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Opinión

Los de abajo | Bosque El Nixticuil lleva 17 años bajo el fuego

Por: Gloria Muñoz Ramírez

“Una alarma. Ya no había más luz de día, sólo la del bosque ardiendo. La luz de las lámparas en nuestras cabezas se fundía con la de las llamas grandes que nos indicaron el camino para entrar. Junto a mucha gente que vive alrededor de la cañada, y otros compañeros brigadistas, corrimos a apagar el primer fuego mientras alguien más, escondido en la oscuridad de la noche, regaba lumbre en otros lugares del bosque y sembraba desesperación y rabia en nosotros… Amo cada planta y cada bicho que te habita.

Quiero ser siempre una habitante digna de ti, bosque Nixticuil de mi corazón”, escribe Sofía, defensora de la naturaleza, mujer que pone el cuerpo entre la lumbre y la vegetación amenazada. Ella, la apagafuegos y sembradora de vida, es criminalizada, junto a otros de sus compañeros del Comité Salva Bosque, por ocuparse de cuidar el espacio verde más grande de la zona norte de Guadalajara y denunciar a las empresas devoradoras.

El Comité en Defensa del Bosque El Nixticuil lleva 17 años bajo el fuego, literal y jurídico. Desde 2005 detectaron los incendios en el bosque provocados por diversas empresas inmobiliarias y, tal cual, se pusieron a apagarlos. Durante más de tres lustros se prepararon como bomberos y bomberas autónomas, como reforestadores y cuidadores de especies forestales endémicas, lo que amenaza los intereses de quienes encienden las llamas de la especulación, ponen lozas de cemento sobre el arbolado y ofrecen una residencia en medio de un pulmón.

Casi por casualidad, los integrantes del comité se enteraron de que en la Fiscalía General de la República (FGR) existen al menos dos carpetas de investigación contra seis personas del colectivo, abogados y aliados. La denuncia, avalada por la red “Todos los Derechos para Todas y Todos”, refiere que las empresas inmobiliarias hacen uso de las instituciones de justicia para amedrentar y criminalizar a los defensores.

Ni Sofía ni el resto del comité imaginan una vida sin el Nixticuil. De hecho, no la hay, ni para ellos ni para cientos de especies de animales y plantas o para las últimas zonas agrícolas de Zapopan. Ni para nadie. Es impensable el ejercicio de la acción penal en su contra, pues no están solas.

Desinformemonos.org

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