Libros de texto e interés superior
La jueza Yadira Medina Alcántara emitió un segundo ultimátum a la Dirección General de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública y a la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) para que frenen la impresión y distribución de dichos materiales en tanto no acrediten que sus contenidos concuerdan con los planes de estudio, además de que fueron consultados con los gobiernos estatales y especialistas.
La sentencia de la integrante del juzgado tercero de distrito en materia administrativa en la Ciudad de México responde a un amparo interpuesto por la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), organismo de ultraderecha que una vez más busca sabotear las políticas educativas del gobierno federal.
En un sentido más profundo, el fallo de Medina Alcántara se inscribe en una doble campaña cuya finalidad última es dinamitar el proyecto de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) e impedir a las autoridades cumplir con su mandato de actualizar los programas de estudio y proveer a niños y jóvenes de las herramientas pedagógicas precisas para su desarrollo intelectual, profesional, emocional y humano.
El primer brazo de este golpeteo político proviene de organizaciones de ultraderecha como la propia UNPF, que por décadas se han opuesto a cualquier perspectiva progresista en las aulas y hasta la fecha mantienen un cerril rechazo a la educación sexual integral, la laicidad, los enfoques científicos en temas que entran en contradicción con el fundamentalismo católico, la crítica al sistema económico vigente y, en general, a la modernidad, la tolerancia y la solidaridad.
Sea por coincidencia con esos antivalores cavernarios o por su determinación de contrariar sistemáticamente al gobierno federal, los medios de comunicación corporativos, la élite académica y la comentocracia se han sumado con entusiasmo a la cruzada de estas organizaciones ultramontanas contra el cambio curricular.
El segundo brazo de la campaña de desinformación y estigmatización contra los libros de la NEM es movido por la industria editorial, ramo que encontró una mina de oro en los libros de texto que la Secretaría de Educación Pública (SEP) distribuye de manera gratuita entre los estudiantes como parte de su deber de hacer efectivo el derecho a la educación.