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Opinión

Las ciudades de la frontera norte y el fracaso en el diseño de los sistemas de transporte masivo tipo BRT

Por: Dr. César M. Fuentes Flores | Voces de El Colef

En 2016 el CICT cuestionaba el caos vial provocado por los carriles confinados del SITT. Foto CICT / archivo

Dr. César M. Fuentes Flores | Voces de El Colef

Las principales capitales del mundo y de América Latina han buscado generar alternativas de movilidad sostenible para su creciente población, y han implementado una gran diversidad de alternativas de transporte, entre los que se encuentran Metro, tren ligero, cable bus, transporte público masivo tipo Bus Rapid Transit (BRT), etc. En este marco, las ciudades de la frontera norte de México, aunque han llegado tarde a este proceso, también buscaron adherirse a esta tendencia mundial, debido a la problemática que enfrentan por su rápido crecimiento urbano y a la necesidad de mejorar su movilidad. Una característica de estas ciudades es la mala calidad del transporte público y el uso intensivo de vehículos motorizados particulares, que generan problemas de congestionamiento vehicular, contaminación del aire y accidentes. Por lo anterior, se ha buscado implementar distintas opciones para mejorar la movilidad, una de ellas es el transporte público masivo tipo BRT, sobre todo en las dos ciudades más grandes de la frontera norte: Tijuana y Ciudad Juárez.

En Tijuana el gobierno municipal en 2008 inició con las gestiones para integrarse a un programa de apoyo a transporte masivo, mediante la construcción del llamado Sistema Integral de Transporte (SITT), bajo la conducción del gobierno federal. El proyecto continuó avanzando y en 2012 inició su construcción. En 2016 con una inversión de 2,800 millones de pesos se puso en marcha y se proyectó que el SITT transportaría a 118 mil personas, pero no se logró la meta y el proyecto terminó en 2021.

De manera paralela, en Ciudad Juárez en 2013 se implementó el sistema de transporte masivo tipo BRT a cargo del gobierno del estado y una primera etapa incluyó una ruta troncal que comunicaba el centros histórico con el sur de la ciudad. En 2021 el gobierno estatal en turno, amplió la ruta en 15 kilómetros con una inversión de 1,000 millones de pesos. Sin embargo, no la concluyó y fue retomada por la actual administración estatal y en el 2022 inició la etapa preoperativa, pero la demanda de usuarios se ha mantenido baja, lo que pone en riesgo su factibilidad financiera.

Pero ¿qué factores han contribuido al fracaso del sistema de transporte masivo tipo BRT en las dos ciudades fronterizas?. Las explicaciones en ambas ciudades tienen particularidades, pero un elemento común son fallas en el diseño, operación y funcionamiento de la ruta troncal y las rutas alimentadoras. Un buen diseño de una ruta troncal debe de considerar como elemento central, que a lo largo de la misma exista la suficiente densidad de población que demande viajes a lo largo de la ruta.

En el caso de Tijuana, no había suficientes estaciones de transferencia desde y hacia las rutas alimentadoras transversales. Desde el inicio de la ruta troncal, los autobuses alimentadores nunca tuvieron suficientes pasajeros; una razón de la baja demanda fue que no se implementó un solo pago para viajes con más de un modo de transporte (Alegría, 2023).

En el caso de Ciudad Juárez, los obstáculos para el éxito del sistema de transporte masivo tipo BRT fueron prácticamente los mismos, sobre la convergencia de rutas alimentadoras que se conecten con la ruta troncal. Además, de que a las personas usuarias del transporte se les vende una tarjeta prepagada con un costo de 50 pesos, para 3 viajes con un saldo de 24 pesos equivalente a tres viajes y sin la posibilidad de usarla en otro modo de transporte. Asimismo, el proyecto presentó fallas de tipo operativo entre las que se incluyen la falta de un estudio de afectaciones viales las cuales provocaron alrededor de 500 incidentes de tránsito en la ciudad. A lo anterior se le agrega la resistencia de los concesionarios de las rutas de transporte público a transitar hacia sistemas de transporte masivo eficiente, mediante la compra de unidades nuevas y la capacitación de su personal.

Las fallas de diseño y en la operación del sistema de transporte masivo, ocasionan que la ciudadanía rechace este tipo de proyectos, ya que se piensa que en lugar de mejorar la movilidad en las ciudades, son un obstáculo a la misma al ocupar carriles de las principales vialidades. Lo anterior, provoca que los residentes de las ciudades prefieran continuar usando sus vehículos particulares, con el consecuente incremento del número de vehículos circulando y sus impactos en términos de emisiones, congestionamiento y accidentes.

En resumen, se puede señalar que el fracaso de estas dos experiencias de movilidad sostenible está relacionado, con la falta de cuadros técnicos a nivel municipal y estatal que puedan llevar a cabo los estudios necesarios, para asegurar el éxito de los próximos proyectos de movilidad que emprendan.

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