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Opinión

Isegoría | ¿Por dónde vamos?

Por: Sergio Gómez Montero*

Espera que la sombra le devuelva
su herencia de esperanza
su antiguo mapa transparente

M. Vieira: “Paz”

Debe considerarse que luego de cerca de tres años de ejercicio no debiera haber dudas, ya, de cuál es el rumbo del gobierno actual del país. El régimen de transición que se vive, cada vez más se inclina por el camino elegido y no quiere que nada ni nadie (particularmente dentro del gobierno) cuestione ni modifique la ruta trazada. Lo cual, históricamente hablando, es parte de una tradición de gobierno que hoy ejemplifican con claridad los regímenes de Maduro en Venezuela o el de Ortega en Nicaragua. El primero para bien; el segundo, quién sabe.

Pero, ¿entre nosotros qué está pasando, hacia dónde va la transición? Los regaños y enojos últimos del Presidente contra la clase media (así, en general) y que se ubican en el contexto de las derrotas sufridas por Morena en la ciudad de México, ratifican precisamente el rumbo de la transición: ella va, sólo, en contra de corrupción e impunidad y no quiere, de ninguna manera, modificar para nada la organización del país para alcanzar esos fines, que se consideran básicos y suficientes como programa de gobierno. De allí entonces, pues, el por qué seguir adelante, dentro del marco genérico mencionado, tratando de negociar con tirios y con troyanos (aunque entre ellos se den en la madre) para sacar adelante a la Nación, aunque sectores de ambos bandos (en particular de los conservadores) hagan todo lo posible para que el régimen de la 4T ya no siga adelante, metiéndole cada que pueden zancadillas y haciendo todo lo posible para que dicho régimen termine y de nuevo, dicen ellos, renazcan las migajas de privilegios que en años recientes anteriores disfrutaron precisamente las clases medias (y más que nadie ellos) y que, al verlos hoy limitados tanto por enfermedad como por economía, se sienten profundamente decepcionadas (cono decepcionados están más que nada los conservadores).

Estrategia destinada a preservar, en lo esencial, la paz de la Nación, ha venido funcionando con limitantes e inconformidades, pero demostrando en la vía de los hechos que tal forma de gobierno hasta hoy ha sido eficaz, con las limitantes que ella conlleva, haciendo que la transición se prolongue hasta el tiempo de las calendas y sin saber, nunca, si dicha transición podrá resolver algún día las profundas contradicciones de clase que desde muchos años atrás son características de esta Nación y que se expresan en todos los terrenos de la producción: las fábricas, el campo, las oficinas, los barrios y las ciudades. Quién sabe si estrategia correcta o errónea, pero ella, hasta hoy, le ha permitido al gobierno salir adelante sin conmover en lo esencial las estructuras de la Nación, más allá de las mencionadas inconformidades de las clases medias, en particular las de la ciudad de México, que ya provocaron conmociones en las elecciones recién realizadas y que pueden crecer en el futuro inmediato.

Es decir, o la política actúa para consolidar la transición o la falsa democracia electoral puede, en el futuro inmediato, pasar la cuenta. Es tiempo, debe considerarse, de que el régimen de la 4T haga algo.

*Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
gomeboka@yahoo.com.mx

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