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Opinión

Manual para fascistas ingenuos

Por: Rael Salvador

1. No hay que creer a quienes siempre hablan por otros, haciendo apología de ecos, fetichismo argumental que constituye el periodismo simplista, donde la facilidad verbal o escritural de la acusación, carente de probidad, pretende pasar por definitiva.

2. En el mercado de los hechos sociales, uno puede servirse de la palabra, mas la palabra política, como es sabido, siempre oculta sus intenciones: sobre todo para engañar al cliente necesitado y convencerlo de la oferta ideológica.

3. El adversario, a lo largo y ancho del planeta, instala su propia cadena de sobrevivencia: la ideología contraria.

4. Por si no se sabía, la investigación histórica al servicio del periodismo de investigación puede utilizar como método la comparación, por decir algo, en contra de la superstición de ambulantaje ideológico: así la pseudociencia no le daría la razón a los necios de oficio y las fuentes no se secarían en los anaqueles de las hemerotecas y las bibliotecas.

5. Para abrir un diálogo inconducente, donde los muertos dicen que hablan y los vivos muy vivos se pasan de palabras, basta y sobra con las religiones.

6. Una cosa es ser un creyente convencido y otra un convertido en creyente. Entre uno y otro, media la pureza moral de la educación: ningún grado de convencimiento, en relación a ciertas creencias, las convierte en conocimiento.

7. Anclado a una idea, cualquier fascista desconocido llega al fondo de una ilusión rotunda, para convertirse en una persona genocida.   

9. En la patología política, un acto de fe convierte la ginecología en psiquiatría, lo mismo que la probabilidad de “uno” en la seguridad de 300.

10. Confundiendo los géneros del oficio, la credibilidad o verosimilitud jamás estará sujeta a esa especie de periodismo de dados cargados: una cosa es la opinión personal, otra el reportaje, muy otra la “columna de publicidad”.

11. Para ejercer una ideología sin concesiones, hay que ser un hombre sin contradicciones: no se puede criticar a la oposición con la evidencia de satisfacerlos.

12. El rencor no es una política, sino un estado de ánimo.

13. La realidad es el terreno fértil de los hechos, así como el “complot” la imaginación exaltado de los echados.

14. Buscar un análisis a profundidad no es lo mismo que encontrarlo.

15. Tras la capa inorgánica del lenguaje, existe una lama productiva que se llama ideología y que muchas veces se confunde con la ciega “fe” religiosa, pero que igual no permite observar con claridad la matriz encargada del producto.

16. Así como un político es un sacerdote disfrazado de civil, es decir un demagogo que hace de su ideología una payasada religiosa, un apologista de su “verdad” no es otra cosa que un diletante que desea hacer responsable al periodismo de sus propios y generosos dotes de ficción. 

17. La ficción histérica es un terreno de señoritas históricas, donde la furia de las subjetividad —larga trenza de oro metafórico— impone su lógica suprema.

18. Efecto de realismo: ofrece la impresión de que la realidad se narra a sí misma, causando la ilusión de “realidad”.

19. Así como la razón adviene en el espacio de la ética, el fascista nace en el tumulto de una sola idea: los “impuros”, como enemigos a vencer. 

20. Para el dolor la felicidad es un veneno.

raelart@hotmail.com

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