertos grabados quedan disponibles por un número limitado de días para ser revisitados. Valen mucho la pena. La información y los datos duros, en esta liga: https://mediathek.berlinerfestspiele.de/

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